Feria de Almería: Emilio de Justo vuelve a la vida.

Por Carlos Crivell.

Tarde triunfal del torero extremeño en su vuelta a los ruedos, que salió a hombros junto a un arrollador Roca Rey, cogido de forma espectacular y sin consecuencias

Después de un largo calvario de 133 días, el matador de toros Emilio de Justo volvió a vestirse de luces en la plaza de Almería, que lo acogió con cariño y entusiasmo, de forma que lo obligó a saludar en solitario tras el paseíllo. Roca Rey declinó robarle aplausos al protagonista de la tarde.

El primer toro de esta vuelta a la vida fue tan noble como flojo, un animal ideal para que el diestro extremeño disfrutara en una faena templada, llena de aroma torero, muy expresiva, en la que sostuvo en pie a un animal de poco fuelle. Realizó con acierto la suerte suprema y paseó las dos orejas entre el entusiasmo popular.

El que se lidió como tercero fue un toro incómodo, que humilló pero se frenó mucho en la muleta. Se lo brindó a Enrique Ponce y comenzó con doblones poderosos, pero la faena no pudo levantar el vuelo por la condición del Cuvillo. Un feo metisaca acabó por evaporar cualquier posibilidad de premio.

Lo mejor de esta vuelta llegó en el quinto, un gran toro con más de seiscientos kilos, al que cuajó desde los muletazos por bajo del comienzo hasta el final. Hubo toreo muy templado con mucho gusto. El torero estaba pletórico, el toro frenó sus ímpetus, pero el afán de triunfo del diestro se sobrepuso.

Roca Rey le brindó el primer toro de su lote a Emilio de Justo. Fue un toro encastado y repetidor, que cumplió de bravo en el caballo y embistió con emoción, a pesar de que se vio algo mermado por una costalada. Roca Rey sacó todo su poder de muleta en una faena por ambos pitones, muy valiente, para ligar circulares muy emotivos y quedarse a milímetros de los pitones. Fue una labor propia del peruano, que se metió a la plaza en el bolsillo.

El segundo de su lote le planteó muchos problemas porque echó la cara arriba al final de los muletazos. Roca puso todo su talento a contribución para dominar la áspera embestida del animal. Cuando se metió en su terreno, al dar un pase por la espalda fue cogido de forma aparatosa en dos volteretas. Encorajinado volvió sin mirarse para pasarlo por bajo con la diestra. La emoción de la cogida, que al final quedó en un varetazo en el muslo derecho, propició la oreja.

El sexto fue un toro de poco trapío. Roca lo toreó por delantales en el saludo. La faena fue otro compendio de la tauromaquia de este torero. Pases cambiados por la espalda, derechazos, buenos de pecho, naturales y el arrimón final para gozo de la plaza. El torito de Cuvillo se quiso ir siempre a tablas, pero el peruano lo fijó a su poderosa muleta para culminar su tarde con un arrollador toreo de rodillas. La espada no funcionó en esta ocasión.

Del Cuvillo / De Justo, Roca Rey

Toros de Núñez del Cuvillo, correctos de presentación, salvo el anovillado sexto, y de juego variado. Encastado, el segundo. Muy bravo y noble el quinto.

Emilio de Justo: estocada (dos orejas); metisaca y estocada (saludos); pinchazo y estocada (una oreja).

Roca Rey: estocada desprendida (dos orejas); pinchazo y estocada (una oreja); dos pinchazos y estocada delantera caída (saludos). Los dos diestros salieron a hombros por la Puerta Grande.

Plaza de toros de Almería. 21 de agosto. Corrida de feria. Tres cuartos de plaza.

Publicado en EL PAÍS

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