En Guadalajara: Roca Rey trae la escoba… y va a mandar

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PRENSA R. REY |Roca Rey, en una imagen espeluznante, con el pitón en la boca y la taleguilla destrozada.

Por Francisco Baruqui

Se presentó en Guadalajara un torero…

Torero de la montera a las zapatillas, con apenas 19 años y ya matador de toros con tronío que trae la escoba… y va a mandar.

De la hermana Perú, Andrés Roca Rey, lo aseguro es de los toreros que salen allá cada treintena de años. Espigado, alto, con empaque de figura, con el sentimiento artístico que desborda aunado a un valor cabal, auténtico, de verdad, cayendo de pie e impactando ante la afición tapatía.

Capote de privilegio, sueltas las manos, bajas, abriendo el abanico para el lance a pies juntos continuando con ceñidas chicuelinas arrancando la estruendosa ovación al rematar con larga cambiada de hinojos que fue su carta de presentación. Quitando por tafalleras al intentar echarse la capa a la espalda, fue arrollado y prendido aparatosamente, llevándose un palizón de órdago, quedándole la taleguilla destrozada a la altura de la cadera. Sin inmutarse, el chamaco de pie llegó al tercio de muleta para desbordarse en un faena impactante ante un burel de poco lucimiento al que entendió a la perfección para engranar series de toreo por abajo con ayudados con la derecha y al natural con la zurda, aplicando el leve quiebre de cintura y la elasticidad en su muñecas para pases pletóricos de temple, sin que las finas astas del morito alcanzaran nunca la tela de la muleta. Clavadas las zapatillas en la arena, tal como inició su trasteo con pases por alto, aguantando y barriendo los lomos, dio la tónica de ponerse en el sitio de los grandes, de esos que, insisto y repito, traen la escoba para barrer y cetro para mandar.

Ritmo, armonía, cadencia y entrega absoluta en un torero excepcional que cuenta con todo para ser figurón, ganándose al público todo que le coreaba ‘¡torero, torero!’ como hipnotizado por el caudal artístico de este fuera de serie, venido de tierras peruanas pero hecho en ruedos españoles. Perfilado en corto aunque un cuanto precipitado, pinchó en dos viajes, para en el tercero cobrar estocadón, y con un público arrebatado que pedía la oreja, recibirla con todo merecimiento para dar la vuelta al ruedo con el batir de las palmas, con un lesión bucal por la que perdió varias piezas dentales teniendo que ir a la enfermería y salir a matar corriendo turno, el quinto de la tarde, toda vez que Octavio García “El Payo” al que vi desde partir plaza mal de semblante y extremadamente delgado, que tras de matar su primer toro sin transcendencia mayor, fue llevado a la enfermería de la que ya no salió.

Motivo tal, fue que Roca Rey, saliera en el quinto, con la taleguilla vendada y sin la chaquetilla, luego de los golpazos que se llevó, volver a darse en el mismo tenor de su primero, emocionando ante el toro más serio del encierro pero que, lamentablemente, pocas condiciones de lucimiento ofreció. El trasteo fue largo, iniciándolo con pases cambiados por la espalda sin moverse que conmocionaron a los tendidos, para continuar con derechazos y naturales, siendo cogido de nueva cuenta espectacularmente sin herida que lamentar, pero con el temple con el que los instrumenta, rematando siempre, con sendos pases de pecho, llevarse aplausos fuertes. Lamentablemente cobrando entera defectuosa al “hacer guardia”, lo que significa que la hoja de la espada saliese por un costado del toro, para posteriormente cobrar una entera bien ejecutada y descabello al primer golpe, hacerse merecedor a una vuelta al ruedo entre los gritos de torero, torero.

Al margen de apéndices cortados, la presentación de Roca Rey, ha sido esplendida al hacer a Guadalajara y su afición testigo de un torero con un proyección de alcances de alto, muy alto, altísimo nivel, que quiera Dios, que le respeten los toros, dado que se pone en donde las figuras mandan pero también en donde vienen las cornadas. Estamos con alegría porque Andrés, el chaval de 19 años, trae todo para renovar el marasmo, el tedio y el aburrimiento de un toreo repetitivo que hasta el hoy venía campeando por los ruedos taurómacos.

Su presencia en la próxima temporada española, seguramente será de alboroto, repito, que le respeten los toros…

De Eulalio López “El Zotoluco” cabe decir que tuvo una actuación con tres astados, dos de su lote y uno de “El Payo”, tuvo una actuación profesional con voluntad y tesón, haciendo gala de su buen oficio, pero sin alcances mayores que le valieran lo más, una salida al tercio de su segundo, ya que voluntad no quedó, rematando su faenas con varios viajes con la espada pero sin proyección mayor que la de un torero veterano que, con maestría, resuelve la papeleta lo mejor posible.

Por cuanto a los toros…

Repito, por cuanto a los toros, los tres de La Estancia, mal presentados, de feas hechuras y manifestando media casta desde el tipo a las lidias que dieron, lamentablemente vemos que la mansedumbre campea, y con mansedumbre tal, la emoción se ausenta sobreviniendo la moleta intrascendencia que da al espectáculo un sentido de parodia.

Los de Celia Barbabosa, con mejor presentación y trapío, sin nada de extraordinarios, tuvieron movilidad de toros de lidia pero la bravura escasea y el descastamiento manda.

Así, la brillantez y lujo de un espectáculo que se basa con mucho en la grandeza, se opaca. Volviendo a reconsiderar que la fiesta es de toros… y de toros bravos… lo demás; lo demás… es lo de menos.

Apenas un cuarto de entrada, influyendo seguramente el puente vacacional y las ofertas del “Buen Fin”. Los que no fueron se perdieron lo de Andrés Roca Rey.

Publicado en El Informador.

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