José Tomás Ortiz conocido ya como Jose del Castillo se formará en la academia de Aguascalientes que dirige ganadero Claudio Huerta.
Con tan solo 12 años, José Tomás Ortiz, apodado ya en el mundo taurino como Jose del Castillo, nombre que ha escogido en homenaje a su ciudad natal, Sagunt, y a uno de sus emblemas, su Castillo, monumento nacional, ha llamado la atención de grandes profesionales del toro, entre ellos, un ganadero de México, Claudio Huerta, quien lo ha invitado a formarse en su escuela, la Academia municipal de Aguascalientes Alfonso Ramírez «El Calesero». El manejo de los trastos, su seguridad, templanza y elegancia hace que este pequeño apunte maneras pese a su corta edad.
Hace menos de un año que decidió dejar los guantes de portero de fútbol para coger un muleta y dedicarse a lo que «más me gusta del mundo, torear», contaba. Y le gustaría hacerlo como el gran Finito de Córdoba, de quien decía ser su «ídolo» y a quien, desde luego, tiene como referente en este arte. Pero sabe que «tengo que trabajar mucho» y eso es lo que ha hecho.
Asombroso crecimiento
Desde que en enero se apuntara a la escuela taurina de Castellón, en tan solo seis meses, su crecimiento ha sido asombroso. Una evolución que le ha llevado a salir con los mayores, con los novilleros sin picadores, de 18 años, participando en los tentaderos como uno más. Y aunque él todavía torea becerras dada su corta edad, el maestro Varea ya lo ha probado delante de alguna que otra vaca algo más grande, con excelentes resultados. Pero llegar hasta aquí no es fácil y aunque sangre torera corre por sus venas y el arte lo tiene innato, ya que su padre es «hijo del cuerpo», profesor en el Citar (Centro internacional de tauromaquia y alto rendimiento de Guadalajara», su esfuerzo y constancia están siendo la clave de su éxito. Tal y como él relataba, entrena de tres a cuatro horas diarias, toda la semana, lo que le ha llevado en esto últimos exámenes finales a levantarse varias veces a las cinco de la mañana para poder estudiar, ya que las tardes las tiene ocupadas con su preparación, tanto física como técnica. «Este es mi sueño y sé que implica mucho sacrificio, pero voy a por todas», decía durante esta entrevista. A su padre se le cae la baba con su hijo, «lo que yo siempre he soñado, lo voy a vivir ahora con él». Sin embrago, pese a la satisfacción reconoce que le cuesta conciliar el sueño, ya que como él bien sabe «es un mundo muy duro, de mucha responsabilidad y sacrificio».
De momento, su estancia en México se prevé para dos meses y este mismo fin de semana ponía rumbo a tierras mexicanas, no sin antes pasar por la escuela de Madrid a la que también ha sido invitado. «Todo lo que sea necesario para convertirme en un torero profesional, esto es lo que quiero y por lo que voy a luchar». «Es duro no poder ir a la piscina con tus amigos o perderte cumpleaños, pero tengo que hacerlo. Esta oportunidad no la tiene cualquiera y voy a aprovecharla».
Publicado en Levante-EMV