Las Ventas de Madrid: Una estocada y un tercio de varas para justificar una tarde de frío y viento.

De Torres y el picador Sangüesa salvan un vacío desafío ganadero en Madrid.

Por Carlos Ilián.

Casi tres horas en una tarde de intenso frío resultan insostenibles, casi insoportables en cualquier espectáculo. Pero como en esto del toro a veces un par de detalles importantes pueden salvar una tarde, al menos para justificarla, ayer ocurrió en Madrid, en la corrida del Domingo de Ramos, y fueron dos momentos intensos, de una autenticidad indiscutible.

En el quinto toro, un ejemplar de impresionante trapío del hierro de Cuadri, el tercio de varas fue laborioso y el toro se vino arriba en la pelea con el caballo pero en el muleta buscaba las femorales con saña. Enfrente Adrián de Torres le buscaba las vueltas en una imposible y desigual pelea a cara de perro. En cualquier momento podía llegar la cogida. El torero se la jugó sin cuento. Quedaba la prueba final, la de entrar a matar aquella mole de fiereza indomable. Y el torero no regateó ni un solo riesgo para irse muy derecho detrás de la espada y dejar una estocada antológica que derrumbó al de Cuadri. Esta vez la oreja es de las de verdad.

Nos quedaba un sexto toro, también de Cuadri, y esta vez la plaza vivió un tercio de varas que dignifica esta suerte, tan devaluada y maltratada. El toro se arrancó tres veces de largo al caballo y el picador de turno, Juan Manuel Sangüesa, se sintió torero para ejecutar la suerte con maestría, manejando muy bien los tiempos a caballo y provocar la arrancada del toro. Tres encuentros, en el último levantando la vara en el momento del puyazo para no herir más al toro pero habiendo lucido su bravura.

Todo, lo demás cae del lado oscuro, el de una tarde larga y sin más historia aunque en el segundo toro, del hierro de Pallarés, el propio Adrián de Torres había entendido la embestida de este ejemplar para rematar alguna tanda de naturales y otra al final de derechazos que evidencian los buenos recursos de este torero.

Gómez del Pilar, mal acompañado por su cuadrilla y ante dos toros muy parados, se empleó hasta donde lo permitía el sentido común.

Esaú Fernánbdez anduvo entre dudas y poca decisión. Su lote no era de triunfo, ni mucho menos, pero la falta de recursos del torero tampoco supo sortear con solvencia la situación.

Plaza de Madrid. Un cuarto de entrada. Toros de Pallarés (2), mal presentados y blandos y de Cuadri (4), de impresionante trapío, gran pelea en varas pero muy deslucidos en la muleta y un sobrero de Martín Lorca lidiado en primer lugar, muy serio y reservón. Esaú Fernández (4), de corinto y oro. Pinchazo y estocada tendida (silencio). Pinchazo, bajonazo y dos descabellos (pitos). Adrián de Torres (6), de blanco y oro. Dos pinchazos, estocada trasera y dos descabellos. Dos avisos (silencio). Estocada (una oreja). Gómez del Pilar (5), de gis plomo y oro. Tres pinchazos y tres descabellos. Un aviso Silencio). Dos pinchazos y media estocada tendida (silencio)

Publicado en Marca

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