Roquetas de Mar finalmente se convierte en una feria taurina de éxitos.

De SOL y SOMBRA.

La Feria de Roquetas de Mar es un ejemplo en tiempos de crisis. Desde el viernes con la novillada de las escuelas taurinas, hasta ayer, tres grandes entradas, con lleno absoluto el domingo. Ganaderías de garantías, las figuras del toreo y precios asequibles, son los ingredientes para que esta feria funcione. En la novillada de promoción debutó de luces un alumno de la Escuela de Tauromaquia de la Región de Murcia, Fran Ferrer, que no llegó a pasear trofeo, pero dio una buena imagen, mostrando disposición.

Lo serio comenzó el sábado con una corrida mixta que tuvo dos nombres propios, el de El Fandi y el del toro ‘Atento’, lidiado en quinto lugar e indultado por el granadino, que brilló en una corrida mixta en la que se lidiaron a pie astados de Juan Pedro Domecq y de Fernando Sampedro para rejones. Fandi se llevó el lote y toreó extraordinariamente al natural a su primero. Hizo quites, dio espectáculo en banderillas y le formó un lío al toro indultado, con el comenzó su faena de rodillas en los medios, incluyendo dos circulares completos que pusieron al público en pie. Su actuación se saldó con tres orejas, al birlarle la presidencia la segunda de su primer enemigo y el rabo simbólico del astado al que se le perdonó la vida. Una oreja se llevó también Miguel Ángel Perera, que toreó al ralentí al que cerró plaza. Acompañó a Fandi en la salida a hombros el rejoneador Hermoso de Mendoza, al cortar dos orejas al cuarto de la tarde, por una labor pulcra, con dominio de las monturas.

La corrida del domingo había levantado una expectación desbordada, hasta no quedar un hueco libre en los tendidos de la plaza. Tuvo la de Cuvillo menos presencia que la corrida de Juan Pedro, pero si hubieron toros encastados como el cuarto al que El Juli dominó en una completa faena, en la que llevó al astado en muletazos largos y mandones con media pañosa arrastrando por la arena y el toro siguiendo el trapo con emoción. Lo empañó con la espada, cosa rara en el madrileño, que pinchó hasta en cuatro ocasiones, quedando su premio en la oreja cortada al sobrero que sustituyó al astado que abrió plaza.

Manzanares lanceó con buen son a su segundo, un animal noble con el que se rebozó en la muleta en series bien compuestas por ambos pitones. Una media estocada le obligó a descabellar, obteniendo una oreja de este ejemplar. El quinto fue un toro bravo que apretó en el caballo que hacia la puerta en un gran puyazo de ‘Chocolate‘. De mitad de faena hacia delante lo bordó José Mari, cuando le cogió el pulso a las buenas embestidas para torear con ritmo y compás. Hubo conato de petición de indulto atajado con una media estocada en la suerte de recibir. Dos orejas y ovación al toro.

Talavante no pasa por un buen momento, es evidente, pero aun así a medio gas tambièn triunfo: dos orejas (polémicas) a su primero, y otro apéndice a su segundo. (Francisco Ojados)