El miércoles 23 de septiembre de 2015 en Logroño, hubo una clara muestra de la posibilidad que tienen los ganaderos al presentar a sus toros con el trapío serio y en ese sentido los toros de Fuente Ymbro, ganadería propiedad de Ricardo Gallardo, hicieron posible, que es claro recuperar la emoción en el ruedo como principio básico de comportamiento de los toros en el ruedo, para destruir la cantaleta de que el toro light, es el prototipo ideal para el toreo moderno.
Desde hace largo tiempo, y especialmente la temporada pasada y lo que llevamos de esta, cuando se anuncia una corrida de Fuente Ymbro, presagiamos que algo interesante puede pasar y en Logroño, en la Feria de San Mateo no fue la excepción, por distintas circunstancias se armó el cartel en mano entre un torero riojano y un torero francés, el primero emergiendo de las corridas duras y el segundo viviendo un año taurino de campeonato.
Los toros de Fuente Ymbro que tienen ascendencia en la ganadería de Jandilla, son toros físicamente bajos de agujas, largos y fuertes, delanteros y armónicos en sus encornaduras. En su comportamiento Ricardo trabaja para que la acometividad, el acudir con fijeza a los engaños con prontitud sea la constante para los toros que cría y crea.
En la corrida de Logroño el encierro en conjunto, fue sobresaliente y nos trajo a la memoria que en México los Barroso en especial Jaral de Peñas, trabajan con las líneas de Jandilla en sus empadres.
Lo que aconteció en el ruedo fue aleccionador, su expresión más completa lo fue la oleada de embestidas claras y alegres del tercero de la corrida de nombre Molinero, quién emocionó al público rápidamente al arrancarse con gran prontitud desde largo a la muleta firme de Diego Urdiales y fue claro que el público captó en unos breves minutos la diferencia entre la fuerza contra la inocencia en la embestida, tan frecuente en los últimos tiempos y exigida por muchas figuras para aceptar anunciarse en los carteles.
Era en opinión de muchos un toro merecedor del indulto y a la distancia vista por televisión, el homenaje de ovación a sus restos sonó a poco, mínimo era de vuelta al ruedo.
Por su parte Sebastián Castella con Le Coq ha realizado una faena vibrante que se suma a las grandes faenas como aquella que realizó en Las Ventas a un extraordinario toro de Alcurrucén que se convirtió en la faena y en el toro, más importantes de la Feria de San Isidro de 2015.
Los dos toreros junto con el mayoral Antonio Vázquez se fueron a hombros de una plaza, que el único pero es que lució una entrada magra.
Las crónicas han narrado con diferentes matices lo que en mi opinión se constituyó en una tarde inolvidable, aleccionadora, importante, la que vivimos intensamente por televisión el 23 de septiembre de 2015 en Logroño.
A punto de cerrar la temporada española y a unas semanas de abrir la Temporada Grande de aniversario setenta de La México en la que ya está anunciado Sebastián con todo merecimiento, sería una agradable sorpresa que Diego Urdiales venga a torear a México, su momento es para deleitarse con toreo sobrio, clásico y profundo.