
Por Fernando Fernández Román.
Porque todavía tenemos una reserva de bravura en nuestros campos y porque aún hay hombres en el mundo dispuestos a jugarse la vida por el prurito que reporta una vanagloria legítimamente alcanzada –al margen de la recolecta de otras recompensas mundanas y tangibles–, merece la pena ir a los toros, estudiar su insólito e imprevisible carácter y tomar conciencia de la proeza que alcanzan aquellos individuos de la especie humana que son capaces de enfrentarse a ellos, creando arte en situaciones de máximo riesgo, sobre el albur que entraña lo recóndito, al filo de lo imposible.
Por todo esto merece la pena seguir yendo a los toros.
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Una respuesta a “Opinión: Merece la pena seguir yendo a los toros”
Reblogueó esto en El Heraldo Montañés.