TIRANOTAURO
Por Aurea Lucia Mera.
Acabo de leer que en Bogotá se tiene previsto para agosto un referendo sobre la autorización o prohibición de las corridas de toros en la plaza de Santamaría. Votar Sí o No.
Jamás me imaginé que el alcalde Enrique Peñalosa se prestara para tal exabrupto. Siempre he tenido de él una magnífica percepción. Un hombre honesto, apasionado por su ciudad, conocedor de ella, siempre con planes ambiciosos y de largo alcance a los que muchísima gente de mirada miope y cortoplacista se opone.
Voté por él en su primera alcaldía —yo vivía en Bogotá—, y esa sucia y desgreñada capital, que no tenía salidero posible, cambió de cara y se transformó. Esa realidad nadie la puede negar. Posteriormente nos hemos encontrado en algunas ocasiones puntuales. Siempre me ha parecido un caballero y un gran señor. Estructurado, de ideas claras y con pasión por hacer las cosas bien.
Por eso no me lo imagino siquiera aceptando o proponiendo un referendo sobre la tauromaquia en Bogotá. Jamás se me pasó por la cabeza que se le ocurriera siquiera esa idea. Una cosa es no ser aficionado taurino y otra muy diferente convertirse en un tiranotauro.
El referendo en sí me parece, aunque no sé nada de leyes, totalmente ilegal, porque no se puede, en una ciudad de ocho millones de habitantes, decidir el futuro de un espectáculo de minorías. Esa es la crónica de la muerte anunciada y el estacazo final y matrero para un espectáculo que muchos consideramos un ritual sagrado. Un arte. Un patrimonio cultural. Una tradición enraizada desde la Colonia. No solamente en Bogotá, sino en toda Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela, sin contar España, Francia y México.
Un espectáculo que tiene un aforo de máximo 12.000 espectadores; que se realiza una vez al año en cuatro fines de semana; que mueve la economía en ventas y comercio pintoresco; que le deja a la ciudad dinero contante y sonante porque todo o prácticamente todo se va en impuestos; que da trabajo a muchísima gente que vive del Toro, así, con mayúscula; que mueve turismo y no perjudica a nadie, porque nadie —absolutamente nadie— está obligado a asistir, no puede ser mutilado de un hachazo. Se convirtió de un momento a otro en un asunto con fines y propósitos políticos. Populismo barato. Irrespetuoso de los derechos de las minorías, que además abre una brecha oscura para seguir prohibiendo espectáculos y otras manifestaciones en que se sabe de antemano que ganará la mayoría en contra de la inmensa minoría que defiende sus derechos.
Creo que Bogotá tiene asuntos muchísimo más importantes que definir y planificar como para despilfarrar un dinero en algo tan absurdo como un referendo prohibicionista a un espectáculo que se convirtió, desde Petrus Imperator, en el florero de Llorente del populismo barato, la violencia reprimida y las manifestaciones agresivas. Eso sí es malgastar el patrimonio público.
Espero que prevalezcan la cordura y el respeto. Y pregunto: ¿en ese referendo también van a caer los gallos de pelea, el coleo, las corralejas, el boxeo y el circo, o solamente el chivo expiatorio de la arbitrariedad son los toros? ¿Petro salva sus gallos y los taurinos perdemos los toros? ¿Así de ese tamaño es la farsa?
¿Nadie va a defender el derecho de las minorías taurinas… los del derecho de la adopción en parejas homosexuales? ¿Las iglesias cristianas son antitaurinas?
Alcalde Enrique Peñalosa: no le queda bien su tiranotaurismo. Es inexplicable que se deje manosear del populismo. Nunca fue su estilo. Piénselo. Le envío un abrazo envuelto en una muleta y una montera, con un abanico y un clavel.
Publicado en El Espectador
Una respuesta a “Bogotá y su referendo taurino ”
Vaya vaya vaya, no puede ser que haya alguien queriendo defender lo indefendible cuando ni siquiera se informa bien.
1. No hay un referendo, con seguridad la señora Mera no ve diferencia entre una naranja y una mandarina, un referendo es muy diferente a una consulta popular, ni siquiera la pregunta habla de prohibición, como en realidad se quisiera, sino de consultar a los bogotanos y solo a los que tienen inscrita su cédula para votar en Bogotá si están o no de acuerdo con que en Bogotá se den corridas de toros, sería recomendable que la señora Mera lea bien antes de escribir. Si L señora Mera no tiene inscrita su cédula en Bogotá solo le queda sentarse a ver la votación.
2. Peñalosa no decidió hacer la consulta, fue una orden de la Corte Constitucional,la señora Mera habla de ilegal cuando la misma Corte dice que es legal? Vaya atrevimiento, la pregunta de la consulta pasó los exámenes de constitucionalidad.
3. Los taurinos no so una minoría por condición, no son una población históricamente vulnerada, todo lo contrario, históricamente han sido privilegiados, especialmente por las esferas altas esferas políticas y económicas, indignan las verdaderas minorías pretendiendo colgarse un inri que no les aplica, sólo se puede decir que son u grupo de interés minoritario, de esos hay muchos, tantos como gustos quiera.
4. Si bien las corridas de toros se dieron en algunos lugares en Colombia, no propiamente en Bogotá sino en Boyacá con Francisco de Paula Santander y Antonio Nariño, hay que ver que La Santamaría se construyó en 1931, 86 años apenas, ni siquiera una generación completa, aún hay aficionados vivos de esa época como también antitaurinos, entonces mal dicho decir que esta enraizada, si apenas se sostiene, y falso si es afirmar que en toda Colombia, cuando sedan apenas en unas 5 capitales departamentales y algunos municipios porque la señora Mera parece que olvida la Ley 84 de 198que si bien excepciona las corridas de toros de la ley contra el maltrato animal, también acota y limita su ejercicio a aquellas plazas fijas y en dónde se ha dado de cierta manera ininterrumpida aunque no especifica durante un número particular de años, es ambigua en ese sentido. Por cierto, en ninguno de los países que menciona hay que decir que e España solo se dan en el 60% del país, en Francia sólo en el sur, el 7%del territorio francés, en el 93%es delito desde 1850, en Ecuador no llega al 10%, en Venezuela apenas en 3 estados porque ni en Caracas hay, la plaza está en abandono total, en México ya hay tres Estados Sonora 203, Guerrero en 2014, Coahuila en 2015 ya las prohibieron y muchos otros estados tampoco son taurinos.
5. En la Santamaría no caben 12 mil, después de la remodelación, solo caben 10.200 personas, que pasa señora Mera, actualícese.
6. Eso de que no se perjudicial a nadie es muy discutible, empecemos por los toreros, una cornada perjudica, de ir que no es un insulto a la inteligencia, pero también no menos resultan perjudicados los toros heridos, de sangrados y aniquilados, luego mutilados cortando les las orejas muchas veces con los animales aún vivos.
Reitera la señora mera una prohibición que no hay, como se anotó antes, aunque si debiera.
7. Bogotá claro. Que tiene muchos problemas, importantes muchos, pero clasificar grados de importancia es absurdo porque de querer hacerlo antes de resolver el primero no se empezaría con ninguno. Si para la señora Mera la democracia es despilfarro, que proponga una constituyente para impedir la participación de la ciudadanía en la democracia, la democracia jamás ha sido ni será gratis. Mal gasto si fue destinar más de 8 mil millones de las arcas del distrito en un edificio para ser usado sólo por unos miles de aficionados durante apenas unos días al año, en lugar de beneficiar a 8 millones de ciudadanos habiendo usado ese dinero en otros menesteres, y se queja?
8. Peñalosa está lejos de ser un antitaurino, nada más falso que decir que es populismo cuando precisamente al impedir las manifestaciones contra las corridas de toros es coartar un derecho a la protesta.