
El domingo pasado por enésima ocasión, en el festejo en el que alternaron Arturo Macías, Sergio Flores y Andrés Roca Rey, que confirmó su alternativa en el coso de insurgentes, quién se llevó el pato al agua por su enfermizo y mezquino protagonismo, fue Rafael Herrerías, que no da paso sin guarache, para llevarse los honores en sus ahora sí, perrerías.
El papelazo que se aventaron al alimón el empresario y el juez de plaza Jorge Ramos, quedará grabado con letras de orégano en los anales de la plaza México. Por un lado la “autoridad” de la plaza, autoriza el toro de regalo que respetuosamente, solicitó el torero peruano para anunciar minutos después por el micrófono; qué dijo mi mamá (el empresario), qué siempre no y el que las manda tocar en el changarro de la colonia Nochebuena, más bravo que un león rasurado, que se le arranca de largo a usía, como queriendo pelear y casi echó mano a sus fierros, para desmentir lo dicho por Jorgito Ramos. Conclusión que el cómico empresario y su patiño ramos, estuvieron de campeonato.
Reza el refrán popular “tanto peca el que mata la vaca, cómo el que le jala la pata pues, de todos es sabido que por años el que hace y deshace a su antojo en la plaza México, es Rafael Herrerías pasando por encima de los estamentos taurinos que rigen el espectáculo y el respeto que le merecen tanto público, autoridades, periodistas, matadores, subalternos, monosabios, torileros, etc. etc. A este sujeto con perdón sea dicho, le vale madre todo ése universo de personajes afines e inseparables de la fiesta de los toros y de la cual ha lucrado í l i c i t a m e n t e por años un ejemplo muy reciente de su poder aterrador que ejerce en dicha plaza, fue aquél de bautizar a un toro con el nombre de JUEZPEND… en represalia por el hecho de que otra vez el juez Jorge Ramos, negó conceder un premio que él consideró así y Herrerías cobardemente se deslindó de aquella falta de respeto hacia el juez de plaza.
Por otro lado el señor Jorge Ramos, violentó con su actitud timorata en el ejercicio de su “autoridad suprema” de la plaza que le fue conferida por la Delegación Benito Juárez y la propia Comisión Taurina, para hacerla valer digna y cabalmente y no hacer la graciosa huída, argumentando que el empresario le había dicho que no cuándo ya había autorizado el toro de regalo; además el famoso toro de regalo, está aprobado por el propio Reglamento así que no tiene disculpa alguna el señor Ramos, de correrle el toro al revés a “fechorías”, para justificar su falta de “autoridad”, por no decir falta de huevos.
Óscar López Gamboa.
Ex Juez de Plaza Calafia.