En la perla tapatía el público exige y la empresa los complace, un toro con trapío sin mácula, la semana pasada lo tuvieron con los astados de Los Encinos propiedad de Eduardo Martínez Urquidi y el domingo próximo seguramente no le irán a la saga los de José Julián Llaguno que sustituyen a los de Barrralva propiedad de la familia Álvarez Bilbao, lo cual es prueba que de proponérselo los toros en México se pueden presentar en todo su esplendor y sin tacha.
En una semana en la que se ha discutido sobre un toro erróneamente lidiado en la plaza de Mérida de la ganadería de San Isidro, los cronistas locales y los programas nacionales, se han extendido en elogios para la ganadería de Los Encinos por la presentación de sus toros en Guadalajara y también por su comportamiento en el ruedo tapatío.
Platicando con un buen amigo sobre la corrida del domingo 1 de marzo de 2015 en la Nuevo Progreso, se entusiasmó recordando a cada uno de los astados lidiados y me dice que los trofeos no fueron en la proporción que hubieran sido de mediar mejores ejecuciones de la suerte suprema, tanto por parte de Joselito Adame y como por Juan Pablo Sánchez.
Me mencionó también la baja animosidad de Alejandro Talavante, quién regaló un toro de Montecristo pero coincidimos en que su campaña mexicana reciente no tuvo la suerte de los triunfos a la que nos tiene acostumbrado el torero extremeño, en Guadalajara y me atrevo a decir en su campaña desde enero en México, solo nos dejó unos cuantos detalles de su variada tauromaquia, ya lo veremos cuando regrese a México probablemente en abril o mayo.
Me relata mi amigo de los cruces de la mirada entre los aficionados de cepa el domingo pasado en la monumental tapatía, que acompañaban la pasión que produce la irrupción en el ruedo de un toro con la acometividad de un toro con toda la barba y con un comportamiento en la embestida que provocaba que se oliera que algo importante iba a ocurrir y por los instantes que hemos visto en las imágenes, así fue. Mi amigo se sintió muy feliz de asistir a una corrida tan importante, que lástima y me incluyó, el que muchos nos la perdimos.
El sabor añejo de la suerte de varas se palpó al sentir la fuerza en la acometividad de los toros de Los Encinos, que dejaban sin aliento a los toreros en particular el quinto de la tarde que cayó en manos de Joselito Adame, quién por esta vez no logró el triunfo rotundo que presagiaba la embestida del burel lo cual a veces acontece, dice mi amigo que no hubo acoplamiento entre torero y toro, por lo cual no fue posible que brillarán en su esplendor las condiciones del toro también de acuerdo a varias crónicas de los periódicos tapatíos, algunas de ellas reproducidas en este sitio.
El Nuevo Progreso de Guadalajara presentó animales con trapío y con transmisión. Era una corrida de toros, serios y con importancia. A partir de ahí, comienza el espectáculo de la fiesta, para bien o para mal y me parece que por el mismo rumbo irá la corrida de José Julián Llaguno que se presentará el domingo próximo en Guadalajara, con el cartel que encabeza por orden de antigüedad El Conde, quién tuviera una profesional presentación en La México y reaparecerá después de las cornadas que sufriera actuando en el ruedo capitalino, con Arturo Saldívar y Sergio Flores; éste último quién cerró triunfalmente con Gibraltar de Xajay en su única comparecencia (dilatada por motivo de una cornada) casi al cerrar la temporada grande de La México.
Esperemos que Guadalajara cierre a tambor batiente y deje la lección de la seriedad como bandera de una plaza que todavía no entendemos cómo es que su público no acude en mayor número para corresponder a los esfuerzos de la empresa que cada que hay un festejo, da muestra de cómo se deben presentar los toros en México. Enhorabuena.
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