Opinión: Las pequeñas cosas qué grandes son

Por Luis Carlos Peris.

Concluida la Feria de Otoño de Madrid me quedo con la actitud de cuantos actuaron en ella. 

Fantástica la tarde de Miguel Ángel Perera con el emotivo colofón del abrazo a Fernando Cepeda, que hizo un alto en su convalecencia para estar junto a su torero en una tarde tan especial. Si la temporada sevillana tuvo dos vértices sentimentales con la cesión de banderillas de Ferrera al hijo de Montoliú en recuerdo de aquella tragedia de hace un cuarto de siglo y cómo Ponce le dio lustre a la despedida del toreo de su picador de toda la vida, Manuel Quinta, Madrid nos dejó un abrazo de dos toreros que nos llegó al fondo del alma. 

La grandeza del toreo, que indiscutiblmente la tiene, se abrillanta con detalles como éstos. En un espectáculo en el que se muere de verdad, estas pequeñas cosas contribuyen a que la Fiesta se venga arriba, precisamente ahora que tan mal lo pasamos.

Publicado en El Diario de Sevilla 

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