
Por Francisco Baruqui
En el toreo, y más cuando de noveles se trata, resulta fundamental analizar las condiciones con las que cuentan a fin de poder llegar a descollar en la tan hermosa cuanto difícil profesión. Así…
Así, el valor, la entrega, las manifiestas ganas de sobresalir basado todo en lo que dentro de sí cada torero tenga, que por la expresión de crear arte frente al riesgo, cada artista, — si lo tiene –, intenta transmitir su mensaje al público de los tendidos.
Bajando considerablemente la entrada, aproximadamente a unos mil quinientos concurrentes, se dio el festejo con un encierro De Haro, terciado, exhibiendo pobreza en sus testas que los taurinos definen como “cómodos”, predominando pelaje cárdeno en tonalidades distintas y un sobrero de regalo de Pepe Garfias, que a decir verdad, resultaron muy manejables, varios con recorrido y cadencia, con claridad en las embestidas dejando hacer a los de a pie toda vez que se dejaron pegar en las puyas.
Insisto, con matices, pero embistiendo todos estando a la postre muy por encima de sus matadores que se vieron impotentes para tocar pelo dejándolos ir completos al desolladero. Desperdiciados, pues…
Los alternantes, matizando también, dejaron ver pocas, muy pocas, poquísimas cualidades y sí en cambio muchas, muchísimas carencias dejando ir una oportunidad en una plaza como la de Guadalajara con astados, repito, que merecieron más.
Santiago Fausto tiene buena planta manejando mejor la capa al bajar las manos y quitando por gaoneras que se le corearon, para con la muleta dejarse ver verde y justito de valor con sobrado movimiento de zapatillas en unas formas envaradas costándole mucho el ir pa álante. Mató cuatro reses, una en substitución de Ortíz que resultó herido y obsequiando un reserva para dar pases, muchos pases en una labor ausente de estructura, de trazo, de ritmo destacando algunos muletazos aislados que tibiamente se le agradecieron. Sabe alargar el brazo habilidosamente al entrar a matar, pero se sale mucho del embroque, razón por la cual le resultaron las estocadas sobradamente defectuosas.
De Carlos Rodríguez debo decir que la quietud ni el embraguetarse a los bureles están entre sus condiciones ya que sin lucir para nada con el percal, con la zarga, ante los tres a los que se enfrentó, manifestó que no se queda quieto ni entrenando en un toreo a distancia, — cómo se alivia despegándose al máximo –, en tres trasteos en los que, tras de andar perdido con los aceros, pitos, pitos y más pitos fue lo que cosechó. Medite joven sobre su futuro que…
Por cuanto al novel galo nacido en Beziers Cayetano Ortíz, dejó ver buenas maneras con el capotillo y en algunos momentos con la muleta en toreo por abajo por los dos lados y con ambas manos antes de ser cogido secamente llevándose un cornada, no de gravedad por fortuna y un tremendo porrazo que le provocó conmoción cerebral siendo retirado a la enfermería.
Poco se le pudo ver para hacer un juicio de sus posibilidades aunque sí externó que conoce el oficio y tiene bases de cierta técnica que bajo la mirada de su mentor, el matador de toros en retiro Roberto Fernández “El Quitos” que mucho conoce de esto, seguramente podrá avanzar en el rodaje de su incipiente carrera novilleril, lo cierto….
Lo cierto es que como en el argot decimos: MUCHOS SON LOS LLAMADOS PERO… PERO POCOS, MUY POCOS, POQUÍSIMOS LOS ESCOGIDOS…