De SOL y SOMBRA.
¿Qué mejor frase que este recurrente verso de García-Lorca de su obra Llanto por Ignacio Sánchez Mejías para una valiente propuesta taurina? Vamos a ello: ¡Y el toro solo corazón arriba! / a las cinco de la tarde.
Una valiente propuesta que nos llega de mano de Diábolo Ediciones. ¿Un cómic sobre el mundo taurino? Sí, una obra pionera sobre un mundo que, si bien pertenece al imaginario “typical Spanish”, no se considera políticamente correcto a día de hoy. Independientemente de los detractores y defensores de la fiesta, hay que reconocer que supone un espectáculo ligado íntimamente a nuestro imaginario cultural, y sobre lo que en el mundo del cómic no se ha hecho nada. Es una apuesta arriesgada, por supuesto, pero que, si leemos como interesados por la Historia, nos satisfará por completo. Pero dejemos esas consideraciones para el final, porque ahora es el momento de hablar de los autores.
Manolo Fernández Poy al guión y Miguel Fernández al dibujo. Manolo Fernández es conocido en el mundo documental como guionista (Barnablues, La frontera de papel) lo que, sin duda, le ha resultado utilísimo para realizar esta obra. Miguel Fernández (Los días del cometa, El hijo de la ira –ambos con guión de Manolo Fernández-) es un dibujante de currículo algo más breve –en cuanto a cómic- pero, visto el historial de trabajo conjunto anterior, estoy convencido de que encontraremos una obra bien coordinada e impecablemente trabajada. El cómic llama la atención: edición en cartoné (Diábolo, disponible en Fantasytienda), ochenta y ocho páginas, diseño vistoso: lomo rojo, portada y contraportada en tonos rosados, un título en portada con curiosa tipografía que sitúa un sol poniente en uno de los puntos de fuga, sirviendo de contrapeso a la figura de un maletilla en postura desafiante. Llamativo, invita a ser cogido. Lo abrimos: lo primero que encontramos es un collage de recortes periodísticos sobre Lorenzo Pascual “Monteño” o “Belmonteño”, torero al que va dedicada esta obra. Observamos también que está dividida en cuatro partes: “Genio y figura” (1921-1939), “Hambre y cornadas” (1939-1946), “Sol y sombra” (1946-1949) y “Ovación y silencio”(1949-1956). Cada una de ellas comienza con un breve texto que permite al lector ubicarse en el contexto histórico y, de esa manera, empatizar con la situación vivida por el personaje: Lorenzo Pascual “Belmonteño”, un torero poco conocido, pero recogido en el Cossío (Los Toros. Tratado técnico e histórico, del académico José María de Cossío) en el tomo III y siendo ampliamente mencionado en el VI. Es relativamente normal el no reparar en esta breve figura de los ruedos, habida cuenta de que se retiró en el 56, tuvo que hacer las Américas, y en España hubo de compartir arena con figuras de la talla de Manolete, Domingo y Luis Miguel “Dominguín”, Pepe Luis Vázquez, Miguel Báez –y Espuny, no confundir con su hijo, de segundo apellido Spínola- “Litri”, Julio Aparicio… Pero que ha dejado profunda huella en los medios de la época.
Pasaremos después a ver cómo decide ganarse la vida como novillero en una dura posguerra, toreando en pequeños bolos de pueblo en pueblo, por algo de dinerillo y comida. Y sus primeras experiencias en las plazas de Valladolid como espontáneo y, ya como profesional, su debut en San Sebastián –plaza de toros de Atocha, diría yo. No es la de Chofre, más moderna- … Hasta llegar a sus primeras novilladas en la Monumental de Las Ventas, en Madrid. Llegamos al punto en el que en España, pese a su éxito como matador y la buena prensa que lo acompaña, se le racanean los toros buenos… Y decide hacer las Américas: debuta en Venezuela, en la plaza “Maestranza César Girón”, de Maracay. Y se nos plantearán curiosas historias en su travesía en barco hacia el nuevo continente. Y ya, como colofón, su triunfal trayectoria por tierras de Colombia, Perú, Costa Rica… Su supervivencia a un accidente de aviación y su regreso a España como diestro reconocido, y su retirada. Es muy destacable el mimo al detalle en cuanto a la recreación de los escenarios… Las plazas son perfectamente reconocibles: a la de Atocha, Valladolid y la Maestranza César Girón ya mencionadas, debemos sumar otras tan bien recreadas como la sobria plaza de Zamora, la deAcho, en Lima o la Monumental de Barcelona (hoy un centro comercial). Y debemos destacar la representación de la plaza del Bosque, en Armenia (Colombia), en la que termina una faena de manera harto curiosa.
Pero no solo en cuanto a Historia destaca esta obra, refleja de manera muy eficaz el carácter del torero modélico: orgullo, pundonor y nobleza. ¡Ah! Y no olvidemos la representación de las figuras de la época: Antonio Bienvenida, Alfredo Di Stefano… Reconocibles. ¿Y qué podríamos decir del estilo empleado? ¿Cómo lo definiríamos? Un tanto arcaizante, pero definido… Una especie de híbrido entre Bartolomé Seguí y Paco Roca. El cómic se cierra con una leve nota biográfica sobre la vida de este torero, tras un cierre de la historieta con tintes nostálgicos. Estamos, pues, ante una historia perfectamente estructurada, bien llevada, muy documentada y altamente didáctica, aunque no le gusten los toros al lector. Consigue transportarlo a tiempos en los que dedicarse al arte de Cúchares era una odisea heroica en la que se aprendía el oficio a pelo, sin apoyos de escuelas de Tauromaquia. Tiempos en los que hasta la atención médica era muy limitada, y se aplicaba con medios hoy considerados rudimentarios… Una época en la que la veteranía en el gremio se medía por las cicatrices que los diestros atesoraban. Un cómic que, independientemente de los sentimientos personales ante el mundo del toreo, merece ser leído. Probablemente no sea del gusto de todo el mundo, pero está realizado con una técnica impecable, y supone una historia muy bien contada. Así que, parafraseando una tópica frase propia de maletillas y espontáneos del mundo taurino: “dadle una oportunidad”. |
Por Francisco Javier Illescas.
Via: http://www.fantasymundo.com/articulos/5867/cinco_tarde_historia_toreo_llevada_comic
Una respuesta a “A las cinco de la tarde: Una historia del toreo llevada al cómic .”
Reblogueó esto en El Heraldo Montañés.