CRÓNICA: LXXIV Aniversario de la Plaza México. Arte de Morante, Despliegue de Ferrera.

Espléndido derechazo tras el inicio de faena de Morante de la Puebla que firma la mejor faena del LXXIV Aniversario.

La corrida de Jaral de Peñas se queda por debajo del compromiso. Mucho viento en tarde fresca trae el Aniversario, también una corrida dividida en dos partes, una grande y desrazada y otra chica, incluso protestada, que muestra a “El Zapata” en su habitual expresión, a Ferrera con una puerta grande obsequiada, a Morante, soberbio artista en su primero y breve lidiador ante el terrible sobrero quinto. En tanto “El Payo” pincha una faena desigual que emociona por momentos, ante el mejor del encierro,  que queda en la nada por su falla con la espada.

Por: RedacciónDe SOL Y SOMBRA. Plaza México.

Una desigual, en presencia y juego, corrida de Jaral de Peñas se ha lidiado en la Monumental México en el festejo que conmemora su LXXIV Aniversario. Tuvo cuatro toros de mucha seriedad, precisamente los primeros durante la mitad inicial. Ahí destacó el cuarto, el más claro, difícil el segundo por desrazado, suavón el tercero y con claridad aunque rajado el primero.

“El Zapata” lidió contra el viento al primero. Con un toro de espectacular pinta burraca no terminó por entenderse pese al esfuerzo en banderillas donde fue ovacionado. Cedió la querencia y el flojo toro, que tuvo un momento de claridad, terminó quedando a la espera, al igual que el público. Silencio.

El segundo trajo la muestra de que Ferrera está en el ánimo de la afición capitalina, un torero que muestra un repertorio de adornos de recibo ante el toro con el capote. Breve el puyazo, prologó su faena buscando que el flojo y débil toro aguantara en pie. Enganchado y desarmado, por fortuna recobró la muleta casi al relance, tras un natural. De ahí, cerca de tablas, derechazos y naturales compusieron una faena intermitente, con momentos de acople y una estocada contraria que le puso en las manos merecida oreja.

Morante salió con animo y aire de gran talante. Desde los lances a un toro serio cuya percha no correspondió a la debilidad que mostró, hasta el inicio de faena donde se fue protegiendo del viento apostando iniciar en la querencia, peligrosamente. Desde el muletazo por bajo inicial, donde su ojo evitó un percance, poco a poco se adentró tanto al toro como el toro a su maravilloso compás. De delicia los molinetes, dos soberbios cerca de toriles y ahí, a desmayar el derechazo, verticalísima la suerte y presente en cada pase la quietud que brinda esplendor a la suerte. Morante firma la faena de la tarde con un desdén para el recuerdo, la colocación de la muleta y la inteligencia de recorrer medio ruedo en busca del terreno exacto hasta llegar a una estocada perfecta de colocación que le valió la oreja de mayor peso de la tarde.

De ahí el marasmo secuestró a la corrida.

“El Payo” falla ante el claro cuarto, justo cuando el viento baja el se muestra a destiempo de la embestida del astado. “El Zapata” se encuentra un toro algo rajado pero con claridad, luce con el capote en nuevo quite con el capote por la espalda a un toro que todo lo bravucón ante el caballo lo empieza a perder desde que “El Zapata” le receta un nuevo tercio de banderillas al tres en uno. Vuelta al ruedo. El planteamiento de faena en los medios y cambiado por la espalda resulta no ser el más adecuado y la faena se torna intermitente, mal rematada con la espada. Solo una salida al tercio.

Ferrera aprovecha el momento y, ante el chico y descastado sexto, traza una faena irregular protestada por falta de quietud y aplaudida por momentos en donde compone la figura, otros donde se engancha. Mata defectuoso pero acierta al primer golpe de descabello. Inexplicable la oreja, protestada fuertemente y una salida a hombros gratuita. Todavía cuajaría un quitazo a una mano en el toro octavo, justo a la salida del banderillero, gracias a su exacta colocación y perfecto tino.

De ahí el escándalo de la Autoridad que devuelve un chico cárdeno, manso de solemnidad, ya picado, da puerta a un sobrero todavía más chico como el séptimo. Peor. Manso y geniudo. Terrible en todo momento, Morante hace lo correcto, lo ve claro y no pierde el tiempo, le pega el espadazo a como sea y el puntillero le levanta al toro, bronca injustificada.

“El Payo” se encuentra al más anovillado del encierro. Con él, ante la claridad del pitón derecho, ofrece diversos derechazos tandas largas, baja al natural y se toma de los cuartos traseros, toma diversos remates al latiguillo con la izquierda y, sin cuajar al toro, pudo cortar orejas pero un bajonazo vil deja las cosas en leve petición, correctamente, denegada.

Media entrada en media semana que servirá de antecedente al Estoque de Oro donde repetirán, matando un toro cada uno, Morante y Ferrera, el próximo domingo.

Twitter: @DSolySombra.

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