Firme y entregado ha estado Arturo Saldívar en su regreso a Las Ventas tras una larga ausencia de ocho años, dejando una firmísima actuación en sus dos toros.
De SOL y SOMBRA.
LUIS CUESTA (DE SOL Y SOMBRA)
Arturo Saldívar con 34 años y trece años de alternativa ha puesto actitud, disposición y por momentos buen toreo ante un astado encastado y enclasado de Santiago Domecq, que lidio en primer lugar en su regreso a Las Ventas. Fue una faena dramática con tintes heroicos, pero quizás un poco agridulce por las buenas condiciones que tenía el toro y que Saldívar tardo un poco en encontrarselas. Si lo llega a matar con una estocada con mejor colocació, sin duda le hubieran pedido la oreja.
“Sensible” lidiado en cuarto lugar ha sido otro toro noble encastado por ambos pitones, que fue de menos a más en su muleta, una verdadera máquina de embestir. Saldívar no ha desentonado y nuevamente ha estado muy firme, pero sin poder redondear su faena con la espada. Se ha llevado un lote importante.
En el balance final nos quedamos con su actitud y valor.
ZABALA DE LA SERNA (EL MUNDO)
Tampoco había estado la afición precisamente amable con Arturo Saldívar: los 20 minutos que duró la lidia del primer toro de Santi Domecq fueron en apnea. La plaza contuvo la respiración con Arturo Saldívar, el bragado mexicano que pisó la arena de Madrid a tumba abierta. Fue el colorado domecq ajeno a la belleza, tan abierto de cara, cornialto, frentudo y movido como vino toda la corrida -esos cuerpos fibrosos, de pechos fuertes y barrigas agalgadas-. Y fue despejando incógnitas e incertidumbres; otras quedaron por despejar. A mí me costó mucho llegar a ver el fondo del toro, probablemente impresionado por el volteretón del quite y la violencia con que atacó en el caballo. Más violencia que empleo. Pero respondió sorprendentemente en los mandones derechazos de mano baja con humillación y viaje; en su pitón izquierdo colgaba un anuncio de La Fraternidad. Lo mató con rectitud de vela. Y el personal estuvo más generoso con el domecq que con Arturo Saldívar. Quien, sin embargo, se aturulló con un cuarto de mucho pistón pero muy humillador, a veces zapatillero -si no lo enganchaba-. Fue el otro toro de la corrida después de Contento.
CARLOS ILÍAN (MARCA)
El mexicano Arturo Saldívar pasó un mal momento al ser cogido cuando intentaba un lance por tafalleras con su primero y en conjunto anduvo muy por debajo de la embestida del toro al que muy al final de la faena descubrió ese temple por el pitón derecho y cuajó los mejores muletazos de su actuación. Algo muy parecido le ocurrió en el cuarto toro, otro ejemplar extraordinario al que después de numerosos trallazos pudo, por fin, templarse una tanda de derechazos y otra de naturales.
PATRICIA NAVARRO (LA RAZÓN)
Arturo Saldívar quiso hacer un quite y se fue al centro del ruedo, más o menos. El toro de Santiago Domecq ya había tomado la primera vara, y lo había hecho con ímpetu. Se colocó para darle una espaldina y el toro se lo llevó por delante con todo, el animal tenía ofensivos pitones. Por suerte no lo hirió, pero solo la forma de caer ya fue espeluznante. De rodillas y con la muleta plegada se fue al centro del ruedo. El animal se iba a ir a por él como un huracán y así fue. Fueron pasajes de más ¡ays! que otra cosa. El duelo verdadero venía después. Y lo había porque el de Domecq era tan exigente como agradecido. No fue cualquier cosa. Buena resultó la primera tanda diestra, la más compacta. Sorprendente la segunda porque no dudó en avivar su toreo y pasárselo por detrás, tenía mucha miga. El toro no perdonaba ni media. Y de ahí que fuera cogido hasta en tres ocasiones. Al natural se puso sin probarlo, y ya se había metido por dentro antes, lo cuajó y cuando se confió se quedó por abajo también. Tenía interés todo. En los dos mejores derechazos ocurrió lo mismo. Grandeza en la casta del toro de Santiago Domecq, que fue gran toro, y también en la honestidad de la faena de Saldívar que manchó su labor con una estocada feúcha. Era una tarde importante, pero todavía no lo sabíamos. Un corridón con muchos matices venía por delante.
El cuarto fue uno de Santiago Domecq para echar la moneda al aire. Nada era fácil ahí abajo. Todo tuvo una relevancia tremenda porque el toro pesaba una exageración. Era muy encastado, pero había que tragarlo tres infiernos y asumir una incertidumbre que pocos están dispuestos. De ahí que cada muletazo estuviera al límite. Saldívar estuvo muy solvente, apostando y sin dar la espalda en ningún momento, a pesar de que la gente se pusiera de parte del Domecq. Equilibrar ahí era harto difícil.
SIXTO NARANJO (COPE)
Ocho años llevaba sin aparecer por Madrid Arturo Saldívar. Y a punto estuvo de quedarse con las ganas cuando el toro que abrió plaza lo arrolló al intentar el quite por chicuelinas. Eternos los segundos en el ruedo con los pitones del toro apuntando a las hombreras del traje. Afortunadamente todo quedó en un susto y pudo culminar el quite. El astado tuvo prontitud desde que salió por chiqueros. Muy vivo y fijo en todo lo que se movía por el ruedo. Se arrancó con alegría al caballo y empujó con riñones después. Tras un atropellado inicio de rodillas, el toro siguió embistiendo con emotividad. A más exigencia de Saldívar, más humillación y entrega sacó el animal. No terminó de cogerle la distancia el azteca, que tuvo que recurrir a toreo accesorio para llegar al tendido. Acortó distancias y el toro se redujo en su embestida aún más. Hubo dos volteretas entre la sensación de que el astado se iba sin cuajar del todo. La estocada para bajar la nota un poco más del conjunto, se fue a los blandos. La ovación más rotunda se la llevó el toro camino del desolladero. Con Saldívar, los tendidos se dividieron.
El cuarto traía una cabeza jibarizada respecto al resto de su cuerpo. No gustó el trapío del toro. Sin embargo, y tras un discreto paso por el caballo, el burel del hierro gaditano rompió a embestir con buen son por ambos pitones. Cuando el azteca supo conducirle hasta el final y por abajo, se vio la clase en la embestida que poseía ‘Sensible’, que fue a más durante el último tercio. Un desarme volcó la balanza del lado del toro pese a los intentos de Saldívar por salir a flote en el final de faena. Lo mejor llegó con una buena estocada en lo alto.
PACO AGUADO (EFE)
El mexicano Arturo Saldívar tuvo una encomiable actitud durante toda la corrida, siempre decidido y firme ante su exigente lote, y en especial ante un primero que le volteó secamente hasta en dos ocasiones, la primera en un quite por la espalda.
Tuvo este colorado un comportamiento espectacular pero muy complejo, en tanto que, de tanta viveza, acusó un peligro sordo al que el torero azteca siempre opuso verdad, asiento y un mando notable, aunque sin encontrar el suficiente reconocimiento en el tendido.
También tuvo que esforzarse Saldívar con el cuarto, que tuvo una gran y vistosa movilidad para el público, pero que para el torero resultó muy pegajoso, sin terminar de salirse nunca de las suertes a lo largo de un dilatado empeño en el que, entre entendibles altibajos de acople, el mexicano intercaló dos excelentes y meritorias series con la derecha.
ANTONIO LORCA (EL PAÍS)
Dolorido se marchó al hotel el valiente mexicano Arturo Saldívar; hasta en cuatro ocasiones se vio arrollado por el bravo primero: cuando lo citó con el capote tras el primer puyazo, en el inicio de la faena de muleta, en un muletazo natural y momentos antes de montar la espada. Pero no se arredró el torero. Volvió como si tal cosa después de tanto meneo, y no consiguió estar a la altura de la calidad de ese toro que abrió plaza y que fue aplaudido en el arrastre tras una brava pelea en varas y sus embestidas en el tercio final. Encastado también el cuarto, dificultoso, correoso y brusco, que desbordó a Saldívar a pesar de su valor y buena disposición.
ÁNGEL GONZÁLEZ ABAD (ABC)
El primero, Manosfinas. un colorado ojo de perdiz de 543 kilos, apretó en varas y se llevó por delante a Arturo Saldívar al intentar un quite. Tremenda la voltereta de la que el mexicano se levanta sin mirarse y vuelve a la cara por chicuelinas. Brinda Saldívar la faena al público Se hinca rodillas en los medios y cita de largo para dar un cambiado con la izquierda. Ya de pie lo lleva largo con la mano derecha, con el toro respondiendo con calidad en sus embestidas. Se mantiene por ese lado y está listo sacándoselo por la espalda cuando el toro se le ha parado. Prueba al natural y de vuelta a derechas muy templado, con otro susto al acabar una serie. El toro en su casta no perdona y le sorprende arrollándole. Acaba de estocada trasera y fea, lo que frena un posible final en triunfo. A Manosfinas se le despide con una ovación, que también recibe el mexicano.
Sensible, el cuarto, no gusta a la concurrencia pese a sus 572 kilos. No es nada claro el De Santiago Domecq al que le planta cara el mexicano Saldívar que anda muy firme y acertado. A base de exposición cuaja buenos muletazos por el pitón derecho. Le puede el torero que consigue ligarle una tanda a base de poder. También con la izquierda algún natural excelente. Exige el toro y enfrente tiene un torero entregado. No faltaron las manoletinas. Estocada desprendida. Aviso y el público se decanta por el toro, silenciando al matador.
