Por Álvaro R. del Moral.
Esperando a Morante… y Roca Rey
No está dando tregua. La lesión de la muñeca de Morante de la Puebla se ha convertido en un quebradero de cabeza para las empresas, un poso de decepción para los públicos y un doloroso rosario de diagnósticos y rehabilitaciones e infiltraciones para el propio matador que, visto lo visto, se ha decidido a cortar por lo sano; al menos hasta el próximo día 21 en la plaza de Salamanca. La decisión se tomó tras pasar por Ronda. Morante no quería perderse por nada del mundo esa lujosa cita goyesca que, hoy por hoy, no se entiende sin su nombre. Pero ya no se podía prolongar más una situación que había convertido su presencia en las ferias en una pura intermitencia, poniendo toda la carne en el asador para cumplir según qué citas.
Su apoderado, Pedro Marques, hablaba días atrás en el diario El Mundo de una necesaria intervención que tendrá que esperar. El objetivo pasa por poder cumplir los trascendentales compromisos del final de temporada: son dos tardes de máxima expectación en la feria de San Miguel de Sevilla –incluyendo la despedida de El Juli-, la corrida de los Desamparados en Valencia y la del 12 de octubre en Madrid antes de que, previsiblemente, concluya la campaña vestido de corto en el festival a beneficio de las obras sociales y asistenciales de la Hermandad del Rocío de Triana y la Fundación Alalá. El festejo, organizado por Litri y los hermanos Fermín e Iván Bohórquez se moverá hasta el domingo 15 de octubre para que el matador de La Puebla pueda estar presente. Con permiso de su muñeca…
Una pierna que tampoco da tregua
Pero el nombre de Morante no es el único que se está cayendo de este tramo final de la peculiar temporada 2023, descomponiendo los planes de las empresas. Roca también se vio obligado a parar después de cumplir con la cita rondeña, que acabó con los tres matadores pasando por el hule, afectados por las secuelas de lesiones anteriores.
La cornada de la pantorrilla –la sufrió en El Puerto el pasado 5 de julio- había seguido en el tiempo a las fortísimas volteretas de Huelva, plaza en la que había reaparecido después de la impresionante paliza sufrida el 25 de julio en Santander que también le costó un tremendo porrazo a Cayetano, otro de los toreros apeados de la campaña.
El problema es la cicatrización y la infección de una herida que, a priori, no preocupaba demasiado. Las complicaciones de la cornada ya le han hecho pasar por distintas manos antes de volver a ser intervenido por el doctor Domingo Jiménez. Y ha tenido que volver cortar, dejando pasar la cita de Valladolid -debutaba con los toros de Victorino Martín- que había marcado como objetivo. Roca aún tiene por delante una intensa agenda de contratos antes de concluir la temporada europea en Sevilla, el 30 de septiembre. La reaparición, eso sí, se ha fijado para este mismo martes. Será en Murcia, junto a El Juli y Paco Ureña para lidiar un encierro de Victoriano del Río.
Ortega y Luque: un suceso y una reaparición
El toreo es así y ésa es su grandeza. Unos tienen que quedarse en casa curando sus heridas y otros vuelven a echarse a la carretera en tiempo record. Ahí está el caso de Daniel Luque que ha vuelto en olor de triunfo, recuperando de golpe el intenso ritmo de un temporadón que no siempre ha tenido el eco merecido. El torero de Gerena, que sigue pagando facturas pasadas, también cayó en El Puerto sufriendo una impresionante cornada que, literalmente, le sacó las tripas fuera.
Eso habría bastado para acabar con el ánimo de cualquiera pero Luque estaba más preocupado por fijar los plazos de recuperación de la fractura de peroné que acompañó la cornada. El reto, apenas un mes, era más que incierto pero el torero cumplió su objetivo el pasado sábado vistiéndose de goyesco en el bimilenario anfiteatro de Arlés. Lo abandonó a hombros. En su agenda figuran citas de alto nivel, incluyendo la vuelta a Madrid y Sevilla, también amparando la despedida de El Juli, un cartelazo revalorizado que ya tiene agotado todo el papel.
Pero en el epígrafe hablábamos de un acontecimiento. Lo protagonizó Juan Ortega en la feria de San Pedro Regalado de Valladolid. Un paseo por las crónicas y las impresiones de los aficionados en las redes sociales da la medida de las emociones vividas en el coso pucelano con un toro de bandera. El temple, la cadencia y la capacidad expresiva del torero sevillano se fundieron en ese molde, rabiosamente clásico, que se ha ido aliando con el oficio y la técnica necesaria para fluir sin obstáculos. El concepto de Ortega, que pasó de la nada al todo en una tarde veraniega de la pandemia, necesitaba de esa cocción a fuego lento. Qué lujo de torero…
Publicado en El Correo de Andalucía