Opinión: Un mensaje de ilusión.

Imponente astado del hierro de Mimiahuapam lidiado durante la Temporada del 2019 – 2020.

Por Javier Lorenzo.

Al toreo le falta un golpe de optimismo. No lo tiene hoy y lleva sin tenerlo toda la pandemia, que va siendo larga. El toreo carece de un golpe de autoridad para insuflar al aficionado el oxígeno que libere la incertidumbre que hoy les invade tras un año casi en blanco. Un año que mañana termina y en el que los principales protagonistas del toreo casi desaparecieron del mapa cuando el virus se adueñó de todos y todos los rincones. Y cuando no. Los grandes empresarios y con ellos y, salvo excepciones, las primeras figuras del escalafón. Apenas nadie se manifestó ante el solar en el que quedó hecho la tauromaquia en el peor año de su historia. Sin apenas toros y con los cosos cerrados y solos. Se echó de menos una voz autorizada pensando en el aficionado. No la hubo.

En el albor de la llegada del invierno salió Manzanares a la palestra y su mensaje caló como una liberación. Una ventana abierta al futuro. Más bien fue una aparición que de lo normal que era, pareció extraña e incluso se convirtió hasta en noticia. “En 2021 me adaptaré, si el aforo es el 50% cobraré lo que corresponda”, fue el mensaje que lanzó. ¡Albricias! Un torero quiere torear en 2021. Y encima se va a adaptar a los aforos y a las circunstancias. Vamos, como el resto de los mortales, donde cualquier comparación con lo que existió antes de la pandemia, a día de hoy, es un imposible. A todos, nos espera una nueva manera de vivir, nadie sabe si mejor o peor, pero todos sabemos que será diferente. Lo de Manzanares fue algo así como una aparición. Una sorpresa que parecía que les sacaba de su mundo rompiendo la burbuja inaccesible en la que viven las figuras de hoy. Nadie siguió su rastro. El resto continúa sin pronunciarse y se entiende que tomarán el camino del espada de Alicante. Y lo deberían de seguir también los principales empresarios. De alzar la voz y lanzar el mensaje de que quieren y van a tratar de dar toros de la manera de que puedan en 2021. De que volverán los toros. El lunes en El Mundo, Bong Joon-Ho, el director de cine coreano, que arrancó el año triunfando en los Óscar con Parásitos, abría los ojos al nuevo mundo que nos espera por delante: “Exagera quien mantiene que las cosas no volverán a ser igual que antes. Las salas de cine se llenarán de nuevo”. El COVID-19 desaparecerá y el cine volverá, titula Luca Mastrantonio la entrevista. Y ese es otro de los miedos, que nadie mantiene la ilusión que se echa en falta en el toreo, que los grandes protagonistas y sus iconos ilusionen, llamen la atención y hagan sentirse vivos a todos y, principalmente, al espectáculo del que viven y les ha hecho grandes. Griten el toreo y manden un mensaje de esperanza a quien, si por bien es, volverán a pedirle que pasen por las taquillas cuando podamos volver a sentarnos en un tendido. Cuando el toreo recobre su normalidad. Cuando la tauromaquia recupere su esplendor y cuando vuelvan a brillar con luz propia los trajes de luces que apagó el maldito coronavirus. Mientras, ni antes tampoco, el toreo supo reinventarse ni tuvo siquiera la lucidez de lanzar una frase de aliento y un “Aquí estamos y volveremos más fuertes”. Volveremos, ese será el mejor mensaje para comenzar 2021 que esperemos sea dichoso.

Ese es mi deseo para todos en el nuevo año, en el que ojalá volvamos a vernos en las plazas de toros.

Publicado en La Gaceta de Salamanca

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