
Por Luis Cuesta
Dice el gran Sthapane Hessel que la indignación debe ir seguida del compromiso, algo que los del tendido siete de Madrid deberían de tomar en cuenta en su filosofía. Sin embargo ese grupúsculo de aficionados que despiertan sentimientos encontrados en las Ventas, se ha quedado solo en la indignación, en la oscuridad y San Isidro tras San Isidro se están convirtiendo en una minoría gritona, molesta, pero que ya no pesa como antes. Ayer quisieron arruinarle la tarde a Cesar Jiménez y a pesar de sus gritos de ¡Ignorantes! al resto de los aficionados que pedían la oreja para el matador se vieron derrotados, disminuidos por una masa de aficionados que ayer impuso su criterio y su mayoría. Que por eso es este un espectáculo democrático.
Ayer la suerte, la gente y el ganado estuvo del lado de Cesar Jiménez, que se llevo un gran toro de Peñajara y un sobrero de Carmen Segovia, corrido en quinto lugar, que le permitieron cortar dos orejas, una y una. Suficientes para abrir la puerta grande de las Ventas.
“Rodalito” de Peñajara era un toro para vacas sin lugar a dudas y con el que Jiménez estuvo bien, normal, pero sin armar un escándalo lo cual es una pena. El planteamiento de la faena fue el correcto pero falto la pasión, quizás torear mas con el espíritu para romper y no dejar dudas. Me decía un amigo “parece que este Jiménez torea mejor de rodillas que de pie” y es que el comienzo de su faena de muleta de rodillas fue quizás lo mejor y una serie por naturales. Mato de un estoconazo y el público pido fuertemente la oreja. “Rodalito” que además cumplió con creces en el caballo y en las banderillas, fue fuertemente ovacionado en el arrastre, un toro que para mí es hasta ahora, el toro de la feria por mucho.
Con el de Carmen Segovia se vio mejor, aunque el toro era un tanto incierto, pero a base de exponerle y aguantarle mucho logro estructurarle la faena. Cuando ya tenía la oreja ganada los del siete se alarmaron ¿cómo? Dijeron. ¿Si lo mata bien le corta la oreja y sale a hombros? Y comenzaron a protestarle todo, pero Cesar muy decidido se tiro a matar y le tumbo una oreja a su enemigo. Al final salió feliz a hombros sin inmutarse, porque dos orejas en Madrid no cualquiera.
El resto de la corrida de Peñajara no fue ni el 10% de “Rodalito” para mala fortuna de Eugenio de Mora y Javier Cortez. Ambos diestros estuvieron valientes y voluntariosos, pero los toros que les tocaron en suerte fueron muy complicados. El cuarto de la tarde brinco al callejón y puso a todos a correr, afortunadamente no paso a mayores.
Resumen del Festejo
Toros de Peñajara, -el quinto, devuelto-, muy bien presentados, serios, con cuajo, muy mansos, desclasados y peligrosos; el segundo, bravo y noble. El sobrero, de Carmen Segovia, bien presentado, inválido y descastado. Eugenio de Mora: estocada caída (silencio), estocada (silencio). César Jiménez: estocada (oreja), estocada (oreja protestada). Salió a hombros por la puerta grande. Javier Cortés: pinchazo, bajonazo y cuatro descabellos (silencio), pinchazo y estocada (silencio). Plaza de Las Ventas, 31 de mayo. Vigesimasegunda corrida de feria. Casi lleno.
Twitter: @LuisCuesta_