“El Castella de este año va a sorprender” por Sebastian.

Le Coq a Vuelto
LE COQ HA VUELTO

ENTREVISTA PUBLICADA EN EL DIARIO ABC Y REALIZADA POR ROSARIO PÉREZ

No fue fácil el 2008 para Sebastian Castella por diferentes motivos. Sin embargo, el invierno americano parece haberle devuelto al sitio perdido, y en España ha aterrizado de nuevo el gallo de pelea francés con los espolones afilados. -Pues sí. Cuando uno va madurando como persona y torero, se marca nuevas metas y aumentan las ambiciones. Todavía no he hecho ni la mitad de lo que quiero. Lo que he logrado no me vale. Nunca estoy conforme.

El sufrimiento interno debe de ser entonces muy grande. -El que mejor se conoce es uno mismo. Sabe cómo ha sido el toro y cómo ha estado. Pero no me juzgo hasta el punto extremo de hacerme daño.

Un filósofo de su tierra, Voltaire, sentenció que el valor es saber sufrir. -Estoy totalmente de acuerdo: es saber sufrir, aguantar y dominar el dolor con la mente, como cuando te coge un toro. Es difícil decirlo, más hacerlo, pero yo sé de lo que hablo.

-Si el valor se va, ¿vuelve? -El que lo tiene, lo tiene siempre. Eso de que se va por el agujero de las cornadas es un cuento. Porque los toreros de valor se vuelven a poner siempre en ese sitio e incluso a veces con más autenticidad.

-¿Hay que racionarlo como el soldado en la guerra? -Hay días en los que hay que poner toda la carne en el asador y pasar los límites. Los que no son capaces no alcanzan la misma verdad ni emoción.

-¿Le asusta algo? -La indiferencia. Cuando uno torea y no hay ni oles ni pitos, es lo peor. Después, no hay nada que me asuste.

Zabala de la Serna escribió en Fallas: «Le Coq ha vuelto». -Y no se ha equivocado. Voy a intentar hacer todo lo posible para que siga siendo cierto y no defraudar.

-¿Cómo fue esa tarde con José Tomás en Valencia? -Que sea José Tomás u otro me da igual, porque quien tenía enfrente era un toro. Era mi primera tarde en Europa en un cartel de máxima expectación. No salí a hombros, pero estuve a un nivel muy alto con un lote inservible. Lo importante de lo que va de año es la regularidad. Y la espada.

-¿Cómo vivió la experiencia de la corrida picassiana en Málaga? -Fue muy bonita. -Cortó dos orejas y le robaron otra. -Parece que tengo algo con los presidentes: en Málaga, Madrid… Se acordarán de Napoleón…

-Su terno, inspirado en el «Arlequín», y el capote de paseo de las «Damas de Avignon» fueron los más picassianos. -Fue un traje muy torero y el capote, una maravilla. No era fácil acertar ni todo el mundo es capaz de salir con un vestido pintado.

-¿Por qué cree que hoy los toreros no tienen tanta comunión con los artistas como antaño? -Tal vez no se hayan hecho las cosas adecuadamente. Habría que recuperar ese romanticismo entre artistas y el arte, pero siempre primando el respeto y el misterio, que se pierde si se divulga demasiado.

Picasso aseveró: «La pintura es mas fuerte que yo. Siempre consigue que haga lo que ella quiere». ¿En su caso, quién domina, el hombre o el torero? -De primeras diría que el torero, porque cuando me enfundo el traje me pongo chulo en la plaza. Pero la verdad es que en la vida real también tengo las ideas muy claras, con lo cual digamos que la única frontera es el traje de luces.

-En Arles brindó un triunfal duelo con su compatriota Juan Bautista. ¿Satisfecho? -Para nada, porque no estuve del todo a gusto. Triunfé, pero no es suficiente. Nos queda torear en mi casa, Béziers.

Y en mayo se anuncia en Nimes en un mano a mano crucial con Miguel Ángel Perera. -Para mí será una corrida más. Habrá un ambiente especial y quizá más morbo por la polémica generada, pues no nos hablamos. Pero la afronto como una fecha más.

-Ahora le aguardan dos citas en Sevilla (más otra en San Miguel) y tres en Madrid. ¿Le impone? -Impone más cuando uno no está puesto y está en su casa. No torear mata de rabia. Ahora estoy feliz, aunque por supuesto hay nervios y presión. Si me anuncio tres tardes en la plaza más importante del mundo, es porque quiero y porque soy capaz de sobreponerme a ello. Luego se hará lo que se pueda y será lo que Dios quiera. Madrid pide mucho. Y yo iré a jugarme la vida de verdad, que es lo que quiere y se merece su afición.

-¿Cuál es la fórmula de un torero para pasar de la ausencia en el ruedo a hacerse presente y dueño de una tarde? -La gente tiene que entender que uno es humano y no es ninguna máquina. Claro que hay tardes en los que uno se «programa» y piensa: «Hoy no voy a fallar». Desde que me pongo el vestido de luces, quiero ser distinto a los demás y que se fijen en mí.

Ponga un eslogan para publicitar su temporada y que el público no se pierda sus paseíllos. -Escribiría: «El Castella de este año va a sorprender».

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