El toro bravo de hoy: Trapío, casta, bravura y otros conceptos para este domingo.

De SOL y SOMBRA.

El toro bravo de hoy es el fruto del paso, de un toro que de forma natural defiende su territorio y por ello que ataca de manera fiera pero que una vez castigado y sometido huye y que tiene el mismo comportamiento al resto de animales que conocemos, atacan pero después huyen del castigo, a ese otro toro que defiende su terreno, que ataca y acomete y que cuando es castigado y cuando se le somete no huye, no se amansa, sino que lucha, se crece a tal castigo y transforma su acometida inicial en embestida. Eso es la bravura, todos los animales atacan pero cuando se les castigan huyen, solo el toro bravo se crece al castigo. La bravura emociona, excita y es admirada por la afición conocedora.

¿Y cómo se consigue esa bravura?

Ahhh qué difícil, en días pasados oí a un periodista, y no es que tenga nada contra ellos, que decía: «¡Ay, la mansedumbre! ¡Qué plaga! ¿Por qué será?» Y yo me dije: ¿Qué por qué será? La pregunta sería al revés, ¿por qué será la bravura? La mansedumbre es lo normal, lo que hacen todos los animales, lo lógico, huir despavorido cuando se les castiga o cuando se les somete, lo natural, desarrollar el instinto natural de supervivencia.

Pero no, la bravura no es natural, claro que no, la bravura es artificial, es excepcional, es la que hace del toro bravo un animal único e irrepetible.

La bravura es fruto del trabajo del hombre que a través de un proceso de selección ha conseguido que un animal se comporte en contra de su propio instinto natural. La bravura no solo es artificial sino que nace de le mente de un hombre.

El hombre lleva años criando toros y tratando de hacer que esos toros sean bravos, y hay dos motivos fundamentales para la aparición del toro bravo como lo conocemos hoy, por un lado el ganadero que cría el toro y que crea la bravura, y de otro el toreo que va evolucionando y que exige en su evolución más bravura- Por Álvaro Nuñez para La Razón.

Trapío:

El trapío es la buena presencia de un toro, su gallardía y seriedad, no es cuestión de tamaño, sino del conjunto de rasgos morfológicos externos, actitudes y reacciones palpables a simple vista.

El trapío debe expresar el prototipo racial del toro de lidia, a la hora de apreciar el trapío de un toro hay que conocer las características morfológicas del encaste que procede y podremos aseverar que un toro tiene trapío cuando sus rasgos morfológicos externos coincidan fielmente con el fenotipo del encaste al que pertenezca. Otro factor a tener en cuenta, aunque no determinante es la edad, la edad da seriedad en la mirada y esa seriedad forma parte del trapío.

Trapío también es armonía, buenas proporciones y nunca significa amplitud ni basteza. Si bien el trapío, como decimos, lo da la armonía y las proporciones, los dos rasgos fundamentales y que imprimen más o menos trapío, a mi juicio, han de ser los cuernos, bien colocados, simétricos y puntiagudos y la mirada, esa mirada que impone respeto y admiración.

Cuando un Toro salta al albero y causa admiración por su presencia y miedo por su comportamiento, es el Toro con el trapío perfecto.

Casta:

La casta a diferencia de la bravura si es condición innata de algunos bovinos y al contrario de la bravura parece que la selección últimamente se inclina más por restar casta para añadir nobleza y de alguna manera esto es adulterar la condición del Toro de lidia.

La casta es el poder de combatividad que debe poseer el toro de lidia, por lo tanto la casta puede estar presente tanto en la bravura como en la mansedumbre. Un Toro puede combatir con más o menos codicia, con más o menos humillación, puede ir a más en mayor o menor medida, incluso puede rajarse en un momento determinado, pero no por ser más bravo puede tener más poder, el poder en lo que haga un Toro, para bien o para mal, es el indicador de la casta.

Un toro de casta hace cosas que gustan. Se admira su nervio, como embiste en determinado momento, pero de pronto se raja, su embestida se vuelve incierta, se aquerencia. Al principio va como un tren a cualquier parte y, sin saber el porqué, se va a tablas cuando menos se espera, éste sería el ejemplo de un Toro manso pero con casta. Si a la casta, al poder de combatividad, a esa sensación de no ser un animal creado para embestir, le sumamos los conceptos que engloba la bravura estaríamos hablando de un Toro excepcional. La casta por lo tanto es el concepto base del Toro de lidia. Si a ese Toro bravo no le añadimos buenas dosis de casta estamos a un paso de que la bravura como tal degenere en excesiva nobleza y eso acarrea inmovilidad, falta de combatividad y, lo más importante falta de emoción y, recordemos que, sin emoción se acaba la Fiesta.

Bravura:

La Bravura es magia, magia, sin duda, creada por el hombre. A diferencia de la casta, la bravura no fue condición innata de los Toros de lidia, la bravura la creó el hombre tras muchos años de selección.

Cuando un becerro manso está recién nacido en el campo, alejado de su madre y es atacado por las alimañas, su instinto animal le hace huir, sabe que enfrentándose a su enemigo tiene la batalla perdida y su única defensa es la huida, sin embargo el becerro bravo le plantará cara y será capaz de morir atacando, está “mutación”, en el comportamiento de los bovinos, ha sido creada por el hombre tras dura selección y esto es, ni más ni menos, la bravura.

La bravura innata era defensiva, la seleccionada es de ataque. La bravura es defender la vida atacando y yendo a más cuanto más dura sea la pelea y el castigo. ¿Qué especie de todo el reino animal sería capaz de ir a más después de recibir tres puyazos?, esa es la magia de la bravura.

La bravura es codicia, prontitud, venirse de largo, fijeza, temple, galope, humillación, no dolerse y se venirse arriba en el castigo y esto es sinónimo de nobleza, por tanto siempre ira ligada la bravura a la nobleza.

Nobleza:

La nobleza en un Toro no cabe duda que la ha aportado la mano del hombre. La nobleza ha sido el ingrediente fundamental que el hombre aportó a la bravura del Toro para que éste se convirtiera en toreable. Este ingrediente se ha ido añadiendo conforme a la evolución de la tauromaquia y las exigencias de cada momento que ha atravesado la Fiesta. Nobleza es sinónimo de obediencia, los nobles eran los que juraban obediencia a sus Reyes, nobleza es sinónimo de acatamiento de órdenes.

La nobleza en un toro significa que el animal ha de ir y hacer lo que el torero le ordene y cuando él se lo ordene y que no tenga reacciones imprevistas porque entonces, si se reacciona de manera instintiva se están cumpliendo las órdenes del lidiador y, recordemos, los nobles juraban obediencia, para opinar y maniobrar necesitaban la aprobación del Rey.

Por lo tanto la nobleza en exceso es dañina para la fiesta porque, de alguna manera, estamos restando peligro al matador y esto conlleva la falta de emoción.

Fiereza:

Fiereza como tal no es aplicable al Toro de lidia, fieros son algunos depredadores salvajes que jamás fueron sometidos en su comportamiento por ningún otro animal.

La Fiereza en un Toro es la dureza, la dureza en todo lo que realiza, la dureza a la hora de embestir, quizá haciéndolo con brutalidad, la dureza a la hora de ser sometido, la dureza debajo del peto, atacando al caballo de manera más o menos brava, con mayor o menor codicia, pero siempre con poder, la dureza para morir, vendiendo cara su muerte. La fiereza es la virtud de un toro por la cual le cuesta mucho someterse a su lidiador y cuando lo hace, se somete de manera agresiva y enconada. Es verdad que el Toro fiero puede ser también a su vez noble y bravo esta conjunción en definitiva es la casta y es lo que verdaderamente ha de tener el Toro bravo para que esta Fiesta jamás decaiga.

Genio:

El genio es definido por muchos como casta mala, o sea la degeneración de la bravura en reservas a la hora de embestir y reacciones imprevistas y molestas para el torero.

El genio es la casta no depurada, es la movilidad incomoda, es, en ocasiones defenderse con ventajas, esperando reacciones del matador para luego reaccionar de manera inesperada. El genio es difícil de domeñar y hace pasar malos ratos a los toreros, de alguna manera el genio sería el antónimo de la nobleza. Si la casta es necesaria, el genio es necesario porque, no cabe duda que el genio deriva de la casta.

La casta puede derivar en buena o mala, si es buena será bravura y si es mala será genio.

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