La Fiesta es más grande y auténtica que quienes se han enriquecido humillando al toro y despreciando al público.

Decíamos ayer Por Paco Cañamero.

Parafraseamos a Fray Luis con la histórica frase al regresar a las clases tras permanecer varios años encarcelado: Decíamos ayer… E insistimos en ella después de llevar años denunciando los ataques que recibía la Fiesta por quien debía velar por ella y engrandecerla. Por quienes deben luchar por la integridad y seriedad, quienes sin embargo no han hecho más que humillar al toro para enriquecerse ellos. Siempre hemos dado nombres y apellidos de quienes tanto han mellado la Tauromaquia, incluso dándonos la razón los Tribunales cuando han osado meter miedo con querellas que buscaban silencios.

La Fiesta es más grande y auténtica que quienes se han enriquecido humillando al toro y despreciando al público. Por eso jamás dejaremos de luchar por su dignidad y autenticidad, aplaudiendo a quien de verdad hace las cosas bien. Pero sin cesar contra aquellos que siguen derribándola sin ningún escrúpulo, cuyo ejemplo hoy más que nunca es el de Bernard Domb, ese charlatán y vendehúmos apodado Simón Casas, que tanto daño hace y ha lastrado la grandeza de ese templo del toreo llamado Las Ventas. Ha engañado a la afición, a los toreros, a los ganaderos, a quien se cruzó en su camino… y cada vez que pone en marcha una nueva acción no busca otra interés que seguir machacando el legado de Las Ventas, el circo sagrado del toreo.

Denunciamos cuando eliminó las corridas del verano madrileño, trampolín de tantos toreros que de ellas salieron a las ferias –Ortega Cano, Paco Ojeda, Palomar…-. O hace pocas fechas con este San Isidro que programado para 2023, un auténtico atropello, un insulto y una barbaridad, convirtiéndolo en la Fiesta exclusiva de las llamadas figuras, que en la mayoría de los casos no son más que toreros tan vistos, sin nada que aportar al aficionado, harto de ver uno y otro año lo mismo, y en las antípodas de dar cualquier sorpresa. Y con ello tapando el sitio a toreros con posibilidades para abrirse paso a las ferias, que se ven privados con las políticas de este vendehúmos.

Ahora, además, ha anunciado el nuevo atraco a los aficionados con el precio de las entradas, algo que también denunciamos el pasado año. Madrid que era la plaza asequible para todos los bolsillos, a partir de hoy, con este individuo a su frente, se han convertido en un recinto únicamente reservado para los bolsillos más pudientes. Con precios que son un autentico atraco a la dignidad de quien debe pasar por la taquilla, del aficionado de verdad. Porque, con la gestión de Simón Casas, los toros únicamente son un espectáculo para los ricos.

Anunciábamos hace mucho tiempo que Simón Casas es un golfo con todas las letras. Si, con mayúsculas. No ya un vendehúmos, un caradura profesional o un charlatán; no, es directamente un golfo. Lo hemos dicho y hemos denunciado todas sus atrocidades, mentiras, embustes… e incluso más allá de Madrid, en otras plazas que ha regentado, ejemplo de Granada, Albacete o Valencia. Hemos dicho que este tipo ha venido a cargarse la Fiesta y lo está consiguiendo más deprisa de lo que piensa la gente de a pié. Lo hace con el silencio y complicidad de unas llamadas mal llamadas figuras (que no lo son, porque ser figura es otra cosa y una figura se anuncia y llena) que van tan a gusto en la burra del francés; también de un pequeño grupo de ganaderos –mientras gran parte del sector está literalmente en la ruina- y de un público desnortado, al que han educado para que vaya a las plaza a tomar gin tonic, aplaudir todo lo que vea y pedir orejas nada más que ruede la res; de un público al que no dejan pitar, ni protestar la lacra del afeitada que se impone en la mayoría de los festejos.

¡Esta no es la Fiesta! Y lo peor es la actitud permisiva de los grupos de aficionados, que no ejercen de verdad su labor; ni tampoco se ponen en su sitio, en vez de repartir tantos trofeos y diplomas, convirtiendo a esas asociaciones en meras tómbolas. Porque el aficionado, una especie en extinción total, debe hacerse escuchar y no dejarse comer su verdad por los claveleros y triunfalistas que se han adueñado de los tendidos.

Los del 7 en otra época no hubiera permitido los atropellos a Simón Casas. Es más si llegan la ocasión hasta invaden el ruedo antes de comenzar el festejo como señal de legítima protesta. Porque hay que parar a ese caradura, quien desde el mismo día que se hizo con el timón de Las Ventas no ha parado de destrozar el enorme prestigio que ha gozado esa plaza. Y junto a la afición deben unirse otros sectores que dignificaron la que siempre ha sido la cátedra del toreo y ahora se tambalea camino de su propia ruina.

Nada de esto es nuevo. Todo se ha escrito y denunciado en esta página, donde hoy, cuando el prestigio de Las Ventas sigue tambaleándose, parafraseamos a Fray Luis con la histórica frase que comenzó una nueva lección al regresar a sus clases de la Universidad de Salamanca tras estar varios años encarcelado: Decíamos ayer…

Fuente: Glorieta Digital

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