Por Jaime Oaxaca.
Grato fue ver en El Relicario al Gobernador Antonio Gali en la Corrida de Independencia. Es la primera vez que asiste como Ejecutivo Estatal.
Actualmente existen estados de la República en los que prohibieron las corridas de toros. La presencia del mandatario poblano es una forma de decir adelante, estoy con la fiesta de los toros. Ignoro sus conocimientos taurinos, pero desde el lugar que yo estaba lo vi aplaudiendo varias veces.
Había muy poca gente en el tendido, de aquéllos, pocos se dieron cuenta que Gali estaba ahí, porque dentro del callejón estaba con los empresarios y otras personas en un burladero al que le adaptaron un techo para evitarse la mojada. La lluvia “estaba cantada”.
Debido al aguacero que cayó cada uno de los actuantes sólo mató un toro. Rafael Ortega se lo brindó al público y El Zapata a algún familiar o amigo que estaba en el callejón. Sólo el rejoneador yucateco Cuauhtémoc Ayala le brindó al góber poblano.
Sinceramente el Cuau era el único que podía hacerlo sin meterse en broncas. Porque el torero de a caballo era el único de la tercia que no chambea para el gobierno.
Se imagina usted al diputado Rafael Ortega del partido de Morena, brindado al góber Panista. A lo mejor se le arma, se exponía a una fuerte embestida de ya sabes quién.
El Zapata tiene a su cargo la cuestión taurina de la ciudad de Tlaxcala, es un funcionario público, que depende de la Presidencia Municipal actualmente con etiqueta priísta, inclusive el Gobernador de allá también es de los mismos, ni modo que le brindara a alguien de los blanquiazules.
Lo parte triste es que Tony Gali vio la plaza con unos cuantos aficionados. ¿Qué habrá pensado?
Mientras los aficionados no se enteren que hay corridas de toros, aunque les guste el espectáculo no asistirán.
Pareciera que la empresa no quiere avisarles.
Publicado en El Popular