La comunidad taurina claramente se divide en dos; los de plantón y los de planta. Unos van a la Plaza y otros a las Embajadas. Unos son aficionados activos y otros agitadoras vuvuzelas. Unos tienen torería y otros de taurinería.
Por: Puntillero – De SOL Y SOMBRA.
Seguía pensando que conocía la fauna taurina. Esas alimañas, como algunas que salen en las Plazas de Toros y que espían quedándose por debajo, tobilleros y peligrosos. Y es que el toreo hoy padece, no crisis, sino decadencia de aficionados.
Claro, en la política del “Yo ya no voy” O “¿A qué voy?” Que impulsan muchos aficionados han influido indudablemente las trampas y la baja calidad del espectáculo taurino que ciertas empresas ofrecen, así como la nula promoción que el mismo tiene.
Sin embargo, en medio de estas causales de improcedencia taurina meramente, mismas que son las que tendríamos que atacar, la aparición de la prohibición catalana ha provocado que algunos taurinos en México estén comprando pleitos ajenos, vociferando y descendiendo al mismo nivel intelectual de aquellas personas cuyos gustos o intereses son teóricamente contrarios al espectáculo taurino.
Un periodista y taurino en serio como lo fue “Don Dificultades” decía: “Descender en una conversación al insulto otorga la razón en esa medida a quien es insultado” Los antitaurinos lo han hecho siempre y parece que en un arrebato los taurinos parecen hacerlo.
Si Rafael Loret quiere seguir haciendo del Toreo, de la literatura taurina y del ser del aficionado taurino, un mero acto social o ahora “político”, pues ello le da un status de “Alta Opinión” taurina, que lo haga solo pues primero tendría que hacerlo en la Plaza, cada ocho días, toree quien toree, se televisen o no las corridas, sin vociferar, sin dejarse enganchar, con temple.
Claro porque éste ahora irreflexivo cronista taurino, faceta antes respetada por éste “Puntillero”, ha comprado el tópico de la “defensa de la fiesta” de la “protesta” a gritos ignorando lo que ya hemos explicado en este querido espacio taurino. La fiesta de los toros no se defiende, se explica, la defensa destruye, la excepción salvaguarda.
Y a partir excepciones taurinas habremos de superar el embate. Con inteligencia, no con riñones, esos van bien dentro del ruedo no fuera, y mucho menos a gritos.
¡Qué buena impresión darán los taurinos! En horas y en día laborable, las horas de entrenamiento para los toreros y en una zona compleja. Claro como aún creen que “trabajo que no da para levantarse a la una de la tarde…” Yo me pregunto, la plaza de toros ¿Acaso no es el foro y el lugar para expresar nuestra afición? ¿No debiéramos de ir primero a la Plaza?
Claro, lo toros dan cornadas en las Plazas no en las banquetas de Polanco. Si los toros no dieran cornadas seguro que acudiríamos a los plantones pero no, los aficionados de planta y que tienen planta torera, no necesitan del plantón. Como no necesitan de parones los toreros que pueden torear ganando pasos.
Hay que hacer las cosas con categoría con planta torera no a platón.
Y es una pena que algunos taurinos con tal de quedar bien con aquel que les firmó la contraportada de un libro, a quien han seguido con fervor, se vean entre la espada y la pared. Porque el autor de “Dos Colosos” ha puesto a dudar a diversos grupos taurinos, desde bibliófilos taurinos hasta Porras y Peñas.
A otro célebre cronista, viejo conocido de “Rafaelillo” -me refiero al cronista- desde su palacio en Portales extrañaba la conducta del yucateco refugiado en Madrid hace unos años.
“Algunos de esos benditos que creen en el Bardo como en el vértice de un Hidalgo, cosa que con halago agradezco, han preguntado por lo más apropiado para salir en defensa de los festejos del toro y del torero, lo mismo aquí que allá. El resultado que aplico es el mismo. Con la pasión y convicción con la que los toreros ganan los trofeos y los encabezados de los periódicos tenemos que ir a la plaza, eso haría más ruido y atrae más la tención que un plebiscito populista”
No siempre concuerdo con la opinión de El Bardo de la Taurina, ese fantasma de café taurino y de jueves en “La Prensa” pero en esta ocasión tiene razón. “La categoría no puede adquirirse a gritos”.
El autor de “Silverio Pérez, Diamante del Redondel”, libro que Loret presentó en Madrid, encuentra mucho más útil acudir a la Plaza, es lo que vale al final y también concuerdo.
Sí, porque echar planta torera equivale a resolver los problemas técnicos y mentales de la lidia. Trasladar la norma fría de la tauromaquia a la candente arena y ahí, donde los toros sí dan cornadas, tenemos que acudir a ser testigos, a protestar por la calidad del espectáculo, por su mejora, no a gritos, con empujones, tirones ni mucho menos enganchones.
Cuando los aficionados pagan un boleto y se les engaña tienen la facultad de exigir, ese derecho que reviste el hecho mismo de acudir a la Plaza.
¿Cómo exigir si no se acude y no se paga? Si los que se dicen aficionados taurinos solo van cuando su entrada se las otorga una cámara o micrófono de televisión para mostrarse en el acto social llamado “Temporada Grande” no tienen derecho a alborotar.
A menos que, como ocurre siempre en muchos casos taurinos, haya un interés oculto.
Twitter: @CaballoNegroII.
2 respuestas a “Los Plantones y la Planta – Dos Formas de Afición Taurina.”
Lo felicito por abordar con valentía y certeza el “plantón” que propuso el Sr. Loret de Mola, coincido con usted: no nos toca a nosotros comprar pleitos ajenos. Me hizo usted recordar con gusto a Don Difi, a quién tuve la fortuna de tratar, por ser un amigo de mi padre Francisco García Reyes. Soy ferviente lectora del Bardo de la Taurina, a quien considero
ser de los pocos que escriben con la verdad y honradez de un buen periodista. Reciba mis atentos saludos y otra vez enhorabuena por su artículo.
Gracias Doña Gabriela…
Esperando platicar de toros con Ud. algún día.
Un Saludo.