Última Corrida de la Temporada Grande 2019 – 20: En la Plaza México triunfa la bravura sobre las cabalgaduras.

Por Leonardo Páez.

Los positivos, los partidarios del toro de la ilusión, de pasadura a falta de bravura, se escandalizaron cuando buena parte del público que acudió ayer a la 18 y última corrida de la desairada temporada grande 2019-20 en el coso de Insurgentes empezaron a pedir el indulto del bravo, fuerte y exigente Jugador, de la ganadería de Santa Fe del Campo.

Luego de tantos años de aplaudir el toro dócil y manso les pareció un disparate que la gente vibrara y se emocionara con la bravura a secas, no para torear bonito, sino para saber torear y someter esa bravura, principal ingrediente del arte de la lidia y condición para que lo que se haga con ella tenga trascendencia ética y estética.

Con una asistencia de menos de media plaza en otro festejo de casi cuatro horas de duración, hicieron el paseíllo los aguascalentenses Arturo Saldívar y José María Hermosillo y los rejoneadores Hermosos, Pablo y su hijo Guillermo, al que indebidamente le confirmó la alternativa española, ya que en la Plaza México, Pablo nunca confirmó la suya. Además de esa insignificancia en un coso que se pretende de primera categoría, se lidiaron ocho toros: cuatro muy bien presentados de Santa Fe del Campo para los diestros de a pie, tres de Los Encinos y uno de Bernaldo de Quirós para los caballeros. Previo al festejo se develó un busto al maestro de los ruedos Mariano Ramos, tan mal tratado por la empresa anterior y no pocas del interior, y se brindó un minuto de aplausos a la memoria del entusiasta aficionado Manolo el de los sombreros, fallecido el pasado viernes.

Reapareció la bravura

Harta de tanto ninguneo a lo largo del serial, la bravura, ese instinto nato de pelea en el toro bien criado, decidió comparecer en los ejemplares de Santa Fe del Campo, un precioso cárdeno de Los Encinos, que hizo séptimo, e incluso uno de Bernaldo de Quirós, jugado en segundo lugar.

El primero de Saldívar, Burlador, tomó una vara y llegó a la muleta con calidad, recorrido, transmisión y un lado izquierdo de lujo, para haberse consagrado. Con minitandas por ambos lados en los me-dios, Arturo no estuvo mal, pero debió estar mejor. Dejó tres cuartos de estocada tendida, recibió una oreja y los despojos del astado merecido arrastre lento.

Lo memorable, la tan escamoteada emoción a partir de la bravura, vino con el segundo de Saldívar, Jugador, muy bien presentado, alto de agujas, fuerte y con temperamento, que de inmediato se adueñó del ruedo. Primero derribó a ambos picadores, luego rompió la vara del primer piquero tras tomar dos varas, mostrando exigente codicia, lo que dio lugar a un emotivo segundo tercio por el que salieron al tercio los banderilleros García y Luna. La capacidad torera de Saldívar logró meritorias tandas con la diestra, en seguida un sector, boquiabierto, solicitó el indulto, lo que distrajo la atención de la faena, y por último Arturo cobró una estocada entera que bien merecía la oreja y los restos del astado arrastre lento.

Malograr la buena labor

José María Hermosillo, tras haber cortado una oreja en la corrida inaugural, el 3 de noviembre, no volvió a ver un pitón en ninguna plaza del país. Enfrentó primero a Parrandero, al que le faltó otra vara y puso de cabeza a las cuadrillas en el segundo tercio. Por fortuna, Hermosillo trae el toreo en la cabeza y no obstante su falta de rodaje aguantó a pie firme las embestidas por ambos lados a base de colocación y mando. Malogró con la espada su buena labor, pero si los figurines fallan con el estoque…

Cerró plaza un bello rey de astas agudas al que José María hizo un ceñido quite por caleserinas y Christian Sánchez fue arrollado en banderillas. Amplio porvenir se abre para Guillermo Hermoso, con toda la técnica del padre y la juventud de sus 20 años. Le cortó una oreja a su segundo.

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