Sin toros en el aniversario de Joselito, pero con una apretada agenda cultural en Las Ventas. Este martes, primera jornada de descanso de la feria de San Isidro, se han celebrado un gran número de actos.
Por Alicia P. Velarde.
Primera jornada de descanso de San Isidro, justamente en el aniversario de la muerte de Joselito, cosa por la que se han quejado los aficionados, que se reunieron a las 5 de la tarde a rendirle homenaje en la Sala Bienvenida de Las Ventas.
A las 7 de la tarde no hubo minuto de silencio tras el paseíllo en la Monumental venteña, como siempre se ha hecho, en honor del Rey de los toreros; sin embargo, la actividad taurina no ha cesado.
«Olé», el libro total de la tauromaquia
En primer lugar, se presentó el libro ‘Olé’, «el libro total de la tauromaquia». En el acto participaron los principales artífices del mismo, Joaquín Arjona, José David González y Rafael Cué, así como el escritor y periodista José Carlos Arévalo y el filósofo Francois Zumbieh, que escribieron el prólogo y el texto del libro, respectivamente. También estuvieron presentes los toreros Ginés Marín, Curro Vázquez, Roberto Domínguez y el mexicano Diego Silveti, así como el pintor colombiano Diego Ramos.
La presentación empezó con un vídeo explicando el por qué del libro. «Queríamos plasmar emociones y sensaciones. Desde la plaza, hasta llegar a la muerte del toro, para pasar a la vida del toro en el campo, utilizando el impacto de las fotografías del archivo Arjona; aunque no es un libro de fotos, cada página tiene una historia». «Se han escrito muchos libros taurinos, pero queríamos hacerlo desde nuestra visión, y hemos intentado que sea el libro total de la tauromaquia«, explicaron David González y Rafael Cué. »Estamos satisfechos por el trabajo y por poder presentarlo en la plaza más importante del mundo, uno de los días más simbólicos de la tauromaquia, un día en el que recordamos la muerte de Joselito, quien revolucionó el toreo y cambió la tauromaquia, al conseguir que una fiesta popular pasara a ser la máxima expresión de arte«.
«Ha sido un gran reto hacer una selección fotográfica para un libro de estas dimensiones, en cuanto a forma y contenido. La mayoría de aficionados saben cómo muere el toro pero no cómo vive, por eso es fundamental la parte del campo bravo. Ojalá traspase las fronteras taurinas y este libro se pueda encontrar en el salón de una casa en Japón, Finlandia o Alemania«, explicó el fotógrafo Joaquín Arjona sobre la obra, que ya de nacimiento es internacional, al estar presentes México, España y Francia en su creación.
José Carlos Arévalo, autor del prólogo, hizo una mención especial al título: «Lo primero que me llamó la atención es que se llamara ‘Olé’, porque es la respuesta más instantánea que el ser humano puede hacer. En una plaza hay veinte mil personas, y sin que nadie se lo ordene, sin programación alguna, en un momento exacto empiezan a jalear un olé, empezando y terminando a la vez. Personas distintas, con distintos criterios se ponen de acuerdo en un instante, y eso es lo más verdadero». Por su parte, François Zumbiehl remarcó que el libro es «un homenaje a la totalidad a la Fiesta de los toros«. »El libro es un homenaje al arte de Cúchares, y también al arte de Joselito, porque hoy es el aniversario de Talavera«, concluyó el filósofo francés.
Robert Ryan presenta sus memorias
Una hora después, se presentaba en la Fundación del Diario Madrid otro libro de temática taurina. El torero y pintor estadounidense Robert Ryan presentó su libro de memorias, titulado ‘Capas de olvido’ (ed. El Paseíllo). La introducción del mismo corre a cargo del escritor Paco Aguado, mientras que José Tomás ha escrito unas líneas a modo de prólogo. «Su concepto del toreo era muy singular: lo veía como un rito, cercano a los religiosos», escribió Andrés Amorós sobre este libro. «También su libro es original: salta datos, no se centra en las anécdotas. Está escrito con ambición, en prosa poética. Ha buscado la belleza con la pluma, el pincel y el capote».
«Joselito y su época. Homenaje a Joselito el Gallo»
«Cuando vimos los carteles, a muchos nos cayeron lágrimas al ver que el día 16, más que un minuto de silencio, habría 24 horas de silencio por Joselito. Por eso hemos querido rendirle homenaje desde aquí». Así empezó el acto a las 17:00 h en la Sala Bienvenida, en el que se rendía homenaje a José Gómez Ortega. Rubén Amón fue el presentador, mientras que Domingo Delgado de la Cámara, José Morente y Manuel Hernández hablaron de la figura del pequeño de los Gallo en el campo, en la plaza y en la prensa, respectivamente.
«Belmonte siempre decía aquello de ‘lo que diga José, que bien hecho estará’. Esto hace entender que no había rivalidad, porque si se asume la superioridad del rival, no hay rivalidad, sólo lo veían los aficionados». Gallito revolucionó la tauromaquia por completo, en todos los aspectos, también en el toro, como recordó Delgado de la Cámara. «El toro que tenemos actualmente también viene de él. Los ganaderos le escuchan, y él cambia por completo los tentaderos. Entonces sólo se probaba a la vaca en el caballo y él fue el primero que las probaba con la muleta, creándose el toro actual, pensado principalmente para el último tercio. Belmonte en todo esto no tenía ninguna intervención». Seleccionaba ganaderías según consideraban que le podían embestir, alejado completamente del pensamiento decimonónico en el que lo importante era la suerte de varas, y preparar al animal para la muerte.
Por otra parte, José Morente habló de la importancia de Joselito en la plaza, especialmente en ésta que «pese a no poder verla construida, ya tenía algunos bocetos, y la idea de hacerla en este terreno fue suya»; mientras que Manuel Hernández se centró en las crónicas que José recibió en Madrid, especialmente en la última. Aquella tarde del 15 de mayo de 1920, en la que le dijo a Belmonte que lo mejor era irse de Madrid, entonces ubicada la plaza en la Carretera de Aragón, «las cosas no terminaron de salir, y los públicos cada vez le exigían más, hasta lo imposible».
Talavante presenta la obra pictórica que llevará de imagen
Para finalizar la jornada, Alejandro Talavante presentó su nueva imagen: se trataba de un cuadro, que el propio torero no había visto, del pintor Manuel León. El fondo, que León pintó con sus propias manos simulando aquellas pinturas rupestres de Altamira, queda nebuloso, mientras que la figura del extremeño, representada de un modo más realista, se muestra de perfil, dando un muletazo mirando al tendido, pase muy característico del repertorio de Talavante. El título del cuadro es «El verdadero toro es el público«, una frase que Alejandro le dijo al pintor en una ocasión, y que queda bien representado al no haber ningún toro en la obra, sólo el torero mirando al infinito, al público. »Es un pase que es un poco mi seña de identidad, pero que hay que hacer con cierto dramatismo, vi que lo hacía Manolete y me encantó«.
A raíz de esa frase, se le preguntó a Talavante si le da más miedo el toro o el público. No dudó la respuesta: «el toro», dijo entre risas. cada año muestra una obra nueva para representar su campaña para acercar la tauromaquia a aquellos que no la conocen. La idea surgió cuando, durante tres años, le hizo la imagen Mikel Urmeneta: «vi que se acercaban por eso amigos de Mikel que no habían ido a los toros en su vida. Con que se acerquen dos, la campaña está bien hecha. Si le llamaba la atención a este tipo de gente, que tienen tantos prejuicios en torno a la Fiesta, creo que hay que seguir por ahí, y por eso quiero contar con artistas que puedan aportar».
El pintor, por su parte, explicó: «Admiro mucho a Alejandro, y desprende mucho. Quería darle un sentido áurico. Al estar de perfil, puede recordar a las monedas romanas antiguas». También se puede apreciar la muñequera característica que suele llevar el torero, por lo que en Madrid se le llama a veces ‘el de la mano negra’, nombre que le hace gracia al extremeño; sin embargo no la lleva por gusto: «Me siento mucho más seguro, porque en esa mano tengo los tendones seccionados y no tengo la misma fuerza ni la misma sensibilidad que en la otra mano». El vestido es el que llevó el pasado 12 de octubre, la tarde más dura del torero en esta plaza. «Me apetecía ponerlo como una muestra de que todono es el triunfo», dijo el torero. «Lo pasé muy mal con este traje, por eso quería verlo todos los días», dijo echándolo a broma, como hizo después, cuando fue preguntado sobre si se mira a algo en concreto cuando se da un pase mirando al tendido: «Yo miro a la nada. También es verdad que tengo astigmatismo y miopía».
Diez días quedan para que Alejandro vuelva esta plaza, donde el último toro que le tocó en suerte se le fue vivo. «Es emocionante volver a Madrid; pero este año vengo con la necesidad de sacarme la espina del año pasado y espero poder hacerlo».
Publicado en ABC