Apunte sobre la corrida de toros celebrada este sábado en la Plaza Real con Morante de la Puebla, Daniel Luque y Roca Rey con toros de Núñez del Cuvillo.
Por Jesùs Bayort.
El dinero en el toreo es sinónimo de categoría. Tanto ganas, tanto vales. Avaricia que mata el romanticismo de este arte. Aunque haya situaciones que lo justifiquen. Y en estos días el único que tiene en su poder la justificación se llama Andrés Roca Rey. El debate sobre los argumentos artísticos del peruano resulta tan amplio como subjetivo; pero el debate sobre el interés que genera entre aficionados, público joven y faranduleros variados es irrebatible.
Especialmente evidente tras su paso por la Plaza Real. El coso taurino de El Puerto de Santa María registró poco más de un tercio en sus tendidos el pasado sábado. Ayer, con el mismo cartel, cambiando a ‘El Juli’ por Roca Rey, hubo un lleno de ‘No hay Billetes’. Con comillas simples, todo hay que decirlo. Porque tan cierto es que había leves huecos por la meseta de toriles como que el limeño es el único que verdaderamente interesa a la gran masa. Y ahora podremos debatir también sobre circunstancias específicas: que si el fin de semana bueno en esta plaza es éste, que si el anterior se solapó con las Colombinas o que si fue culpa de la guerra putinesca. Pero la verdadera realidad es que la crisis económica sólo permite a las familias ir un único día a los toros y todos eligen «la tarde de Roca Rey».
Que por cierto, ayer me confirmó lo que llevo tiempo intuyéndole: cada vez prescinde más de los habituales efectos especiales para sustentar su tauromaquia en el toreo esencial. Así como la vuelta de tuerca que le ha dado a sus lances a la verónica. Ya lo avisó en Pamplona, pretendiendo disfrutar de cada lapazo, meciéndoselo, echándole la bamba del capote. Es por esta razón que Roca Rey, coetáneo de la generación del mileurismo, se va a llevar toda la pasta del toreo; mientras su capacidad, y tirón, siguen sin tocar techo.
Publicado en ABC Sevilla
