Ocho con Ocho: Los soñadores de gloria Por Luis Ramón Carazo.


Hace bastantes años, en una reunión, alguien que conoció a uno de las personas económicamente más ricas de México, en los años cuarenta y cincuenta, Aníbal de Iturbide y denominado en sus cartones por el caricaturista Abel Quezada: Gastón Billetes. En tertulia hablando de toros, nos platicó que a la pregunta de un periodista al mencionado: ¿Por cuál motivo daría la mitad de la fortuna? La respuesta del millonario fue contundente: “con gusto daría la mitad de fortuna por ser novillero puntero”

Tal vez se pensaba Don Aníbal, lo que representaba en aquella época de los cuarenta del siglo pasado, ser uno de los Tres Mosqueteros: Rafael Rodríguez, Jesús Córdoba o Manuel Capetillo que, con el D’Artagnan: Paco Ortiz quienes solos o en conjunto, provocaban ilusiones y grandes entradas en La México.

Fama, prestigio, reconocimiento, que entre otros es lo que provocaba colocarse en el pináculo, entre los que aspiraban a convertirse en, las probables figuras del mañana y por lo pronto serlo en el escalafón anterior, era un logro mayúsculo. Tanto que para un gran aficionado le bastaba serlo, para dar gran parte de su pecunia a cambio.

Hace poco en un texto muy bien estructurado, Mary Carmen Chávez Rivadeneyra, reflexiona sobre el tema e incluso tuve oportunidad de platicar con ella y reconocer mi desconocimiento del porqué, el 1 de agosto es el día del novillero en México y desde cuándo, se inició la costumbre de celebrarlo.

Desde hace algunos años, la preparación de los novilleros se ha estructurado en escuelas, en los países taurinos, en las que se les trata de dar una formación integral a los aspirantes, tanto en el toreo como en otros aspectos que lo complementan de manera diferente, a la formación individual por medio de un maestro, que se encargaba generalmente de uno solo.

Existe alguna polémica de cuál, es la mejor vía para preparar el presente del futuro y recuerdan que el método antiguo, propició una cantidad más variada de toreros que la que hoy en día apuntalan las escuelas.

Lo que es cierto que surgen muy buenos prospectos, sin embargo, poco eco tienen en la taquilla y el número de festejos lo refleja en los países taurinos, en donde los eventos de preparación son un costo y es triste ver el alejamiento que existe hacia esfuerzos, como el que se realizó recientemente en La Florecita, en el estado de México, dónde el serial de novilladas se suspendió, después de la primera, por el tema de la pandemia y seguramente otro tanto tristemente por la poca asistencia que tuvo la celebración inaugural.

Entre los primeros del escalafón en México, se ubican Enrique de Ayala, Mirafuentes de Anda y Emmanuel Cuenca y entre otros Isacc Fonseca y Arturo Gilio, en España tratan de prepararse con la mira puesta en la alternativa a futuro, sabedores que la mejor manera de madurar, es toreando.

Voltear a ver a los que vienen formándose, cuando por alguna razón el público no lo hace, es de tomarse en cuenta, porque los que vienen detrás serán o no las figuras del mañana y si no logran tomar vuelo en su etapa formativa, no es buen augurio en el proceso de sucesión que en la vida y en el toreo, son mandatorios.
Recién pasado el día del novillero, me pareció importante reflexionarlo y entre tantos otros temas pendientes, tomarlo en cuenta, me parece prioritario y como las soluciones no las veo claras, creo que entre todos tendremos que hacerlo y que no nos quede como un pendiente, que pasa factura y no hacemos algo al respecto. De que hay prospectos, los hay, de que sean populares, no, eh ahí el dilema.

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