Una gran corrida de toros que no fue aprovechada.

Extraordinaria corrida de Santiago Domecq en La Maestranza.

Por Paco March.

No era este un cartel de relumbrón, algo más de un tercio del aforo de La Maestranza cubierto, pero resulta que ha sido una corrida de toros de esas que los aficionados estarán hablando durante días en los mentideros taurinos sevillanos. Porque más allá de los triunfos de los toreros, dos orejas David de Miranda y una José Garrido, se vivió la emoción del toro, la bravura, la entrega, todo aquello que da sentido al toreo y tantas tardes ausente.

Los toros de Santiago Domecq -las figuras dónde están- lucieron trapío irreprochable en sus armónicas hechuras y, con su encastado comportamiento, mantuvieron la atención del público en el transcurso de todas las lidias, pero hubo uno, el que hizo quinto, Tabarro, de 535 kilos, que hizo méritos para un indulto que la plaza pidió pero el usía se puso estupendo y con neroniano gesto dijo que a matarlo. Es más, ni siquiera sacó el pañuelo azul para premiarlo con la vuelta al ruedo póstuma. Ver para creer.

Lo que sí se vio fue un toro de encastada nobleza, que acudía pronto al cite, seguía la muleta con humillación y repetía las embestidas. Con él David de Miranda, que torea poco y tiene buen corte de torero, estuvo entregado, firme y toreando con ajuste y ligazón. Mérito el suyo encauzar aquel torrente desbocado de bravura.

El público vivió las últimas series en pie y agitando pañuelos pidiendo que el toro regresara a la vida regalada en la dehesa para seguir perpetuando su sangre brava pero, decíamos, el inquilino del Palco pensó que no era para tanto. Cúchares le perdone.

Dos orejas de Tabarro paseó David de Miranda, otra cortó José Garrido al primero, que ya dejó ver lo que vendría después, al que toreó con variedad y buen oficio (en su segundo propició un gran tercio de varas dejándolo en largo para que se arrancase al picador en emocionante galope) y el mexicano Leo Valadez , valeroso, no acabó de aprovechar a los dos de su lote.

Al final el ganadero, desde su localidad en el tendido, tuvo que saludar la ovación del público, reconocimiento a un criador de toros bravos que hace honor a su estirpe

Honor para él, con Tabarro en la memoria.

Publicado en La Vanguardia

Deja un comentario

Descubre más desde DE SOL Y SOMBRA

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Descubre más desde DE SOL Y SOMBRA

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo