Plaza México: ¿Quién quiere acabar con la fiesta brava en la capital?

Con toros y toreros de verdad, el toreo exalta los sentidos y engrandece a quien lo hace. Sin embargo, la estupidez del falso alivio oscurece lo bello y hace trascender la penosa realidad. ¿Por qué, entonces, seguir con el timo?

Manuel Viera.

Por J.C. Valadez – De SOL y SOMBRA.

Año nuevo, mismos vicios. La Temporada Grande en La México no levanta, esto se debe en gran parte a qué siguen las autoridades en complicidad con los ganaderos y la empresa, hundiendo el espectáculo taurino con encierros indignos, que van en contra de la categoría que alguna vez ostentó este recinto taurino.

Hoy la nota negativa la dio el encierro anovillado de Arroyo Zarco, que nunca debió de haber sido aprobado por el juez Gilberto Ruiz (o Ruin) Torres, ya que casi todos lucían unas defensas diminutas, impropias de una plaza de primera.

Fueron seis astados desiguales de presentación, anovillados, faltos de casta y de fuerza en términos generales, de los que sólo destacó por su juego y trapío el corrido en cuarto lugar, que terminó recibiendo por parte del senil juez el arrastre lento. Una vez más el tercio de varas así como el de banderillas fueron un simulacro.

Todavía recuerdo las palabras del co-empresario de la México Pablo Álvarez al inicio de temporada, en donde aseguraba que los encierros vendrían bien presentados: Pura demagogia.

No sólo está temporada han estado el 90% de los encierros mal presentados, si no que ha sido la mayor disminución de trapío en muchos años en la capital.

Pero lejos de corregir el rumbo, todo sigue igual mientras los tendidos de la México se van quedando vacíos semana a semana, dejándonos ver que al público de la capital las corridas de toros parece que ya no le interesan.

La poca afición que queda está cansada de tanto aguantar y de ilusionarse, esperando que alguien le ponga un poco de seriedad a tanto engaño.

La Corrida

El segundo del lote de Garibay, fue un ‘toro’ más cornalon que el resto de sus hermanos. El animal llegó a la muleta crudito, y Garibay aprovechó las arrancadas que tuvo el astado por el pitón derecho para trazar redondos templados. El burel sacó el fondo de casta que tenía y Garibay intento recrearse en una faena con buenos pasajes y por momentos lo consiguió.

Por el pitón izquierdo el de Arroyo Zarco tuvo mucha calidad, pero Garibay solo lo intento en una serie por ese lado, en donde por cierto dibujo los mejores muletazos de la tarde al natural. Después regreso a la derecha para instrumentar un par de tandas que fueron muy coreadas, para posteriormente dejar una estocada trasera y caída.

Inexplicablemente el juez tras haberle concedido una oreja que el diestro se había ganado con toda justicia, le regalo una segunda que terminó por emborronar el triunfo de Garibay con una polémica puerta grande.

Su primero era un becerro sin cara ni trapío, una babosa en cuanto a su comportamiento, pero acudía a los engaños de su muleta sin ninguna malicia.

Al “zapatito de Arroyo Zarco” lo toreo con el capote con temple y expresión, sin embargo con la muleta anduvo por algunos momentos destemplado y con algunas dudas, por eso su faena se desarrolló entre altibajos.

Mató de un bajonazo y el juez Ruiz Torres en esta ocasión no concedió la oreja, pese a la petición minoritaria pero ruidosa de la familia y amigos del matador.

Mario Aguilar anduvo desaliñado en su formas y en su apariencia. Es cierto que le tocó el peor lote, pero sólo pudo dejar algunos detalles sueltos con el capote. Le sigue faltando dar ese pasito adelante en lo anímico, ponerse en forma y decidir si quiere continuar en esta profesión con más seriedad o pasarse el resto de la década en la banca esperando oportunidades, porque cualidades las tiene.

Escribir del Capea sería quitarle su tiempo estimado lector, así que solo le diré que estuvo como siempre: Voluntarioso pero sin poder decir nada.

En resumen, fue otro decepcionante encierro esta vez de la ganadería de Arroyo Zarco y lo que es más grave, impresentable para una plaza de primera como pretende seguir siendo La México, porque la mitad de los toros que saltaron al ruedo nunca debieron de haberlo hecho.

Las salidas en hombros de Angelino -en la onceava corrida- y en esta ocasión de Garibay poco aportarán para sus carreras, al no haber sido puertas grandes rotundas y acompañadas de un éxito unánime.

Por el contrario, las dos fueron polarizadas por los fallos de las autoridades en turno, al concederles trofeos inesperados e inmerecidos.

Al tiempo.

ARROYO ZARCO / GARIBAY, CAPEA y AGUILAR

Seis Toros de Arroyo Zarco, chicos, pobres de cara, mansos y débiles, destacando el corrido en cuarto lugar de nombre “Ilusión” que recibió el arrastre lento.

Ignacio Garibay: Vuelta por su cuenta y dos orejas.

El Capea: División de opiniones en su lote.

Mario Aguilar: Silencio tras un aviso y silencio.

Plaza México. 3 de enero del 2015. Decimosegunda corrida de la temporada, con la que se cumple la venta del derecho de apartado. Menos de seis mil personas en la plaza de toros más grande del mundo.

Twitter: @Twittaurino