Joaquín Moeckel, sobre la polémica de la oreja al sexto en Las Ventas: «Pueden demandar al presidente tanto la empresa como el torero»

Importantes personalidades de la judicatura y la abogacía analizan la situación actual de la legislación en la tauromaquia en las I Jornadas Jurídicas taurinas.

Este miércoles la Sala Bienvenida de Las Ventas ha acogido las I Jornadas Jurídicas sobre Tauromaquia. Ante una sala llena que contaba con la presencia también de rostros conocidos como Adolfo Suárez o Borja Cardelús, la inauguración corrió a cargo del alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, quien se mostraba muy contento de inaugurar esta jornada «en la capital mundial de la tauromaquia, que es Madrid, y en la cátedra, que es Las Ventas». Sobre el acto dijo que era «un grito de libertad muy necesario por lo que supone la tauromaquia para España como rasgo de nuestra identidad cultural y reconocimiento como nación y que se ha visto amenazada en las últimas décadas».

El primer tema a tratar fue la regulación jurídica de la Fiesta en España, y la protección legal de la tauromaquia, en la que moderó Antonio Puntas, magistrado. Todos los que participaron en esta primera ponencia alabaron la Ley 18/2013, que expresa: «El objeto de la Ley es delimitar la Tauromaquia como parte del patrimonio cultural digno de protección en todo el territorio nacional. Esto trae como consecuencia, en un marco de colaboración entre las diferentes Administraciones Públicas, un deber general de protección y, a su vez, unas medidas de fomento y protección en el ámbito de la Administración General del Estado». En la misma, el abogado sevillano Joaquín Moeckel defendió que «debemos ser objeto de protección. Es vergonzoso que el tango o la pizza sean patrimonio cultural inmaterial y la tauromaquia no». Como ya explicó César Tolosa, magistrado del Tribunal Constitucional, Moeckel remarcó que la tauromaquia no está prohibida en las Islas Canarias: »Todo empezó en Canarias por la Ley de 1992 de transferencias a las Comunidades Autónomas en materia competencial. Sin embargo, no están los toros prohibidos, sólo que no hay afición, por lo que nadie dijo nada ante esa ley, que era exactamente igual a la ley balear, que busca desnaturalizar la Fiesta». «Yo estoy encantado con la Ley 18/2013, pero igual que la ley se aprueba se puede derogar. Lo que tenemos que intentar es que ‘pasito dado, pasito ganado’». «Estamos regulando un espectáculo público, pero también una expresión artística. ¿Alguien se imagina que estuviera un pintor dibujando y alguien le dijera al pintor: «El lienzo es de 147×34? ¿Hasta qué punto hay que regular una expresión artística? ¿Se imaginan ustedes en una ópera a un policía diciéndole al cantante «Se ha comido usted un aria»? Tendríamos que mirar a Francia, donde sin exceso de regulación las cosas funcionan perfectamente».

Moeckel habló sobre uno de los temas más debatidos en la actualidad: «Estamos en el siglo XXI, y todo avanza. Sin embargo, aquí ha habido una polémica hace unos días con la no salida en hombros de Roca Rey. Cuando me preguntan, se ve que hay mayoría de pañuelos, y el presidente tiene que darla con el reglamento en la mano. Si se va con la cinta a un tribunal, puede tocar un juez no taurino, y en el reglamento pone: «Los espectadores, mediante su exteriorización tradicional, podrán instar la concesión de trofeos a que se hubieran hecho acreedores los espadas al finalizar su actuación». Eso es un concepto jurídico indeterminado. Yo entiendo que eso es un pañuelo, pero a día de hoy no se lleva un pañuelo en el bolsillo. Habría que ir adaptando eso a los nuevos tiempo, y también en otro aspecto fundamental: se debería poner un QR detrás de la entrada para la petición de las orejas». Preguntado de lleno sobre la oreja no concedida a Roca Rey el pasado domingo, el sevillano explicó lo que se podría hacer: «Pueden demandar por lo civil al presidente tanto la empresa como el torero. La empresa porque una feria es más exitosa con más puertas grandes. Y el diestro también. Afortunadamente a Roca Rey no le hacen falta las orejas, como tampoco le hacen falta a Morante o al Juli, pero otros sí las necesitan. El privar al diestro de ese trofeo puede afectar a su temporada. Y se puede demostrar que el presidente se ha saltado el reglamento con la cinta».

Miguel Abellán habló sobre los reglamentos, desde el punto de vista del profesional taurino: «Quise ser abogado, pero afortunadamente se cruzó en mi camino una becerra y acabé siendo matador de toros. La excesiva regulación limita la capacidad artística de los profesionales. La excesiva regulación de la misma priva a veces lo que se puede entender como fiesta popular. Con la ley en la mano debemos seguir manteniendo esta fiesta por muchísimos años, y que los artistas puedan manifestarse con libertad».

El segundo bloque giró en torno a la protección constitucional de la Tauromaquia, y lo moderó Sánchez Magro, también magistrado. Lorenzo Clemente, jurista socio de Garriges, habló del nacimiento de la Ley 18/2013: «Frente a la declaración de Barcelona como ciudad antitaurina no se hizo mucho. Entonces se prohíben los toros en Cataluña, y el Grupo Popular intenta luchar por derechos como la libertad, la empresa o el trabajo. Pero ahí la sociedad civil toma la iniciativa y en una iniciativa legislativa popular liderada por la sociedad catalana inician las acciones para que se proteja la tauromaquia a nivel nacional. Y esto da lugar a la Ley 18/2013, y es sobre la que se sustentan las defensas posteriores. ¿La cultura lo es porque una ley lo declara, o una ley lo declara porque es cultura? Eso pasa con la Fiesta. ¿Si se deroga esa ley nos quedamos desamparados? No creo. Podrían decir que la Catedral de Burgos no merece protección, y da igual quienes lo piensen o no, si son muchos o pocos. Es algo evidentemente artístico. A la tauromaquia le pasa igual. Sería más complicada la defensa, pero por ser cultura tampoco nos quedaríamos desamparados». Sobre esto, Luis Francisco Esplá opinó que «hay elementos en la cultura que necesitan protección. Pero el toreo es algo efímero. Por lo que hay que defenderlo pero no brumarlo con defensas, porque es del pueblo. Cada plaza tiene su idiosincrasia. No es lo mismo Sevilla o Madrid, y eso altera el cómputo total del espectáculo. El arte tuvo la posibilidad de buscar clientes, pero la tauromaquia no tiene que hacerlo. Si a un pintor le ponemos diez minutos para hacer un cuadro coartamos su libertad. Y eso ha cambiado el concepto de cómo se estructura actualmente las faenas. Antes había un guión, y ya no. Vamos al grano porque hay un reloj contando. Hay muchas cuestiones que coartan la libertad artística. Yo he visto toreros pelmazos que en diez minutos han dormido hasta a las palomas, pero a otros les han tocado un aviso en lo mejor de la faena. Yo he basado mi tauromaquia siempre en la tradición y no en el reglamento». Garrido opinaba sobre el reglamento que «regule, pero no moleste». Juan Pedro Domecq dijo: «Todos los que amamos la tauromaquia tenemos que defenderla. Pero a veces el exceso de protección empeora todo. Si me exigieran trapío y no peso, lo mismo las cosas funcionarían mejor».

Y continuó Juan Pedro: «Esto es un arte y el arte es amplio. Debe defenderse, pero no limitarse. El reglamento debe permitir al artista crear, y no hay que limitarlo. Si un artista quiere hacer una faena con el capote, que lo haga. Los reglamentos tienen que existir, pero sin coartar la libertad del espíritu de los toreros. Es un bien cultural absolutamente único y debemos estar orgullosos los españoles, porque es una gran aportación cultural al mundo. Tiene que haber leyes, pero que limiten poco». El empresario de la plaza, Rafael G. Garrido, que denominó a esta jornada como ‘histórica’, opinaba que «nosotros estamos excesivamente regulados o mal repartida la regulación. Por ejemplo la ley del 4%. Es absurdo que tengamos que guardar el 4% en las taquillas en la época de internet. Otro ejemplo: los avisos. Si un torero está disfrutando, ¿por qué hay que darle un aviso?».

Y continuaba Garrido: «El abonado de Madrid es el mayor tesoro que tenemos, pero el organizador también tiene que buscar otro tipo de acercamiento. En junio hemos organizado la corrida de mayor presupuesto, pero se agotaron las entradas tres meses antes, lo que habla de la buena salud de la tauromaquia. Pero gracias a la liberalización de los precios hemos podido hacerlo. Y al final todo tiene importancia con la plaza llena. Tenemos que buscar otras cosas porque nosotros no tenemos subvenciones». Sobre esta buena salud de la tauromaquia, dijo Esplá: «Me gustaba venir a Madrid y ver la corrida arriba. Antes la media era de 60 años, y ahora son mucho más jóvenes. Pero hay que facilitar a ese cliente el acceso al espectáculo. Hay que facilitar el acceso y es la mejor forma de promoción, junto a precios razonables. Si los pliegos torturan la economía de la plaza de toros, el cliente se resiente. Lo importante es la calidad y contemplar el precio como algo razonable». Y continuó el maestro valenciano: «Hay que retomar el sitio que la tauromaquia ha tenido en la sociedad. Estamos en la era de la imagen. Es algo que debe replantearse el toreo. Pero para replantearse eso el toreo, que tienen miopía crónica, se necesita cabeza. Hay que tener autoridad a nivel de imagen». Garrido contaba que «el pliego de este año es así, protege y favorece a los colectivos que lo tienen más difícil. Nosotros hemos conseguido que Las Ventas esté de moda entre la juventud. Evidentemente tienen un reclamo, que es la fiesta posterior. Pero si de mil que vengan a la terraza hacemos quinientos aficionados , es un éxito. Cuantas más ofertas de ocio demos a la gente joven, mejor. Es el primer año que nos ha llamado un sponsor para anunciarse. El PP ha impulsado esto y está cambiado. Y nosotros tenemos que programar espectáculos de calidad».

«La principal debilidad de la tauromaquia es que mayoría de plazas son de las administraciones públicas: Gijón, Vitora… Es una situación de enorme problema para el futuro de la tauromaquia», dijo Lorenzo Clemente, a lo que el ganadero respondió: «La propiedad pública no es mala, porque es una actividad cultural popular. Hay que hacer pliegos a favor, y eso ahora mismo no ocurre. En los propios ayuntamientos ponen pliegos atacando la tauromaquia. Ojalá todos los juristas desarrollemos ese pliego único». «No puede haber un pliego único -explicó Clemente- porque legalmente no es posible, pero también porque cada administración tiene su modelo. Hay que tener una actitud positiva de plaza por plaza ver lo más conveniente y criterios objetivos que beneficien a cada plaza».

Sobre la nueva Ley de Protección Animal, Clemente opinaba: «La tauromaquia está excluida de la ley animalista, pero es verdad que el toro bravo sí entraría. Yo estaría mucho más tranquilo si la ley que menciona fuera la del 2013 y no la del 91». «Si hay una ley, tendremos q hacer otra para proteger una especie única que no tiene más sentido que para el espectáculo», dijo Esplá. «Necesita unas instalaciones muy determinadas. Donde caben cien cabezas de manso caben diez bravos, y no sirve para carne». «La ley bienestar animal es preocupante», explicaba Juan Pedro. «Hace inviable el espectáculo. La ley de transporte hace que los animales tengan que ir con aire acondicionado. Vamos a pensar en un Sevilla-Nimes. Tenemos que luchar desde la UTL. Los ganaderos somos la pata coja de esta ecuación y somos los que más hemos sufrido. Muchos van a desaparecer, y podemos tener muchas leyes de defensa, pero si no hay toros, esto se acaba».

Clausuró el curso Enrique López, que se despedía de la política: «Hoy he cesado como consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid por decisión propia para volver a la carrera judicial. Pero aprovechando mi ultimo día como consejero, es una gran satisfacción estar aquí, en estas jornadas. Es mi último acto. Me ha reconfortado el haber podido apostar y promocionar la tauromaquia en la Comunidad de Madrid, gracias también a Ayuso, que ha apostado no sólo por Las Ventas, si no también por la Copa Chenel y las novilladas, como el Circuito de Madrid. Estamos trabajando para que haya cantera, y también hemos apoyado a las ganaderías que han pasado el Covid y la sequía. Siempre he dicho que la tauromaquia se defiende por sí misma. Está protegida legalmente, pero también por la afición. Lo acabamos de ver en la feria de San Isidro. Han pasado más de 20.000 personas de media, y el seguimiento en Telemadrid ha sido impresionante. Eso es lo que protege la tauromaquia».

Publicado en ABC

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