La Ilusión de la Sospecha – El Trapío por debajo del Mínimo Histórico en La México.

Así embistió “Ilusión” de Arroyo Zarco al natural, el lado bueno.

Ya quisiéramos que la paridad del peso frente al dólar la fijara la Plaza México, sería una maravilla. Claro, porque si hicieran del tipo de cambio lo mismo que le han hecho al trapío autoridades, empresa, ganaderos y demás… no se sufriría la cuesta de juntar los tantos pesos que cuesta la moneda americana. Una situación inversa ha ocurrido con el toro en la Monumental, en vez de crecer o de mantenerse fuerte, el trapío se ha devaluado para desilusión de la Afición y para propio demérito de los toreros, tal como ocurre con el triunfo de Ignacio Garibay que es tal como el nombre del cuarto al que desoreja… una mera “Ilusión”.

Por: Luis Eduardo Maya Lora – De SOL Y SOMBRA. Plaza México.

Si alguien encuentra al Trapío, llámenle, urge su presencia y urgen corridas serias para la Plaza México.

Seriedad en los toros todos sabemos que es.

Porque así como “entre calés no va remaguillé”, entre taurinos es una inocentada salir con el cuento, tópico que se diría, de que “el toro mexicano no da para más”, ese con el que el oficialismo sale y se defiende cada ocho días. Con el respeto debido, si el de ayer de Arroyo Zarco es el toro mexicano la devaluación del mismo es ya no solo permanente, sino, tristemente, perpetua.

Corridas como la de ayer quitan la fe a cualquiera.

Porque no basta repetir lo que ya sabemos: Reyes Huerta y Arroyo Zarco son dos de las ganaderías de menor tamaño de México, solo que esta última no había arribado a los mínimos históricos de este domingo, ni siquiera aquel encierro de la lluvia hace 4 años había llegado con tan poco en presencia como el de este domingo.

Nada diremos sobre astas o falta de edad, nada podemos demostrar, solo sospechamos.

Pero insistimos, la apariencia del toro es tan importante como su esencia.

En la apariencia Arroyo Zarco se queda ayer, como aquel grito en el tendido de La México en 1998, los antiguos hoy deben bien recordarlo, en riachuelo. Porque basta echar la memoria y remontarnos al domingo 30 de Enero de 2005 para ver aquel encierro del toro “Soñador”, el de los dos puyazos de Víctor Ortega, nada guarda en relación con su apariencia con el de esta tarde.

Y en su esencia, la mansedumbre pesa en lo general más que nada.

Esta anovillada corrida tiene también la mala suerte de que primero y segundo se encuentran con Garibay y “El Capea”, respectivamente, incapaces de mejorar su condición mansa sobre la cual volveremos; que tercero y sexto se ven mermados por diversas lesiones e incluso, este último, con doble maroma sobre la cabeza. El que ha tenido menos es el quinto tan espeso como su lidiador.

Entonces tenemos que el que abre plaza, de una cara deslavada, de una estrechez y una cabeza que no inspira la necesaria majestad, no del tamaño sino del trapío, es un astado de condición mansa pero con la nobleza suficiente para enganchar a Ignacio Garibay y no descomponerse. O aguantar su aceleración capotera sin protestar o siquiera apretar.

El toro no desarrolla sentido o listeza alguna.

Y si en la muleta aprieta es por la manida forma de Garibay de tirar el brazo que lo descoloca para cada uno de los muletazos que siguen a los dos primeros de cada tanda. Este vicio, sumado al de echar siempre afuera y componer después, hacen de la suerte del primero un ejercicio de incapacidad primero y de macheteo después con la muleta.

Además de un espadazo terrible por bajo y la acertada negativa de la autoridad.

Pero la suerte caprichosa es.

Si hay un torero que sin temor a equivocarnos al que le han embestido los toros en la Plaza México es a Ignacio Garibay. Desde su confirmación hasta hoy por la tarde.

Veamos.

Nobilísimo el lote de Reyes Huerta en 2002, amplio el de Xajay en el mano a mano con Manzanares, el barralva que le levantó los pies y que de rebote le trajo dos orejas, el bravísimo toro de De Santiago que lo lastimó en 2003 o el extraordinario Fernando de la Mora que le fracturó la pierna y al que aun así cuajó en 2002. Incluso los carranco (sí, han leído bien) en 2008.

Suerte ha tenido, por la que suspiran todos los toreros.

Entonces su modesto sitio se explica en su forma de estar, otrora templado a la verónica, hoy enganchado, incluso adelantando, solo a pies juntos se templa y remata. Buen trato merece el cuarto, bonito ejemplar aunque demasiado justo para la plaza en la que se lidia, como su nombre, su trapío es tan solo una “Ilusión”, no obstante lo recto del lomo y lo bien construido de este cárdeno obscuro. Su paso ante el caballo es breve, previo al puyazo dobla contrario, empuja con un pitón no obstante.

En banderillas, sin emplearse y algo distraído, hace los viajes largos con la cara un poco arriba, mostrando fijeza. De inicio cerca de tablas, pasa insulso, casi perdiendo el paso en el inicio alternado, mitad enganchado con trincherazo intercalado, por arriba de Garibay. Pero en los medios se encasta, crece cuando tiene el trapo al frente mismo que engancha al no haber el ritmo tan necesario ante un toro cuyo rabo alegra y cuya fijeza deslumbra.

Es para bordarlo.

Entonces Garibay tira del toro tras el trincherazo y pega tres pases en tanda derechista. La Plaza responde y el toro crece tras el firmazo y el cambio de mano cuando su perfil izquierdo es probado y rebasa al torero en una tanda sin son alguno ni ligazón con la zurda, donde se muestran las grandes posibilidades del toro y el poco tino y sobre todo la colocación, otra vez, de un torero que solo está a gusto con la muleta armada. Si no ha rematado de improviso los naturales, se lo lleva.

Y es muy notorio, cuando el toro pasa por las rayas se descompone, sale con la cara arriba y sosea, más cuando Garibay después de un pase templado, se descompone y descoloca, en vez de crecer, frena el juego a más del toro. Igual que la nueva tanda al natural, la gente se emociona porque el toro tiene demasiada calidad, perdona el cite hacia fuera, la colocación siempre a la trágala, los mantazos y, claro, el pellizco del ayudado por bajo difumina cualquier otra consideración.

La Plaza México pondera ayer el adorno sobre lo fundamental.

Y peor aun en los siguientes adornos.

Lo imperdonable de esta faena es que teniendo una embestida que ilusiona y rompe a bueno, Ignacio Garibay deja el final de faena, lo que más importa, en la simpleza en una cadena de molinete, capetillina vitolina y apurados tirones con la izquierda que abandonan lo fundamental y, para rematar, el último intento de derechazos quedan enganchados, para afuera siempre y con el muletazo que marca el sino de la faena.

El pase de la firma enganchado.

Un toro como este, a plenos medios, exigido por bajo y al natural… sabrá Dios.

Y como uno no sabe nunca nada, realmente las dos orejas son parte de la crisis de la Plaza México. Lo único que sabemos es que Garibay se va triunfador en cantidad, en número, mas no en calidad y en huella. Para muestra el feo espadazo caído aplaudido a rabiar por la gente, bastaba esto hace 10 años para no dar una oreja. Mal valorado por la Autoridad igualmente que quizá en lo único que atina es el Arrastre Lento al astado, bueno hasta la muerte.

Discutido y discutible.

El resto es condenar la falta de fuerza, la falta de majestad de la corrida y, claro, las buenas recomendaciones de “El Capea” al que esperamos –sabemos que no será así- hayamos visto por última vez porque en esta época de tipo de cambio por las nubes ir a los toros cuesta más que nunca y ver a un diestro de estos no vale la pena. Para muestra sus vacilantes, nerviosos y saltarines pinreles que no dejan nada para la posteridad.

Al tiempo.

Y Mario Aguilar está tan aletargado que ni el terno de torear le realza. Hace el esfuerzo pero se queda corto. Mal con la espada.

Lo que bien empieza, bien acaba y viceversa.

Los mínimos históricos nos dan muestra de lo que puede venir en un año tan simbólico para la Monumental. Quisiéramos que repuntara el trapío, que la majestad regrese o que la grandeza volviera. Pero esto es suspirar de que el peso sea tan fuerte frente al euro como ante al dólar.

Más en un tiempo en que México y La México no se utilizan el entero de su trapío o toda la punta de sus defensas. Andan ambos, como el peso, a la baja.

Conste que es tan solo una simple sospecha.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Temporada Grande 2015-2016. Domingo, Enero 3 de 2016. Décima Segunda de Derecho de Apartado. Menos de Un Tercio de Plaza en tarde fresca de inicio y posteriormente fría, con cielo despejado y con algo viento molesto en algunos pasajes de la lidia. Desigual la Autoridad al correctamente negar la oreja del primero pero al otorgar malamente la segunda oreja del cuarto.

6 Toros, 6 de Arroyo Zarco (Divisa Morado, Amarillo y Plata) Sospechosos de pitones. Impresentables, salvo segundo y cuarto, justos. Pobres de cabeza principalmente el sexto y los tres castaños lidiados en primero, tercero y quinto lugar. Anovillados y mansos en general, con fondo el cuarto, número 156 de nombre “Ilusión” con 511 kilogramos, cárdeno obscuro, no obstante su falta de pelea ante el caballo, su sosería y su tendencia a la querencia, fue homenajeado no sin polémica con el Arrastre Lento.

Ignacio Garibay (Grana y Oro) Saludos tras petición y Dos Orejas. Pedro Gutiérrez “El Capea” (Marino y Oro) Silencio en ambos. Mario Aguilar (Grana y Azabache) Palmas tras Aviso y Silencio.

El primer espada salió a hombros.

Destacó a la brega y en banderillas de la cuadrilla del tercer espada, Alejandro Prado.

Una respuesta a “La Ilusión de la Sospecha – El Trapío por debajo del Mínimo Histórico en La México.”

  1. Mi querido Lalo, desde que subieron a fb las fotos de los toros, perdón, de los novillos de Arroyo Zarco, previne que esta corrida, como muchas otras, iba a ser un fraude para los aficionados.
    Pero, más fraude fue el ver lo manipulado de las astas, NO CORRESPODEN A LO QUE VI EN LAS FOTOS QUE ENVIARON DE LOS ANIMALES EN EL CAMPO.
    Mi pregunta es, a quien favorecen, a quien beneficia el que realicen este tipo de trampas.
    Ya no tan solo vemos en la mexico, así, con minúsculas y sin acento, lo más indigno de nuestra fiesta, hemos cambiado, lo que se decía antes de ser una de las plazas más importantes del mundo taurino, por ser la plaza más grande, más vacía y fría del mundo.
    Me preocupa el futuro, me preocupa el 31 de enero, cuando un boleto de $90.00 se vende hasta en $2,000.00 y que cuando lleguemos con 3 horas de anticipación a nuestros lugares, nos den gato por liebre.
    Es, así de claro, la primera vez en mi vida, que pienso en vender mis 4 lugares para hacer negocio.
    Reciban, Miriam, Pepe Niño y tu mis mejores abrazos y deseos de éxito para el 2016.
    Gabriel Lejtik.

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