Illescas: Roca es el virrey de la fiesta

Roca Rey, en un monumental derechazo, más ceñido imposible, este sábado en Illescas – Dominguín.

El torero peruano enloquece a Illescas con un valor que asusta al miedo.

Por Juan Antonio Pérez.

Había dos reyes en la plaza de Illescas. Uno era Don Juan Carlos, ya emérito, que acompañado de su hija, la Infanta Doña Elena, no se quiso perder el primer gran cartel de la temporada taurina en España. Y el otro se llama Andrés Roca Rey, se viste habitualmente de torero y es el número uno de la fiesta. Sin discusión.

Y da igual el parámetro con el que se le analice: si se habla de números, Roca fue el líder del escalafón en 2018; si se habla de llevar público a las plazas, no hay nadie que las llene tanto como él; si se habla de futuro, solo tiene 22 años; si se habla de emoción… bueno, eso no se puede explicar con palabras.

Mejor una descripción de los hechos. Salió el tercero a la arena, «Desarmado», el toro de menos trapío de una corrida tan noble como falta de empuje de José Vázquez, y Roca Rey solo le tentó a la verónica. Tras el paso por el caballo, se ajustó ceremonioso la montera y le citó desde los medios para quitar el hipo por chicuelinas, rematando con una larga que el anovillado aún persigue.

Cogió la muleta, se fue al tercio, se puso de perfil, la sostuvo con las dos manos y citó al animal por estatuarios. El clásico comienzo de faena de Manolete, que luego imitó José Tomás, solo que Roca Rey la ha hecho evolucionar incorporando los cambiados, esos pases en los que el toro da un giro brusco en el último momento, con los cuernos rozándole la espalda. Serían 20 segundos, no más, lo que dura una tanda de siete u ocho muletazos, pero cuando terminó el público había enloquecido de tal manera que hubiera sido conveniente encerrarle.

Los críticos del peruano dicen, para intentar minimizarle, que esos alardes tremendistas solo son una muestra de valor. Que torear es otra cosa. Bueno, bien, pues luego Roca se puso a torear, para no enfadar a los puristas. Con la derecha le llevó largo y por abajo, todo lo que daba la mano, todo lo que aguantó el animal, que no fue poco, cimbreando la cintura, acompasando el ritmo, sin enganchones, algo fundamental para que los toros no se desentiendan y al público le dé por mirar el móvil.

Con la izquierda, hay que decirlo, no hubo acuerdo. Aun así, una buena estocada le sirvió a Roca Rey para cortar las dos orejas. El sexto toro pareció inválido de los cuartos traseros, fue muy protestado y no dio posibilidad de hacerle faena porque, encima, se rajó con descaro.

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LA FICHA

Plaza de toros de Illescas: Lleno de «no hay billetes». Primer festejo de la feria del Milagro que hoy se completará con una corrida de rejones. Toros de José Vázquez, tan nobles como faltos de empuje. Morante y Roca Rey brindaron el primer y el tercer toro al Rey Don Juan Carlos.

Morante de la Puebla (de blanco y azabache): Estocada casi entera (oreja). Cinco pinchazos y uno hondo, aviso (pitos).

Sebastián Castella (de tabaco y oro): Pinchazo y estocada (silencio). Pinchazo y estocada, aviso (oreja).

Andrés Roca Rey (de gris plomo y plata): Estocada (dos orejas). Dos feos bajonazos (silencio).

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