Mirando a Fallas por el retrovisor

Pablo Aguado, la última esperanza del toreo sevillano.

Por Luis Carlos Peris.

Superado que fue el primer puerto puntuable de la temporada, arrastrado el último toro de Fallas, lo cierto es que quedan muchas cosas en la sesera. Tras aquella heroicidad de Octavio Chacón con los victorinos, una concatenación de detalles acompañaron a la rotundidad de Roca Rey y a los triunfos de Castella y López Simón.

De todo lo que pasó, la torería y el sabor a toreo de siempre de Finito fue como un manantial de agua cristalina que inundó Valencia de buen gusto, pero también me quedo con la sensación de que Sevilla ha parido otro torero. No un torero más, sino uno que llega en condiciones de hacer proselitismo. Se trata de Pablo Aguado, un sevillano hondo que hace el toreo según lo entendemos sus paisanos. En Valencia bordó el toreo y lo natural es que hubiese cogido alguna sustitución, pero la cosa está como está, con el sentido común a media asta.

Publicado en El Diario de SEVILLA

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