ÁLVARO LORENZO, LA BOMBA

Por Pedro Toledano.

Cada domingo de Resurrección el mundo del toro pone su foco en la Real Maestranza de Sevilla.

Es una de las citas señeras del santoral taurino. Desde que el ya mítico Curro Romero le diera lustre, se convirtió en la fecha deseada por las figuras y hasta para los ganaderos. Abrir la temporada sevillana es prurito que anhelan los espadas que se creen con derecho a elegir y por los ganaderos que quieren agrandar su leyenda, dicho sin retranca, en marco nada fácil para los que son de Despeñaperros para arriba.

Para la edición de este año, entre los atractivos que se ofrecían estaba el debut del veterano Antonio Ferrera y la presentación de la divisa de Victoriano del Río. Ambos estrenos justificados por sus continuos éxitos, aunque en esta ocasión no los redondearon según costumbre. Completaba cartel, Josemari Manzanares, uno de los toreros más queridos por la afición que acude a la Real Maestranza, quien pagó con una fea cogida su gran disposición ante un lote desabrido. Roca Rey, paseó una oreja después de una faena que merecía mayor premio.

Sin embargo, la bomba de la tarde explotó en la Monumental de Madrid. Quien tiró de la espoleta de una torería firme, madura y enclasada, cimentada en la pureza, fue el joven Álvaro Lorenzo. El toledano ante un encierro serio, pero de virtudes notables de El Torero, redondeó una gran actuación en sus dos toros. Paseó tres orejas que le abrieron la puerta grande de tan exigente palenque y, si el sistema establecido no es miope, también las puertas de los carteles de postín. Talla y clase tiene para presumir. David Mora, también brilló junto a Daniel Luque, que falló a espadas.

Posdata: Como nota marginal de lo acontecido en la comentada corrida de Victoriano del Rio en Sevilla, un dato que no conviene obviar, sobre todo por quienes tengan la responsabilidad de poner orden en el equipo veterinario de la plaza de Valencia. El toro ‘Devoto‘, número 166 del ganadero de Guadalix, desechado de la corrida del día de San José «por falta de trapío», fue lidiado en la Real Maestranza. Se impone el sentido común.

Publicado en Las Provincias

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