Ocho con Ocho: Don Alberto nos entristece: Gilio, promete; Aguilar, arremete; Andrés, arrasa; en fin, de semana monumental, de aniversario.

Por Luis Ramón Carazo.

El 2 de febrero partió a la Gloria, una de las personas que mayormente contribuyeron e invirtieron, para mantener vigente el mundo del toreo. Desde niño Don Alberto Baillères González, asistió a las corridas de toros del Toreo de la Condesa -hoy Palacio de Hierro Durango- muchas veces con el chofer, a quién le compraba el boleto de sol general, para él, pasar de gratis y le quedaba para su refresco.

En aquella época hasta cierta altura, los niños acompañados de un adulto, así solían asistir.
Su afición lo llevó desde muy joven a convertirse en empresario, ganadero, apoderado en México y posteriormente en España. Con una pesada agenda de trabajo, siempre le dedicó muchas horas a su afición con el fin, de preservar una tradición, parte integral de su querido México.

Mucho le vamos a extrañar y a su familia la abrazamos con gran cariño. Al ver la soledad del palco ganadero el 5 de febrero, cuando lidiaron dos de sus ganaderías, se estrujaba el corazón, a quienes tuvimos la suerte de tratarlo y no podíamos creer que él, no estuviera físicamente presente. Él dolor reflejado en el rostro de su hijo Juan Pablo -su compañero de mil andanzas taurinas- solo, en el palco ganadero y el del resto de su familia; su esposa, hija, hijos y nietos, no se lo puede uno, ni imaginar, lo sentimos mucho.
Sin embargo, el mismo diría al toro y empiezo por la novillada de Nuñez del Olmo, que se lidió el 4 de febrero por la noche y que en conjunto resultó buena, con codicia, bien presentada.

Los astados de los que es socio, Mario del Olmo, rival en los ruedos de Arturo Gilio papá, propiciaron el elemento principal, para una muy destacada actuación de su hijo del mismo nombre, que arrasó y cercano estuvo de recibir como premio el rabo del sexto novillo, situación que no acontece desde 1987, en La México. Vuelta al ruedo en su primer astado y dos trofeos fueron su recompensa, además, de irse en hombros de la entusiasmada afición que percibe en el lagunero, un torero de altos vuelos.

Sus compañeros de cartel: Alejandro Adame y Julián Garibay, no encontraron la manera de aprovechar a un muy buen encierro poblano, que hizo su debut en el coso capitalino.

El 5 de febrero de 2022, aniversario 76 de la inauguración de La México, astados de San Miguel de Mimiahuápam y Begoña. Los primeros cinco dejando que desear, situación que cambio con el sexto y correspondió al torero que recibió la alternativa, Miguel Aguilar, con uno de Begoña y el séptimo de regalo de San Miguel de Mimiahuápam. El sexto de Begoña, más completo que el séptimo en cuanto a calidad en la embestida.

Permitiendo así que, Miguel obtuviera dos trofeos y El Juli por fallas en el acero, saliera sin botín; pero con el reconocimiento popular por una faena de gran mérito, de entendimiento y técnica en la lidia.

Ambas ganaderías lidiaron con divisa negra, en recuerdo a su criador, lo cual fue muy atinado.

Miguel nos dio la impresión de soltura, de discernimiento de la lidia, de valor a toda prueba que, presagian para su carrera bisoña, augurios. El Payo se rifó el físico en el quinto de la tarde, pero, entre protestas buenas, recibió un trofeo que, dignamente al escucharlas, entregó a su cuadrilla antes de darse la vuelta al ruedo, al culminar su trasteo.

El 6 de febrero, hubo en el clima amenaza de lluvia y Roca Rey se llevó el gato al agua, al realizar lo que, a mi entender, ha sido -además de su actuación hace algún tiempo con un toro de Jaral de Peñas- de las faenas más rotundas, ante el conclave capitalino que, por novena vez en su carrera, le vimos actuar en La México.

Serio, entregado, arriesgado aprovechó a cabalidad las cualidades de su primer astado, de La Estancia, un toro que, si bien desbordaba fijeza y nobleza, pasaba muy lentamente, haciendo más dramática la faena de muleta. Gran estocada y dos trofeos que, le catapultaron a la salida en hombros al final del festejo.

Héctor Gutiérrez, estuvo con gran aplomo, a pesar de su poco rodaje como matador de toros, sin embargo, las fallas con el acero le privaron de recibir algún trofeo, mismo que si conquistó quién, este año cumple quince años de haberse ungido matador, Joselito Adame. José estuvo muy bien en el segundo de su lote e incluso puso banderillas. Variado con el capote, reanudó la buena relación -un poco perdida- con la afición capitalina.

Queda como anécdota la despedida, vestido de luces del gran picador César Morales, quién sin actuar por orden médica, dijo adiós a su profesión con una emotiva vuelta al ruedo, en la que seguramente rememoró tantas brillantes actuaciones en el ruedo de La México, ya imposibles para él, por una lesión en la columna vertebral. Nombre para historia de los de a caballo.

El próximo sábado, para conmemorar cien años de Rancho Seco actuaran; Juan Fernando, Juan Luis Silis, Gerardo Adame, Diego Sánchez, Gerardo Rivera, a las 6 de la tarde. El domingo 13 de febrero, novillos de Villar del Águila: para Juseff Hernández, Eduardo Neyra y José Alberto Ortega. El 20 cierra el serial Barralva, con Arturo Macías, Fermín Rivera y quién, sustituirá a José Mauricio en el cartel, pues se encuentra convaleciendo. Los últimos dos festejos a las 16.30 P.M.

Tramo final, no por ello menos interesante, presenta, nuestro coso máximo.

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