Rafael Ortega o el Asesinato de un Toro Bravo – Bastarrachea sobre La Mérida.

¿Cuantos de nosotros nos hemos sentado en innumerables ocasiones en una mesa de debate para defender la fiesta? El contraargumento siempre es el mismo: los taurinos amamos y respetamos al toro, él –ojo, no eso.- es el alma de la fiesta, la razón de ser de la misma y el protagonista irrefutable. Pero cuando un carnicero de pueblo como Rafael Ortega se viste de luces y pretende ser torero… pues uno la piensa, digo, por el toro.

Por: Marco Aurelio M. Bastarrachea De SOL Y SOMBRA.

Tarde de toros en La Monumental de Mérida, calurosa y con los tendido llenos hasta la bandera. Aquí no se conoce tal cosa como el “Efecto Pablo Hermoso”, aquí es tierra de rejones así que fuera Pedro Luceiro, Fernandez Madera o Joao Mouhra hijo la plaza se hubiese visto retacada; Incluso con la tauricida lusitana Ana Batista, asesina serial de toros y consumada carnicera a caballo, tal vez un poco menos, pero hay que decir que el responsable de llenar la Mérida en la corrida mixta no fue el Centauro torero, sino el toreo a caballo per se.

Sin embargo no podemos negar que cuando torea Hermoso de Mendoza existe una emoción especial desde que la ciudad despierta en domingo de toros a caballo. Es el consentido, el único que puede hacer temblar al caballerango mordelón Diego Ventura. Es, en resumen, el mandón de la fiesta a caballo.

Pudo haber llenado la plaza 2 veces, sin embargo fue prudente y decidió hacerlo sólo una vez esta temporada, a diferencia del Luso-sevillano que retacó en 2 ocasiones la Plaza de Motul, tierra donde se tiene un especial aprecio y conocimiento del toreo a caballo.

Recibió HDM a  “Azul” marcado con el No. 176 y con 508 kg. Un toro que aun con el severo afeitado de sus pitones se dejaba ver serio y al que templó, dejándose ver y enganchando al bicho a la grupa cual si fuese esta muleta, para dejarle en los medios y clavar un primer rejón en buen sitio. “Manolete” sucedió a “Estella” y templó aun más, toreo por adentro y con la cola para dejar la primera banderilla en buen sitio con un quiebro que puso al público en suerte para lo que parecía sería una gran faena.

Pero las posibilidades siempre serán vencidas por las probabilidades: los de Fernando de la Mora hicieron lo que se esperaba de ellos, es decir, se acabaron a media faena. ¿Habíamos tocado ya el tema de las ganaderías de Javier Bernaldo y Fernando de la Mora? Creo que sí. ¿Pero que haces cuando el torero trae sus toros? Una vez más a merced de la figura los yucatecos nos quedamos con dos medias faenas que difícilmente valen por una completa.

“Icaro” para tres banderillas cortas y salió “Pirata” para dejar un bajonazo que nos hizo recordar al Zotoluco. Pero habrá que decirlo: Pablo tiene arte hasta para errar, no como la carnicera de hace 15 días que fue fileteando al toro mientras este aun estaba vivo y embistiendo. 4 descabellos y se acabó.

Un toro de Fernando de la Mora acabó con las ilusiones del público yucateco de ver una primera gran faena, pero el que es figura, es figura. Palmas.

Vino entonces el medio tiempo con el espectáculo del Carnicero Ortega, una suerte de Bombero Torero pero sin gracia y con mucha pena ajena. A “Carabinero” de “La Punta” no le pudo desde la salida, toro serio de cara, bajo, enjuto de carnes, ligero y con mucho movimiento.

Al recibo a la Verónica se vio soso, al intentar delantales se vio descuidado, dudoso y finalmente al intentar detener a su propio picador se vio como un tonto. Sí, porque tonto es el que piensa que agitando los brazos y casi suplicándole al picador que se detuviese lograría a convencer a la afición que la culpa era del cerdo montado en un caballo y no del “diestro”.

¿Pensará el carnicero Ortega que somos ignorantes? ¿Será que su cuadrilla no le guarda respeto?¿Será que la cuadrilla es estúpida? ¿Seremos estúpidos los aficionados que estábamos en la Plaza? ¿Todas las anteriores? No, simplemente es un circo montado para las plazas de pueblo, en el que el matador suplica al cruel picador que deje de bombear al inocente burel y éste –el picador.- hace caso omiso debido a su naturaleza burda y cruel. Nada más lejos de la realidad. Sobre todo cuando se sabe de antemano que a tal o cual toro se le castigará en exceso o se le pasará crudo por órdenes de un matador.

No, simplemente es un circo montado para las plazas de pueblo, en el que el matador suplica al cruel picador que deje de bombear al inocente burel y éste –el picador.- hace caso omiso debido a su naturaleza burda y cruel. Nada más lejos de la realidad. Sobre todo cuando se sabe de antemano que a tal o cual toro se le castigará en exceso o se le pasará crudo por órdenes de un matador. Se sabe desde el patio de caballos, siempre es así en todas las plazas –Salvo cuando torea Silveti, porque su apoderado no va a ver las corridas creyendo que puede imponerse como lo hizo a Gerardo Adame en Juriquilla donde, dicen, no sorteó.

Bombeó una y otra vez, no contento con ello, rectificó en dos ocasiones. Rafael Ortega casi con lágrimas en los ojos suplicaba al cruel varilarguero que le permitiese por lo menos pegarle un trapazo al toro, que ahora estaba reducido a un bulto de carne con patas cuyos instintos le obligaban a defenderse más que a acometer. Después de la fea escena y de taparle la cara al toro en dos ocasiones, el picador llevó ante pitos y reclamos del respetable, su morbidés al patio de cuadrillas donde, de haber tenido acceso, más de un espectador lo hubiese convertido en cochinita.

Trapazo por derecha, trapazo por izquierda y de nuevo. Sinfonía de trapazos del carnicero Ortega a un toro que se caía en cada intento de pase. Patética la estampa. Ante un público molesto y en desacuerdo con lo que sucedía en el ruedo, el carnicero tomo el cuchillo grande –Que cuando la lleva un torero se llama “Estoque” o “Espada de matar”.- y dejó una estocada en buen sitio ligeramente desprendida que fue efectiva, por supuesto, a toro parado. Pitos.

Acabó el medio tiempo, volvió la seriedad al espectáculo y con ella un torero serio, caro, de esos que han esperado y madurado en la tercera fila del toreo y que ahora llevan dentro una solera que combinada con la frescura de su presencia –ante el gran público.- los convierten en un manjar del toreo. Fermín Spinola no vino a ver si podía, sino porque podía, vino.

Cuajó una gran faena a “Buena Suerte”, número 27 de Bernaldo de Quiros con 508 kg. Un toro al que se le hicieron las cosas bien desde el principio, se le recibió con suaves lances, se le ahorraron capotazos y se le pasó crudo, como debe ser con un toro tan débil como el de la línea Bernaldo de Quiros.

Como de costumbre, los miembros de la Unión de Picadores y Banderilleros de Mérida son de lo peor que hay en esta galaxia así que ni me ocupo de ellos. Previo brindis al multicéfalo, comenzó Fermín con una serie por derecha en la que, entendiendo la debilidad del toro, se fue a media altura y con temple, sin precipitar al Bernaldo. Dos series a media altura donde el toro más que acometer con celo a la muleta, la acompañaba en sus suaves movimientos.

Un toro manso al que un torero con menos oficio le hubiese sacado nada. Probando por derecha, el Bernaldo demostró que traía, malas ideas de ese lado, por lo que Fermín regresó al pítón bueno y tras 3 series más, bajó la mano en una última y mató en los medios, con una estocada casi perfecta, en buen sitio, tocando pelo y de la cual el toro acusó los efecto en segundos, doblando en los medios y quedando muerto sin puntilla. Dos orejas muy merecidas.

Pablo Hermoso de Mendoza en su segundo no estuvo mal, pero una vez más el toro se acabó al principio del segundo tercio, templando llevó a “Carnaval” de Fernando de la Mora No. 113 con 545 kg. A los medios y dejó un primer rejón de castigo más colocado y un segundo en buen sitio. Toreó con “Viriato” y puso banderillas con “Garibaldi”, en ese punto el toro estaba acabado, salió de nuevo “Manolete” y puso banderillas cortas a un marmolillo que luego acribilló con dos rejones que de haber sido más traseros habrían partido al toro en dos.

Y con mucho espíritu navideño, Adrián Flores le regaló una oreja a Pablo que fue severamente protestada.

De la actuación del carnicero en su segundo lo único que puedo decir que … pues nada, dijo mi madre alguna vez que cuando no tengas nada bueno que decir de alguien, mejor no digas nada. Pero como ya hemos empezado, habrá que terminar.

Con toda la falta de clase que le caracteriza, recibió a “Campanero” No. 58 del hierro de la punta, toro que fue nuevamente “tasajeado” –término del argot matarife.- en sendas ocasiones por un picador que seguramente no ha podido saludar a su hombría desde hace varios kilos. Una y otra vez bombeó y rectificó. Una y otra vez el carnicero Ortega pretendió estar en desacuerdo moviendo los brazos y con lágrimas en los ojos. Una vez más fue un circo, pero esta vez nuestro Juez si estaba despierto y multó al matador por la actuación de su cuadrilla.

Banderilló, tal y como se espera después de semejante abucheo. Comenzó por derecha, dos series de derechazos vulgares, sin llegar a ser trapazos y un arrebato de molinetes que fueron menos que lo anterior. El toreo vulgar, el que sólo se hace cuando no hay posibilidades.

Dejó una serie de derechazos en redondo a media altura que por un momento se pensó que venían firmados por un torero, para después volver al mismo toreo vulgar y corriente de este carnicero. Pinchó en el primer viaje y dejó una de libro en su segundo. Leves Palmas.

Salió el que cerraba Plaza, el toro con más cara de la corrida, marcado con el No. 68 y con 481 kg. Le recibió Fermín con tres verónicas y una media que  fueron temple al temple. Le puso en suerte y fue picado de manera magistral.

Ya ven, a mis detractores les brindo esta flor al picador del 6º de la tarde. Comenzó por derecha y bajo ligeramente la mano en tres series que remató con un pase de pecho completo. Le dio aire al de “La Punta” y repitió la fórmula. Se llevó entonces el engaño a la siniestra y dejo pinceladas en una serie de naturales que remató con cuatro dossantinas y el de la firma y la faena estaba hecha. Manoletinas para aderezar con valor y un volapié que fue desafortunado, bajonazo desprendido y se perdió una oreja más por la espada, descabello y ahí quedó.  Ovación.

Sin duda Fermín Spinola está en su mejor momento –hasta ahora.- ojalá –con acento en la “a” pues es palabra aguda.- que los frutos de lo sembrado sean tan dulces para él como lo fueron este domingo para nosotros. ¡Ole, torero!

De Pablo sólo podemos decir que estando en la Plaza más entendida de rejones del País, tuvo que haber regalado un toro y decidió no hacerlo por desidia, pues el toro no le iba a costar, pero después de ver a ese sobrero de Garfias, pues se la pensó.

Del carnicero lo he dicho todo, sólo me falta decir: no vuelvas carnicero, en esta Plaza no te queremos volver a ver nunca más, torero vulgar.

Twitter: @Bastarrachea.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Mérida. Lleno de No hay billetes. Se lidiaron 2 toros de Fernando de la Mora para rejones, de buen juego pero débiles. 3 de “La Punta” para los de a pie y un sobrero de Bernaldo de Quirós que se lidió en 3er sitio, de juego regular todos, destacando el 2º y el 5º que fueron masacrados por la cuadrilla de Rafael Ortega.

Pablo Hermoso de Mendoza: Ovación y Oreja con bronca al palco. Rafael Ortega, Grana y Oro: Pitos y Leves Palmas. Fermín Spínola Obispo y Oro: Dos orejas y Ovación.

Incidencias: Rafael Ortega fue multado por la actuación de su cuadrilla en su segundo de la tarde.

Hermoso sobre "Ícaro"

Ps. Galería en Breve.

7 respuestas a “Rafael Ortega o el Asesinato de un Toro Bravo – Bastarrachea sobre La Mérida.”

  1. La materia prima para una faena es el toro, al lidiar medios toros y excesivamente razurados como lo hace Pablo Hermoso ( desición 100% suya) en plazas de provincia, el resultado no puede ser otro que medias faenas, por mucho que la primer figura del rejoneo se empeñe en tapar con la doma a la alta escuela de sus hermosos caballos toreros. Creera -quizás con razón- que engaña a algunos, y a otros no les importa lo que lidie mientras esté su nombre en el cartel, pero para los que queremos ver lo que se nos promete que veremos (toros) es realmente ofensiva la actitud del de Estella. De Ortega nada sorprende, sus mañas y toreo de quinta son bien conocidos por todos, quizás en la misma linea pero peor que Zolotruco. Spinola vive un gran momento en su carrera y fué lo rescatable del cartel en mi opinión, logros merecidos para un torero honesto y entregado. Lamentable lo que hizo Gerardo Adame en Juriquilla, el mano a mano del toreo a pie en la corrida del 25 con Antonio Barrera y Oliver Godoy me parece interesante, veremos a Gamero si supera su actuación anterior en La Mérida. Buena columna como siempre.

  2. Pienso que todo aquel que se pare frente a un toro merece respeto! No es nada facil y las cornadasy golpes marcan tu vida! Yo soy prueba fehaciente de eso! Sin embargo tienes toda la razon rafa siempre hace las mismas faenas resulta ser mas aburrido que escuchar al sonsonete de arjona en sus mas de ciencanciones! Es mas no se que es peor! En fin creo que es tradicion eso de hacer show con el picador pues basta con ver al pana que hace exactamente lo mismo! Pienso que rafa tenia potencial pero nunca se propuso dejat de ser un torerillo de pueblo. Corriente y basto! Mas estupido no creo que sea adecuado decirle pues sigue vigente y cobra bastante bien

  3. Vaya, digo yo, ya hacía falta una crítica severa en contra de aquellos que nos hacen querer ver la fiesta como una caricatura de lo que realmente es…

    Yo venía advirtiendo la falta de recursos de Ortega desde hace un rato pero me voy a colgar de esta reseña, no para hacer leña del árbol caído, ¡No!, tan solo para puntualizar que la vida tiene un ciclo y que el de esta “figura” del toreo llegó a su fin…

    Reciban un saludo!

  4. Que bueno que ya se están dando cuenta de la clase de mamarracho que es Rafael Ortega, nunca entendí porque llegó a un lugar tan alto siendo un ¿torero? tan corriente y vulgar, mucho tuvo que ver que en La México lo entronizaron como “El señor de los 3 tercios” (¡!) cuando a los más que ha pintado es para ser “!el señor de las 3 mezclas” (con respeto para los maestros que hacen la mezcla) Aún vive de la fama de esas temporadas en la capital, al menos aquí en Guadalajara ya nos libramos de semejante adefesio.

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