Los puntos sobre las íes. Sale a hombros por fin Talavante de La México rematando una Temporada trascendental para él por el impacto que ha causado en el público la anteriormente insospechada fuerza plástica de su toreo. Salvó adicionalmente una floja y mansa corrida que exhibió carencias y el profundo abismo en que se encuentran los toreros mexicanos.
Por: “Puntillero”.
Se lidian cuatro toros. A la salida del quinto, bautizado “Orujo”, percibimos que la cosa no sería nada fácil para Alejandro Talavante.
Corre el riesgo, al ser un torero fundamentalmente valiente, de acabar su segunda intervención con la afición en actitud indiferente. Talavante goza hoy el favor del público, cosa que no ha sido mucho menos gratuita sino que resulta de una comunicación especial derivada, principalmente, de una fuerza plástica sumamente atrayente.
Pero comenzanco por donde se debe, La Estancia trae una corrida variada de pintas. Dispareja hechuras y nada estridente de astas. Su presencia no aportó motivo alguno para protestar. Al contrario, el público se queda quieto en cuanto tiene la sensación de que no hay caras lavadas o manifiesta pequeñez. En ello la corrida cumple sin más. Por hechuras, segundo, quinto –a pesar de su altura- y sobre todo el sexto, representaron en tipo la construcción adecuada de un toro quizá mejor. Con reservas lo digo, pues es pena recaer al espiral interminable ya del toro que “se deja” y que se encuentra desprovisto de casta y de fuerza.
Por ello Rafael Ortega no se ve aún peor de lo que nos muestra. Su muy largo colmillo le permite encontrar la manera de tapar algo su tremenda falta de sitio y ritmo. No entiendo para qué banderilleó. Complace al público, da la concesión a los tendidos cargándose el poco gas y el tranco del primero, que llega a la muleta con extrema debilidad y quedándose cortó por ello. Rafael apunta hacia afuera. No puede hacer más. Zapatillazo, toque al ojo contrario, lejos y vaciando por alto.
Por momentos el toro hace dudar al torero, renunciando éste a la quietud. Difícil para Ortega hasta al matar. Sería bueno reencontrar el sitio pronto. Menos pudo ser con el inválido cuarto. Precioso berrendo en cárdeno, facado, al que procedía devolver pero ni el torero ni la autoridad están dispuestos a ello. Trae una cornada abajo quedando afectado desde la salida en terrible desconcierto. Peor contrariedad la de Ortega. Se muestra incómodo, pidiendo desde antes el final de la corrida. Solo las palmas de algunos seguidores lo habrán de reconfortar. Que “cuando la mayonesa se corta…”
Sin embargo, ese periplo de flojedad se rompe a la salida del segundo. No porque fuera edificante ejemplo de la fuerza que sujeta el misterio de la bravura, sino porque tras meritorias verónicas y gran recorte, un encuentro apenas “satisfactorio” con el montado y resbalón en los lastimados medios de la Plaza, toma perfectamente el aire que le aporta Talavante en las inteligentes saltilleras. Aún sin gran alcance artístico tienen la virtud de ayudar al toro tal como hace Fernando Plaza a la brega en el segundo tercio.
Sopla el viento. Entonces Talavante, tras brindis general, sobre las rayas, comienza aliviando para intercalar ese cambiado por detrás que ya comienza a hacerse chocante. ¿Cuántas veces lo hemos esta Temporada? Sin embargo, el torrente empieza a romper por bajo y por la derecha al berrendo, con temple supremo y cintura torera. Inicialmente tres o cuatro muletazos pero, previo a cambiar el perfil, traza una tanda grande con el público y el toro a más. Prodiga los de pecho tras los cambios de mano bien logrados y plenos de verticalidad.
Talavante se centra y se gusta por el lado izquierdo, justo donde el de La Estancia puntea. Ahí es preciso el toque adecuado aunado a la llave fundamental del temple que da paso a la plenitud torera del soberbio momento en que el tiempo del toro se cambia por el compás admirable del torero. Sincrónicamente, Talavante consigue que tome el engaño a la velocidad que él determina, impone su voluntad al instinto. Sobra decir que la Plaza, con una entrada mejor de lo que muchos pensaron, ruge en los muletazos y su remate corea: “Torero”, pues en el pase por alto y sobre todo en los cambios de mano la expresión del extremeño resulta entregada y personalísima.
Y luego vuela su imaginación en las arrucinas que el toro toma con obediencia a pesar de lo corto del espacio. Lo ha cuajado con quietud, pero templando. Ganando pasos cuando es necesario y sobre todo colocando el engaño a la altura adecuada para que el de La Estancia repita. Saca lo bueno del astado y este responde incluso en las manoletinas finales justo antes de perfilarse en la suerte natural frente a matadores para pinchar de nuevo la ilusión. Esta vez, al encuentro acierta al segundo viaje al que entra despacio y obtiene un premio corto para su gran calidad pero necesario para su naciente legado.
La salida en hombros está pendiente para con quinto toro pues previo a su salida hay que ver a Juan Chávez y la ya reseñada actuación de Ortega. Decimos que el de Tlaxcala no encuentra el sitio que ha tenido, el de Morelia no lo tiene y de seguir como está nunca lo tendrá. Jamás se hace del tercero. Al sexto permite que lo acabe en el caballo Carlos Domínguez y se la pasa estorbando su sitio cuando le pide aire. Incomprensible ¿A qué vino este torero?
“Orujo”, el quinto, de salida dice poco. Es más, parece a contra estilo de Talavante y así se es su lidia. Soso, sin chiste y con un trotecito molesto. Su altura contrasta con su muy pequeña cabeza. Y la exigencia en su lidia le cuesta trabajo. Talavante no brinda y esa no resulta buena señal. Pero de nuevo en el sitio en el que poco a poco está forjando grandes actuaciones, las rayas casi frente a caballos, vuelve a hacerlo. Esta vez un poco rápido al comienzo, pero lo que vale es el toque que obligaba al manso y flojo toro echar la cara abajo y tomar el engaño.
Talavante se inspira pues suyo es el afán de rematar su Temporada. Le puede al toro bueno y ahora también al que más daño podía hacerle, el grisáceo medio toro. No se queda en la ignominia pues entiende las condiciones del burel más vertical pero utilizando la cintura y los brazos para someter a “Orujo” a un nuevo embrujo de emoción. Los intercalados adornos, molinetes y afarolados, el desdeñoso pase del desprecio y la abandonada forma de dejar la suerte, elevan, a partir de muy poco material, la gran expresión del torero.
Por fin la entera en único viaje llegó y con ello el triunfo de Talavante. Triunfo fue también de la gente que espera, tirando menos cojines, vislumbrar la salida en hombros. Envuelto en la canela de la afición y en la sepia clara de su terno, la vuelta triunfal y a hombros por el ruedo es el premio al tesón artista y constante de un torero que en los años venideros puede que se vuelva, no un consentido –otra palabra que cansa- sino un pilar del corazón del público de México.
La imaginación en el arte es el límite. En Alejandro Talavante es tan solo el punto de partida. Ahí colocado construye, lo mismo clásico que barroco, la obra tangible que dilucida la característica sensación que desentraña el impactante alborozo propio del reparador sueño del toreo.
Sueño joven y fresco. Así rotundo y así fabuloso.
Twitter @CaballoNegroII.
RESUMEN DEL FESTEJO.
Plaza México. Temporada Grande 2010-2011. Enero 20. Décima sexta de Derecho de Apartado. Más de un cuarto de Plaza en tarde fría y con viento en los primeros cinco.
6 Toros, 6 de La Estancia (Divisa Rosa, azul rey y blanco) Disparejos de presencia y pinta. Con poca cara salvo el sexto. Débiles en general con problemas el cuarto que debió devolverse. Destacó el segundo al que se pidió homenaje no concedido; el sexto, el mejor presentado, menormente se le pegó de más en un segundo y un tercer puyazo.
Rafael Ortega (Grana y oro) División y silencio. Alejandro Talavante (Barquillo y oro) Oreja y oreja. Salió a hombros. Juan Chávez (Rey y oro) Silencio en ambos. Destacó Fernando Plaza a la brega.
2 respuestas a “Inimaginable e Infinita Inspiración – Talavante a Hombros en La México.”
Oleeeeeeeee por TalavARTE!! excelente su cronica señor!!! ahora que se cerro nuevamente una temporada de arte creo yo, me queda el muy pesimista sentimiento de que los toreros nacionales estan muy lejos del toreo de calidad! Zotoluco? Ortega? parecia novillero! acorrientandose zapatillando como lo hace solo él y el “grande” del Zotoluco! yo me pregunto: (y desearia que me contestara Sr. puntillero) se tapan los ojos cuando esta en el ruedo Ponce, Juli, Castella, Perera o Talavante, que no ven como es lo bello del cite?????los mas veteranos y estan a millones de años luz de distancia del toro y del toreo! Juan Chavez? Payo? Aguilar? Tellez? menos! Juan Chavez tiene los mismos años de alternativa que TalavARTE y parece novillero!! Saludos señor puntillero!!
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