Corría el 2 de junio de 1993 y en plena Feria de San Isidro, Dámaso deslumbró al mundo con su magnífica faena a un toro de Samuel Flores al que solo la espada le privó de desorejar. Casualmente, ese fue el último toro que Dámaso González mataría en un ciclo isidril; que no el último en Las Ventas, ya que días más tarde los ‘Victorinos’ esperaban al ‘Rey del Temple’ y al mejor torero que Albacete ha ofrecido a la tauromaquia.
Inolvidable, así podemos definir aquella faena de Dámaso al 4º de la tarde, que hasta que salió del caballo parecía no tener un pase, pero que a base de valor y temple a partes iguales Dámaso le sacó oro puro. El público de Las Ventas no creía lo que estaba viendo cuando Dámaso brindó el toro al tendido, pero lo que no habían visto todavía eran las cualidades que tenía escondidas el morlaco. Esas cosas, sólo las veía Dámaso. Y no se equivocaba.
“Sabe que le va a poder al toro”, indicaba Antonio Chenel Antoñete en la retransmisión de Canal + y a pesar de lo acampanado de los pitones del de Samuel Flores y ser más alto de Dámaso, el Rey del Temple lo embebió en la muleta y demostró una vez más sus enormes cualidades como lidiador.
Sereno, tranquilo y sin moverse un ápice a pesar de la envergadura y dificultad de su oponente, Dámaso derrochó valor ante “ese pedazo de toro” y demostró que su regreso a los ruedos no fue algo baladí.
Publicado en el digital de Albacete