Huamantla: Triunfo de Valadez y fracaso de José Adame.

Leo Valadez. Foto Instagram.

Un festejo plomizo y por momentos pesado fue lo que se vivió ayer en Huamantla por el mal juego del ganado y que de no ser por la actitud y entusiasmo que ponen Leo Valadez y Silveti en sus actuaciones, el festejo hubiera carecido del más mínimo interés.

Y es que el encierro de Villa Carmela ha sido una guía práctica de mansedumbre para iniciados y para colmo al final de la lidia del borreguno encierro, un chalado o palero de esos que nunca faltan, pensó que era buena idea que el hijo del ganadero paseara en hombros junto a los triunfadores del festejo.

Por Juan Carlos Valadez – De SOL y SOMBRA.

El festejo en términos ganaderos fue una ruina, porque los de Villa Carmela (desiguales de trapío y pesos) con su declarada mansedumbre, manifestada en la suerte de varas y muy patente en su descastada actitud en el último tercio, arruinaron el festejo. Pero ya sabemos que cuando José Adame se anuncia en un cartel, lo normal es que salgan este tipo de reses sosas, sin celo y deslucidas.

José Adame es un torero joven de edad, sin embargo se le ve cansado, sin muchos ánimos, frío y lo peor, sin firmeza. Ayer a su primer toro le pego cualquier cantidad de pases con la muleta y no dijo nada. Siempre abusando del pico y del toreo perfilero, señalo un bajonazo con la espada y un generoso juez de plaza le regaló una oreja que fue protestada. Era mucho premio para una faena de corto metraje.

Con su segundo tampoco se confió, reservado con el capote toreó despegado con la muleta, abusando del pico y con poca ligazón. Seguramente todos esos muletazos están ya borrados de la memoria de todos los presentes. Al final de su labor se retiró bajo un silencio sepulcral.

Pegar pases y torear, en opinión de algunos taurinos modernos, son un mismo concepto. Sin embargo en la tauromaquia no lo son, pero este divorcio entre taurinos y tauromaquia constituye un viejo problema siempre. Diego Silveti es un torero que pone mucha voluntad en sus actuaciones, que tiene firmeza y porte. Incluso ayer toreó decorosamente al tercero de la tarde y al sexto le pego también una buena cantidad de pases. Cuantos pases cabe imaginar dio Silveti en Huamantla, incluídas unas gaoneras, todo para que se le entregara el público, pero el público nunca dijo esos olés largos que calan hasta los huesos, ni cayó en extasis con el torero guanajuatense, aún cuando a su segundo lo mato de una gran estocada. Se lo agradeció con una oreja por toro y eso fue todo. A Silveti quizá le quedará la incógnita de por qué no se le entregaba el público, a pesar de los pases irreprochables que llegó a pegar.

Diego Silveti. Foto Cuatephoto.

Frente a los veteranos fue Leo Valadez quien más carne puso en el asador, en su papel de aspirante a la gloria. Anduvo variado con el capote con su primero, mientras que con la muleta se manejó muy por encima de la absoluta falta de celo del toro. El astado se rajo a mitad de la faena, pero Valadez nunca ceso en su intento de arrancar palmas del tendido pegado a tablas. Falló con la espada y se retiró entre algunas palmas.

Con el septimo fue prácticamente la misma historia, un inicio vertiginoso en los medios con algunos pases de una suavidad y un temple impecables; incluso de sabor clásico. La segunda parte de la faena por la mansedumbre del astado fue en tablas, en donde se jugó el físico en unas temerarias dosantinas. Acertó con la espada y le dieron las dos orejas.

Si olvidamos la vulgaridad de sus pares de banderillas y el desacierto con la espada en su primero, la actuación de Valadez merece ser calificada de importante, por esa lidia trepidante al séptimo toro, pero también por la que dio al cuarto, manso y huido, al que enceló y dominó con la hondura de su toreo.

Es decir, que el “modesto” les dio a los veteranos con quienes alternaba un baño en regla. Especialmente a José Adame quien ayer estaba incapacitado para competir con un torero de verdad.

Abrió el festejo el rejoneador Fauro Aloi con un novillo de Pozo Hondo al que le corto una oreja.

VILLA CARMELA / ADAME, SILVETI y VALADEZ

Seis toros de Villa Carmela, desiguales de trapío y pesos, que compusieron un lote manso en varas, muy descastado en el último tercio y un novillo de Pozo Hondo para rejones que tuvo calidad.

El rejoneador Fauro Aloi: Oreja.

José Adame: Oreja con protestas y silencio.

Diego Silveti: Oreja y oreja.

Leo Valadez: Palmas y dos orejas.

Entrada: Lleno del aforo permitido por las autoridades. Al final del festejo pasearon en hombros a Leo Valadez y Diego Silveti junto al hijo del ganadero de Villa Carmela.

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