El domingo 3 de agosto, al mediodía hora de México, por la tarde hora de España, pudimos ver por televisión a través de Canal Plus, una corrida de toros en el Puerto de Santa María, en cuya puerta principal se inscribe una frase atribuida a Joselito El Gallo “Quien no ha visto toros en EL PUERTO, no sabe lo que es un día de toros” Nos queda a muchos la asignatura pendiente de hacerlo. La magnífica transmisión nos ubicó en un lugar en dónde entre otros bellos hechos, la banda de música toca con primor y luego en el sexto de la tarde, hubo una cantante espontanea en los tendidos, que nos estrujó con su cantar hondo, imagínese en lo que debe ser aquello en vivo. En el callejón se encontraba Morante de la Puebla quién actuará el próximo domingo 10 de agosto, con ganado de Zalduendo ahora propiedad de Don Alberto Baillères.
Recordé una plática con Don Antonio Ariza Cañadilla, empresario y filántropo, nacido en Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz, en 1921, inmigrado en México en 1949 como representante de la casa Pedro Domecq en la que trabajó hasta su muerte, el 26 de mayo de 2005, en la Ciudad de México.
Don Toño gestor de la Feria del Caballo en Texcoco y un español muy mexicano, algún día me comentó lo especial que es El Puerto y lo cito: “Existe en El Puerto una herencia espiritual, no es la raíz o tronco de una familia. La ciudad tiene más de alambique y de molde, que de cuna. En cuanto corre por la sangre un miligramo de sal marina de la que satura el ambiente o una gota del vino sutil de estas soleras que sin embriagar adormece, El Puerto ha realizado su conquista.
Un hijo de castellanos, nacido aquí, dirá siempre que es portuense. Dirá lo mismo que el nieto del alemán o de otros extranjeros. El ambiente penetra, domina y caracteriza cuanto se le entrega” Tal vez por ese amor, un paseo localizado cerca del centro geográfico de la población de El Puerto de Santa María, lleva el nombre y apellido del inolvidable Don Antonio.
Con gran afecto lo recordamos cuando en la plaza de toros del Puerto, Enrique Ponce, ejerció con gran maestría su innata sabiduría en la lidia de reses como la del domingo 3 de agosto de Torrealta, en la que no se presagiaba por lo deslucido del cornúpeta el lucimiento que sí logró el valenciano, con la solera de las casi 2,200 corridas que está a punto de sumar en su carrera, la espada, que es su talón de Aquiles, no permitió que saliera en hombros, pero recibió el amplio reconocimiento de los aficionados. Mismos que ocuparon más de tres cuartos de la plaza y lo menciono porqué con todo y lo especial que es el recinto taurino, las entradas de años pasados fueron magras. Tomás Entero a la cabeza de la nueva empresa que gestiona la plaza, se propuso ocupar los tendidos y lo va logrando.
Ayer comentó en entrevista con David Casas “siempre hay que dar liebre y no gato” refiriéndose a la presentación de los astados y bueno sería parar la oreja.
Quién se ha llevado la tarde del Puerto es el torero francés Sebastián Castella, quién ha deletreado el toreo literalmente, en especial en el quinto de la tarde, hubo una serie culminada con dos pases con la derecha y el remate, en los que prácticamente detuvo el tiempo, templando con preciosismo la embestida del burel de Torrealta. En sus dos astados tocó pelo. Al final se fue en hombros al haber aprovechado a cabalidad las cualidades del lote que le tocó en suerte, parece haberse reencontrado con su buen toreo el francés, albricias.
Concluida la corrida del Puerto de Santa María y lleno de recuerdos de Don Toño, me encaminé a La México dónde se lidió un encierro de De Haro de impecable trapío y en su conjunto en el comportamiento prevaleció la fijeza, la acometividad y la claridad en las embestidas, lo que algunos denominan en conjunto bravura, bien que la hubo, ratificando lo que ya habíamos visto en la Temporada Grande pasada, cuando Federico Pizarro dejó para la inmortalidad, una gran faena a un gran toro de la dehesa tlaxcalteca.
La que mejor aprovechó la oportunidad, fue la novillera poblana Karla de los Ángeles, con su primer astado de nombre Referente, de pelaje cárdeno, nevado, bragado, meano, botinero y caribello de encornadura apretada, tuvo momentos brillantes, sin dejar de mencionar algunos altibajos, producto de su falta de torear más frecuentemente, pero tuvo el gran mérito de salir a flote con argumentos para repetirla y además tuvo la valentía de ejecutar una estocada recibiendo, que aún colocada un poco caída, no fue óbice para que el público vía la ratificación del juez matador Gilberto Ruiz Torres, le otorgara una oreja.
Sus compañeros de cartel, Miguel de Pablo, torero español a punto de recibir la alternativa y Sergio Garza de Monterrey, evidenciando poco rodaje, tuvieron detalles, sobre todo el hispano, pero al no redondear su actuación, pasaron inéditos.
Ya veremos que nos presenta La México para la siguiente semana, al Puerto aún le faltan algunos festejos y en especial el del domingo 10 de agosto próximo atrae la atención, toros de Zalduendo para Finito de Córdoba, Morante y Manzanares, quién pueda asistir, será afortunado.
Ya les platicaremos.