
Por Jaime de Rivero.
Acho (Perú) vivió una gran tarde de toros el domingo pasado. Esas que forjan afición. Y es que cuando hay toros con bravura y toreros con arte y dominio, la fiesta brava provoca emociones que no tienen parangón. Miguel Ángel Perera no pudo recuperarse de una complicada lesión y el cartel quedó en mano a mano entre los dos triunfadores de la temporada española. Nada menos.
La ganadería española de Daniel Ruiz ratificó su reconocida trayectoria, con un encierro que cumplió en presentación, salvo el primero, y que tuvo casta, nobleza y desplazamiento. Destacaron por su bravura los corridos en segundo y tercer lugar, a los que les cortaron las orejas.
El que abrió plaza se prestó para el buen toreo de capa de Castella, pero cambió con la vara y las banderillas. En la muleta arrollaba por el derecho y se revolvía con peligro por el izquierdo. El galo no pudo acoplarse y mató de una estocada caída.
Castella le cortó a ley dos orejas al tercero, “Pescadero“, bravo y noble que soportó exigente faena. Se lució con su repertorio de capa, tanto en las verónicas de recibo como en el quite por chicuelinas y tafalleras, tras el buen puyazo de César Caro. Inició faena con cambiados en los medios, que en México se llaman péndulos, para luego llevarlo toreado con la mano baja por el pitón derecho, aprovechando que el toro humillaba y se rebosaba. Armó una faena templada, ligada y ajustada que llegó al público, exigiendo muchísimo a su oponente en series de ocho muletazos. El toro fue perdiendo gas, pero Castella lo suplía tirando de él en cada muletazo. Por naturales también embistió con clase en series de trazo suave. Con una estocada arriba, fulminante, cortó los trofeos que le abrieron la puerta grande.
El quinto, noble y claro, Castella lo toreó por derechazos y naturales en series limpias, tirando del burel cuando se quedaba corto. Faena aseada en la que el torero francés sobrellevó la falta de trasmisión y entrega del toro. Mató de un pinchazo arriba y una trasera que lo tumbó. La mayoría pidió una oreja que el juez negó en contravención del reglamento, recibiendo una bronca.
Alberto López Simón es un nombre que ya quedó grabado en los aficionados. Venía precedido de una gran temporada en España que ratificó en Acho con una faena memorable a ‘Travieso’, encastado, con clase, fijeza y recorrido que son virtudes de bravo. López Simón destacó por verónicas y en el ceñido quite por chicuelinas, tras una buena vara de Tito Sandoval. El toro se vino arriba desde los muletazos de recibo que fueron por alto, para luego llevarlo a los medios. Estuvo sobresaliente con esos derechazos lentos de mano baja corriéndola hasta el final, rematados con el de pecho. Por el pitón izquierdo tenía menos recorrido y acudía rebrincado, complicaciones que superó templándolo en finas tandas de naturales. El torero por encima del toro, aunque agobiándolo demasiado y pasándose de faena cuando ya se habia parado. Mató recibiendo y le cortó las dos orejas. El toro recibió aplausos.
El cuarto tendía a quedarse corto y revolverse desde que salió. En la muleta tuvo recorrido por el derecho, pero se quedaba a medio viaje por el izquierdo. El toro no transmitió ni se entregó, pero el diestro igual lo metió en muleta, sometiéndolo poco a poco, de uno en uno, con exposición. Lo pinchó varias veces y perdió un trofeo.
El sexto era complicado por ambos pitones, acentuándose con la suerte de varas y las banderillas. Cogió aparatosamente a López Simón en los muletazos de tanteo, pero regresó para instrumentar una faena valiente y lidiadora. Logró someter a su enemigo, haciéndolo pasar tanto por el derecho como por el izquierdo en unos circulares lentos llevándolo a media altura. Valor y exposición ante un peligroso adversario. Con un volapié dejó una estocada caída, pero el toro dobla y la plaza pide una oreja que nuevamente el juez rechaza a pesar de existir pedido mayoritario.
Francia y los Toros
La tarde comenzó con un minuto de silencio por los atentados en París, que no pudo ser más oportuno por la presencia del torero francés Sebastián Castella y porque la tauromaquia también es atacada por la intolerancia cultural que promueve el movimiento animalista, que pretende imponernos por la fuerza sus ideas, sin respetar la diversidad cultural ni el derecho que tenemos de continuar practicando las expresiones de nuestra identidad cultural como es el caso de las corridas de toros. Francia, modelo de sociedad tolerante, posee una extensa legislación que protege a la tauromaquia para que no sea arrasada por la dictadura de los radicales e intransigentes.
Una respuesta a “Opinión: A la Bravura con Respeto”
Reblogueó esto en El Heraldo Montañés.