El ser humano es lúdico, por naturaleza. Una de las inquietudes que más terriblemente se ha desatado en esta cuarentena es la falta de ludismo. No de entretenimiento, sino de aquello que llena por entero los sentidos, la realización de las aspiraciones del alma del ser humano, desde una obra de teatro, pasando por los deportes y, claro, los toros, actividades vedadas al día de hoy ante la emergencia sanitaria. Es cruel el destino de toda la camada de toros en 2020. Es cruel igualmente el destino, incluso económico de quienes solo dependen de ello, pero… ¿Qué es primero? Cuando chocan dos intereses legítimos y se tiene qué elegir, ¿Qué prevalece?
EDITORIAL – De SOL y SOMBRA.
Hemos visto en los últimos días que cuando nuestro país (y prácticamente el mundo) se encuentra en la Fase Tres de la epidemia del Coronavirus, están surgiendo la urgencia por ver algo, sentir algo de toros que van desde la permanente nostalgia por el pasado o hasta llevar a cabo algunos festejos taurinos a puerta cerrada en algunas partes de la República Mexicana que incluso son apoyados por gobiernos estatales o se programan transmitir vía redes sociales, incluso, en algunos casos, en una especie de pago por visión.
Y aunque estos se realizarán en el campo, en espacios privados, tienden a ser polémicos por varios puntos:
1. – Estamos en la Fase Tres de la epidemia en México, es decir, estamos viviendo un ascenso rápido en el número de contagios y de hospitalizaciones, ya que los casos se están acercando a una curva máxima, esto no distingue ninguna razón o ubicación geográfica.
2. – Si las autoridades están pidiéndole a toda la población que se quede en su casa, cuál sería la razón por la que los toreros sí pueden desplazarse y reunirse para llevar a cabo el ejercicio taurino ¿Son acaso ellos inmunes a la epidemia? Porque no imaginamos que las cuadrillas dejen de desplazarse o los toreros vayan a jugarse la vida sin el apoyo de las infanterías y de las caballerías. Además cuanta gente se tendrá que desplazar con ellos para organizar estos eventos. Todos queremos salir y realizar nuestras actividades de manera normal, incluso nos urge sentir la emoción taurina viva, pero muchos seguimos las indicaciones sanitarias en estos momentos, porque la idea de bienestar o de ludismo no puede ser individual, tiene que ser colectiva, esto incluye el toreo.
3.- Al encontrarnos en plena Fase Tres los hospitales están en estos momentos saturándose de pacientes de Covid-19, así que ante este escenario ¿Qué pasaría si alguno de los participantes en estos festejos sufriera un percance? ¿Quién les va a dar una cama o una transfusión en caso de necesitarla? O, ante un eventual, Dios no lo quiera, percance, cómo desplazar a una víctima de la pandemia cuando aparece un herido en un trance ocurrido durante una actividad que no resulta esencial.
3.- Entendemos la situación económica tan vapuleada pero, igualmente, nos preguntamos si al cobrar por la transmisión de estos festejos se pierde, digamos, el carácter altruista que el aficionado requiere en estos momentos y sé convierte en un negocio que en estos momentos al estar otros cientos de espectáculos cerrados al público en nuestro país, quizás no sea lo más correcto. Porque la realidad es que si se piensa cobrar por ver tientas desde el campo, o incluso festejos a puerta cerrada, los aficionados podrían pensar que se están juntando el hambre con las ganas de comer y que, con ello, los organizadores estarían jugando al filo de la navaja si no ofrecen un espectáculo de calidad porque el aficionado al pagar por ese hecho, tendría que exigir como mínimo calidad en las transmisiones.
4.- Obviamente los futbolistas, por ejemplo, también quieren reanudar sus actividades pero en estos momentos no puede ser, aún cuando se pudieran jugar partidos a puerta cerrada y con televisión de por medio, simple y sencillamente no lo harían ni lo permitirían las autoridades porque con ello estarían mandando un mensaje contraproducente en estos difíciles momentos que por los que atraviesa el país e, insistimos, el mundo entero.
5.- Todos queremos que regresen los festejos taurinos a las plazas e incluso los tentaderos, que sabemos que se realizan, al campo, pero también queremos que los taurinos sean un buen ejemplo, porque con esto estamos mandando quizás un mensaje contradictorio a la juventud y a los niños al no respetar el “Quédate en casa” entre otras cosas.
6.- En lo que si estamos de acuerdo es que este tipo de eventos se deberían de realizar en caso de hacerlos públicos, poco a poco y cuando la epidemia registre un descenso reconocido por la autoridad, entonces ahí si se podrá hablar de regresar a las plazas y buscar alternativas para que esto suceda. Sabemos que muchos taurinos están desesperados ya que no hay dinero ni trabajo, pero no por mucho madrugar amanecerá más temprano.
En plena Fase Tres y con un sistema de salud al borde del colpaso y el abismo sanitario, y sobretodo cuando más nos están pidiendo los distintos gobiernos que la población se quede en casa, este tipo de eventos y situaciones sin lugar a dudas mandan un mensaje en cierto tono contradictorio.
En tiempos de crisis la clave es el talento y saberlo aplicar en el momento adecuado, la tauromaquia es muchísimo más que naturales y derechazos, que solo el acto de la tienta o la corrida, no hay mayor contradicción de centrar toda nuestra esperanza taurina en estas únicas actividades. Sabemos como decía una gran figura del toreo, que el banquillo curte, da más sitio o, si no se sabe, asimilar, lo quita.
Las prisas en la mayoría de las ocasiones son para los delincuentes y los malos toreros.
Esperemos, con esto, no se esté adelantando la suerte.
Twitter: @Twittaurino.
Una respuesta a “EDITORIAL: Festejos Taurinos en COVID 19 – Fase Tres: ¿Error o Acierto?”
[…] de la gente, más tardaran los empresarios en reactivar las corridas de toros con público, porque organizar festejos sin público en los tendidos es por donde se le vea un verdadero despropósito. Incluso los deportes a puerta […]