Por Luis Nieto.
El novillero Mario Diéguez (Coria del Río, 1985) debutó el pasado domingo en la Monumental de Las Ventas dando una vuelta al ruedo y recibiendo críticas muy positivas de su actuación.
-Mario, ¿qué efectos ha tenido este toque de atención?
-De momento, en contratos, nada. Por parte de la empresa de Madrid me han asegurado que me dejan las puertas abiertas para volver.
-Llegaba con tan sólo cuatro novilladas picadas a su presentación.
-Así es. No había toreado nada este año y la de Madrid es la quinta novillada desde que debuté con picadores en la temporada 2009.
-Han elogiado de su toreo una acusada personalidad.
-A mí me gusta el toreo clásico, el puro, el de arte. Uno interpreta lo que sabe. Las copias no gustan. Mis toreros predilectos son Morante de la Puebla, Rafael de Paula y José María Manzanares.
-¿Cómo fueron sus faenas y los novillos de La Guadamilla que lidió?
-El primero embestía bien y luego se quedaba paradito. El otro, más potable, repetía. Ahí disfruté mucho más con mi toreo; dejando puesta la muleta y tirando de él.
-Ha incorporado a su equipo a Curro Sierra…
-Además de amigo es una de las personas que más fuerza hizo para que pudiera torear el domingo pasado en Madrid, gracias a su amistad con Juan Cubero, quien fue su apoderado. Es un acuerdo sin contrato, al igual que con Jean Gilvert. Hasta finales del año pasado también estaba El Coli.
-Hace algo más de un año me decía en una entrevista que esperaba debutar en Sevilla.
-No me ha dado opción la empresa. Nunca he toreado con picadores en la Maestranza.
-Lo de Madrid le habrá inyectado moral.
-Estoy contento, pero no le veo repercusión. Hice un esfuerzo y estuve a punto de cortar una oreja. Lo logrado en Las Ventas no ha servido de momento, no tiene la repercusión esperada y me siento desmotivado. Mi carrera es bonita, de lucha, pero también se aburre uno de ello.
-¿Cómo le afecta?
-Vas a los sitios, estás bien y no toreas. Esos frenazos duelen y pesan. No he toreado en ninguno de los ciclos importantes. Por ejemplo en Arnedo, Arganda o Algemesí.
-¿A qué se aferra para continuar entrenando?
-La gente piensa que hay que tener suerte. Pero yo opino que lo que hay que tener es mucha afición, ilusión, entrega y disposición. Lo que más me motiva es la afición. Si fuera por los contratos, ya lo habría dejado. Lo que me gusta es pegarle a un toro veinte pases.
-¿Cómo es una jornada suya de preparación?
-Por la mañana corro por los pinos y por la tarde, con mi banderillero Leonardo Palacios, toreo de salón. Y cuando tengo opción, como sucede estos días, tengo que trabajar. Soy pintor de brocha gorda y de rodillo. (Diario de Sevilla)