Por José Luis Vadillo
De repente, Fandiño tiró la muleta y se perfiló con la espada con intención de entrar a matar al quinto de la tarde. El toro se arrancó y el torero tuvo que ponerse a resguardo. Pese a todo, volvió a intentarlo. Se jugaba la Puerta Grande, tras la oreja en el segundo.
La técnica es tan sencilla como brutal. Primitiva. Consiste en entrar a matar sin engaño. El animal ve al torero y lo embiste, y la única huida consiste en volcarse literalmente entre los pitones, para evitar la cornada. Y salir del trance como se pueda.
Antonio José Galán fue un torero cordobés de los años 70 que se hizo un hueco en el recuerdo de los aficionados por varias excentricidades, una de ellas la de matar numerosos toros sin muleta. Lo hacía de forma teatral, en un arrebato, como el de Fandiño en Las Ventas. Fuera la muleta y encontronazo contra la testud del toro hasta clavar la espada en el animal. Y el público se volvía loco.
Galán también tuvo sus tarde en Las Ventas, donde confirmó con Miguelín como padrino y Curro Romero de testigo, ni más ni menos. Su carrera estuvo marcada por los gestos de valor, la temeridad y la verdad. Su conexión con los tendidos era importante, hasta el punto de que en 1974 acabó como el número uno del escalafón, con cerca de un centenar de corridas y un rabo en Sevilla y Pamplona.
Galán falleció en 2001 en un accidente de tráfico. El Mercedes en el que viajaba se estrelló y en el accidente salvó la vida su hijo. Este martes y 13, el espíritu de Galán ha vuelto a Madrid.
Actualización: Por supuesto, Galán no fue el inventor de la estocada a cuerpo. Esta imagen colgada en Twitter por @MartinAgueroE de Zacarías Lecumberri en la década de 1910 lo demuestra.
