Crónica de Apizaco: Triunfo del mariachi Tlaxcallan.

Por Jaime Oaxaca.

Se anunció una corrida de toros para festejar los 156 años de la fundación de la ciudad de Apizaco. Sería un duelo entre toros y toreros de Aguascalientes y la propia Apizaco, veríamos de qué cuero saldrían más correas. Al final, ni Aguas, ni Apizaco, inesperadamente el mariachi Tlaxcallan, contratado para amenizar el festejo, resultó el triunfador del festejo. El grupo de músicos se llevó el gato al agua.

No es burla, ni estoy hablando en sentido figurado. Es la neta.

Parecería que me estoy cachondeando de los toreros, ganaderos y de la fiesta, no es así. El resultado tangible de la corrida fue de siete orejas y dos vueltas al ruedo de los despojos de dos bovinos, premios exagerados ocasionado por el mariachi, ellos prendieron la mecha en Los asistentes con el ambiente que provocaron la gente se puso festiva.

Me explico. El frenesí de los asistentes surgió durante la lidia del quinto de la tarde, el mariachi Tlaxcallan metió a los asistentes en una burbuja ficticia, al público lo pusieron fuera de sí. Claro que además de las magníficas interpretaciones del mariachi, los tragos ayudaron. Había una borrachera colectiva, poco frecuente.

No crea usted que hubo alguna faena que destacara por su grandeza, porque los toreros hubieran tirado de la res y la llevaran muy toreada, no. Tampoco puedo decir que los coletas hayan estado mal, que hubieran salido a espantar las moscas a su burel. El ganado influyó para que no se realizara la gran faena, no hubo bravura, por tanto, no hubo transmisión de peligro. El público no se emocionó con lo que sucedía en el ruedo. Tampoco hubo mucho trapío.

El segundo y tercero fueron los mejores de la tarde. El segundo fue de Montecristo, por cierto, no se anunció la ganadería, ese fue el único que empujó en varas provocando el tumbo del picador Eduardo Delgado, en el último tercio dos sustos le dio al matador, ya casi en la parte final de la faena, éste pudo someterlo. El tercero de San Isidro, tenía clase, iba a la muleta, insisto, sin esa emotividad que, acá entre nos, le sobró al mariachi Tlaxcallan

Abrió plaza uno que se asustaba de su sombra y el cuarto era muy débil. El diestro en turno alargó la faena del cuarto, era palpable la boruca en la plaza, el cuchicheo colectivo, todo mundo platicaba ignorando al torero.

El sexto fue de José Ma. Arturo Huerta, en cuanto sintió la puya salió huyendo, brincó al callejón y al parecer lastimó alguna persona. El salto, producto de una espantada, fue festejado por el público, el torito se la pasó huyendo. Al final de ese sexto, cuando el torero daba la vuelta al ruedo con una oreja de premio, se apagó la luz eléctrica, hubo vistosos fuegos pirotécnicos, harta música, el público feliz.

Las vueltas al ruedo ordenada a dos animalitos de José María Arturo Huerta, que soseaban, que simplemente pasaban, fue producto de la borrachera o de minimizar los premios a los toreros. El ganadero, que se pinta sólo para las farsas, dio una vuelta al ruedo con un torero y permitió que lo cargaran a hombros, a pesar de los toretes que mandó no tenían trapío.

La dipsomanía fue en forma paulatina, explotó en el quinto, cuando el mariachi interpretaba “Gabino Barrera”, llegó la frase: “con una botella de caña en la mano gritaba ‘Viva Zapata’”, el torero levantó el puño y la gente rompió, todo cambió, el mariachi se posesionó de la plaza, del ambiente hasta llegar al éxtasis colectivo.

Con decirle que los matadores pedían complacencias de canciones a los músicos. “La Pelea de Gallos” sonó hasta decir basta, luego “El Aventurero”, “El Rey”, “México en la piel”, “Cielito Lindo”, esa no le gustó al torero, hizo señas que “la mía”, le tocaron “El Aventurero”. Uno de los toreros pidió “Pelea de Gallos”, puso la muleta en la arena y con sus manos simuló dos aves en pugna.

En la segunda parte de la corrida, la única vez que el público jaleó sin que estuviera sonando la música fue en el cierraplaza, dos o tres zapopinas, bien ejecutadas. De ahí en fuera abundancia de olés durante toda la labor muleteril, no importaba si eran pases de tanteo, de tirón, o había enganchones, todo era gritar olé y ¡Viva Aguascalientes!

En el último, por poco el puntillero Gustavo Flores impide la salida a hombros del diestro, dos veces levantó al morito, pero al final “todo salió bien”. Abandonaron la plaza tres toreros y un ganadero a hombros, como si realmente hubieran triunfado.

Claro que tuvo lo suyo la corrida, por ejemplo, en el segundo banderillearon los cuatro, en otros dos toros, sólo los tres que suelen hacerlo. En fin, detalles que ya ni tiene caso contar.

Le voy a decir quienes torearon. Uriel Moreno “El Zapata”, mató el abreplaza de San Isidro y el quinto de Pepe Huerta del que le dieron las peludas. Joselito Adame, mató el segundo de Montecristo y el sexto de San isidro, de éste le dieron una oreja. Sergio Flores, mató el tercero de San Isidro y el séptimo de Pepe Huerta del que le dieron las orejas, del toro, no del ganadero. Luis David Adame, mató el cuarto de San Isidro y el cierra plaza de Pepito Huerta, también le dieron dos orejas.

Sin el mariachi Tlaxcallan, el comportamiento del público y la premiación, hubiera sido diferente, por eso la cabeza de es para ellos porque prendieron la tarde. Por cierto, son de Belén Atzitzimititlán, municipio de San Pablo Apetatitlán, en Tlaxcala. Vaya que la bordan. Imagínese, los toreros tuvieron que recurrir al mariachi para entusiasmar al respetable.

La monumental de Apizaco se llenó, eso es un triunfo innegable. Llenar el coso de “El Pana” no es fácil, fue consecuencia del trabajo de “El Pausao” quien apoya taurinamente al ayuntamiento.

La euforia se agarraba a puños en el tendido. Hubo mucha gente que salió contenta de la plaza convencida que vio una gran corrida de toros, aunque sólo le dieran coba. Simplemente el mariachi y el tanguarniz hicieron lo suyo.

No puedo escribir de triunfos porque taurinamente no los hubo, no sucedió algo relevante con un torero o un toro, abundaron los desplantes chabacanos como hincarse frente al toro, arrojar la muleta, pasos de baile, eso no es torear. No todo lo que brilla es oro.

Fotos Jaime Oaxaca.

Una respuesta a “Crónica de Apizaco: Triunfo del mariachi Tlaxcallan.”

  1. Sr. OXACA a usted ningún chile le entona.
    Todo le parece mal
    La corrida si no salio buena pero si tenia trapio cada cual corresponde a su sangre.
    Le apuesto lo que quiera a que no le pega tres muletazos decentes a una becerra sin trapio como ve.
    Y a si hablara con conocimiento de causa.
    Usted se siente más purista que el papá
    Y yo creo que usted pura papa.

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