EsJosé Tomásla figura más emblemática de la actual Tauromaquia, leyenda viva del toreo y el único que hoy llena las plazas como se acaba de comprobar la semana últimaen San Sebastián. Torea muy pocos festejos, cobra más que ninguno de sus colegas, lo que se justifica pensando que los empresarios que lo contratan logran así vender todo el abono de las ferias. Luego es rentable. Pero quien goza de una extraordinaria popularidad es, paradójicamenteun hombre de vida misteriosa, del que poco saben acerca de su existencia fuera de los ruedos aquellos que lo aplauden enardecidamente y hasta pagan en la reventa cantidades muy superiores a su precio en taquilla. Desde los lejanos tiempos de Manuel Benítez “El Cordobés”, allá por la mitad de la década de los 60 y los 70, no se conoce un caso parecido, pero de este último se sabían multitud de detalles, algunos de su intimidad; en cambio del madrileñose ignora esa parcela de su vida privada,que él defiende sin resquicio alguno. ¿Sabían de su convivencia en su chalé “Villa Ángeles”, de Estepona, con una malagueña llamada Isabel con quien tiene un hijo y de la que apenas se conocen escasos datos, ni siquiera sus apellidos?
José Tomás, que el pasado sábado 20 de agosto cumplió cuarenta y un años, tuvo una novia en su pueblo natal, Galapagar, en la sierra madrileña. Pero su dedicación a los toros tal vez la alejaron de ella, aparte de que siempre fue un muchacho de timidez casi enfermiza, poco amigo de ligues femeninos, según recuerdan algunos de sus paisanos. Fue su abuelo paterno, Celestino, quien le inculcó la afición taurina, llevándolo muchas tardes a un tendido alto de la madrileña plaza de Las Ventas. De adolescente, el chico únicamente pensaba ser futbolista, formó parte de un equipo local y puede que soñara con ser algún día jugador de su equipo favorito, el Atlético de Madrid. Sobrino nieto del ganadero Victorino Martín (con quien rompió sus relaciones), se placeó como novillero por plazas de la serranía madrileña y como no lo ayudaban a dar el salto a plazas importantes se marchó a México donde toreó mucho y tomó la alternativa en 1995. Le costó a su regreso a España hacerse figura, hasta su consagración a finales de los años 90 del pasado siglo. Siete puertas grandes en la Monumental de Las Ventas dan medida de su importancia, sin contar otros triunfos en los cosos de más categoría. En la actualidad, lleva varias temporadas alejado de muchos de ellos, contentándose con hacer el paseíllo en apenas diez festejos al año.