De SOL y SOMBRA.
En los informativos, especialmente de televisión, se ha vuelto a repetir la infamia de relacionar la tradición del llamado Toro de la Vega con la tauromaquia. En cualquier noticiero hemos podido oir eso de que “los defensores de los animales se enfrentan a los taurinos por la cruel muerte de un toro en Toredesillas”.
Una vez más la desinformación, la ignorancia y la repetición de tópicos se mezclan para hacer daño a quien nada tiene que ver con la barbaridad de pereseguir, enloquecer de pánico y matar con crueldad y alevosía a un toro, es decir, a la fiesta de los toros, al toreo, en una palabra. Un taurino, colegas de los informativos audiovisuales, no es ese canalla que a caballo y lanza en ristre masacra a un toro indefenso a campo abierto.
Entérense de una vez: un taurino, es decir un aficionado, un profesional o un simpatizante de la fiesta nada tiene que ver con esas “tradiciones” donde la gente se divierte con la totura impune. El taurino, como despectivamente dicen estos colegas, es alguien que paga para ir a una plaza donde un hombre se juega la vida sin otras armas que su valor, su pericia y un trapo, llámese capote o muleta. En este ritual se crea belleza y se pasa miedo, ambas cosas a la vez. Y miren por donde este año 2013 ha sido especialmente sangriento en los ruedos, con numeroros y graves heridos, desde figuras como Morante de la Puebla o El Juli, hasta modestos subalternos como David Adalid o El Niño de Leganés, entre otros muchos.
Desde luego ninguno de ellos ha estado a punto de dejarse la vida en Tordesillas. Tampoco Paquirri o El Yiyo murieron en este tipo de fiestas populares. Una cosa es la crueldad de la caza y del Toro de Tordesillas y otra muy distinta la tauromaquia, ese ritual que inspiró a Lorca, a Alberti, a Picasso o al mismísimo Francisco de Goya. A ver si ya se enteran, niñatos.
Via: http://www.marca.com/blogs/en-todo-lo-alto/2013/09/18/el-toro-de-la-vega-una-infamia-contra-la.html