La categoría de Sevilla es intocable.

Hay “aficionados” que, presumiendo de exigentes, quieren dar la sensación de que saben más que nadie.

Por Luis Carlos Peris.

Servidor de Dios y de usted, querido lector, difícilmente puede asombrarse de nada de cuanto ocurre.

Tampoco se extraña de lo que pasa en el planeta taurino, por lo que tiene asimilado que haya aficionados que, presumiendo de exigentes, quieran dar la sensación de que saben más que nadie. Y uno, que vio salir por la Puerta del Príncipe al Bala y que cuando el Benítez cortó el rabo dio pie para que muchos dudaran de la categoría de la plaza de toros de Sevilla, no se extraña de que haya quienes la cuestionen porque Sebastián Castella salió en hombros al Paseo de Colón.

Parece como si fuera obligatorio torear como torea Morante para salir por esa puerta tan soñada y lo cierto es que Castella, el mejor torero que parió Francia, estuvo muy bien y que el público de Sevilla, como aquella tarde con El Bala o como cuando El Cordobés, pidió los premios y punto, no hay más.

Publicado en El Diario de Sevilla

Deja un comentario