Juan Fernando se refugia en la naturaleza del campo bravo para reencontrarse y conectar su toreo con el espíritu.
De SOL y SOMBRA.
El campo bravo va recuperando vida y los toreros continúan preparándose en estos meses de inactividad en las placitas de tienta de las ganaderías. Allí en el campo es donde siguen naciendo becerros bravos y forjandose toreros. Ya muy avanzada la primavera, y con el verano casi a la vuelta de la esquina, los toreros aprovechan la caída de esas tardes en donde el silencio es un remanso de paz que sirve para que brote el mejor toreo y la bravura.
Uno de esos toreros es Juan Fernando, que esta semana ha vuelto a retomar sus entrenamientos en la ganaderia de El Charco. Ahí, en la soledad del campo el diestro regiomontano disfrutó de esa nueva y floreciente tauromaquia que desplega su muleta, acompañado por él Maestro Eloy Cavazos de quien recibió algunos importantes y oportunos consejos.
Jornada productiva
Juan Fernando toma conciencia estos días en algunas ganaderías y suelta sus más íntimos sentimientos al dar una verónica o un par de naturales sólo para él mismo, gustándose e ilusionándose con la sensación de reencontrarse en una plaza ante un toro bravo que le permita transmitir todo aquello que lleva adentro. Pero en lo que se reabren las plazas, se prepara a conciencia en faenas en donde ha podido desplegar mucha naturalidad y hondura en su toreo.
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