Enrique Ponce un torero para la historia.

20131223-084208 a.m..jpg

Por Sergio Aguilar

‘El libro por sobre todas las cosas refleja mi concepto del toreo, mi idea de la forma en que se debe ejercer esta maravillosa profesión y, además, registra lo que ha sido mi trayectoria desde mis años de becerrista hasta las más recientes temporadas’, nos comenta Enrique Ponce en una charla que mantuviéramos hace pocas semanas a propósito de la publicación de la obra Un Torero para la Historia escrito en forma conjunta con Andrés Amorós y publicado por la editorial La esfera de los libros.

El maestro del toreo y el literato recorren en las casi cuatrocientas páginas del texto la asombrosa trayectoria de Enrique Ponce a partir de aquella tarde de 1980 en la que, con apenas ocho años, el niño prodigio instrumentó sus primeros muletazos que le valieron su debut como becerrista una semana después y, de allí en adelante, el consagrar su vida a la fiesta de los toros.

Enrique Ponce un torero para la historia, contextualiza en tres apartados y refiere en treinta y ocho capítulos la vida, la persona y la tauromaquia del famoso lidiador, cuya dimensión alcanza a conmover al gran Mario Vargas Llosa quien prologa el documento histórico.

La circulación del libro, ya en su segunda edición, coincide, nos explica Ponce, “con el momento de madurez, poso y condición física, que, al conjuntarse, me permiten sentirme a gusto delante de los toros, al punto que si lo permiten, mi toreo supera lo técnico y adquiere un nivel de vivencia espiritual que siento y surge de lo más profundo de mi ser y así lo expreso”.

En efecto, en aquellas ocasiones, el toreo luminoso de Ponce aparece y asombra; sin embargo, el espada sostiene que frente al toro complejo, ha adquirido una seguridad dominadora que le permiten resolver sin aspavientos y eficacia las dificultades que impone este tipo de reses. Sin falsa modestia, Enrique insiste en subrayar que “cuando mejor dice el toreo es cuando enfrenta al toro que admite una mágica fusión con el hombre, para que brote el arte de acuerdo al momento y al estado de ánimo, del que depende el contenido, la forma y en especial, el tono de la faena.

Al invitarnos a recorrer las páginas de la publicación biográfica afirma que ésta llega “en un momento de estabilidad muy importante, pues disfruto de mi profesión, amo lo hago, y trato de asimilar mi carrera y lo que represento en el toreo”.

Ya con el libro en nuestras manos encontramos el notable prólogo de Vargas Llosa en el que asienta ideas rotundas sobre la fiesta de los toros, su significado y, claro está sobre Enrique Ponce; conceptos como los siguientes:

“En estas páginas vemos revivir la historia, el misterio, la belleza, el riesgo, la gracia y la vitalidad que tienen las corridas de toros y la manera como ellas se encarnan en un diestro que, desde su más tierna infancia, comprometió su vida a esa vocación que lo ha llevado a enfrentarse y lidiar más de dos mil corridas de toros. Es decir, a entregar prácticamente toda su existencia, jugándose en ello la vida, en crear esa forma de expresión artística, el toreo, una de las más intensas de las bellas artes y, a la vez, la más frágil y efímera, pues al igual que la danza y la música vive fugazmente para luego desaparecer de la realidad y sobrevivir solo en la memoria.

En las páginas de este libro, el lector descubre que Enrique Ponce no solo es el gran torero que sabemos, alguien que domina todos los secretos y las técnicas de la fiesta, cuya historia conoce al dedillo; también que hay en él un espíritu generoso hacia quienes practican este arte y un maestro en el que nunca han decaído la responsabilidad y la pasión con las que ha practicado el toreo a lo largo de su vida.

He leído este libro con mucha emoción porque, desde la primera vez que lo vi torear, hace ya muchos años, tengo una admiración enorme por Enrique Ponce, por su valentía, su elegancia, su seriedad, su coraje, y porque, en multitud de ocasiones, he visto como sus faenas encendían a las plazas y nos recordaban a qué extremos de perfección podía llegar, gracias a él, el arte del toreo. Estoy seguro de que no solo los admiradores de Enrique Ponce, sino todos los amantes de la tauromaquia leerán estas páginas con el entusiasmo y la felicidad con que las he leído yo, adentrándome gracias a ellas a la intimidad más recóndita del mundo de los toros, de lo que hay en el ritual religioso, de intuición e imaginación y, también, de riesgo, intriga, melodrama. En otras palabras, cómo taurino, símbolo y reflejo de la condición humana.

Tras las incontestables frases del Premio Nobel de Literatura, los autores Andrés Amorós y Enrique Ponce emprenden un relato documentado con decenas de crónicas de prensa, anécdotas y fotografías de un ejercicio profesional que no tiene precedente en la historia de la tauromaquia, sintetizan la misma en la lidia de más de cuatro mil toros, el indulto de cuarenta, entre los que se menciona a Gobernador de la ganadería ecuatoriana de Huagrahuasi cuya vida fue perdonada el 26 de noviembre de 2011, en la Plaza Monumental de Toros Quito, cosa curiosa y triste, durante la última feria Jesús del Gran Poder que se llevó a efecto, de la que, a la postre, sería declarado triunfador.

Se anota además que, durante diez temporadas seguidas, el ya inmortal espada toreo más de cien corridas por año en las que supo abrir las puertas grandes de las plazas más exigentes de España, Francia e Hispanoamérica. Como detalle sobresaliente se apunta que recibió en España la Medalla de Bellas Artes y el nombramiento de académico.

Más allá de un detallado tránsito vital del personaje, el libro concluye que Enrique Ponce no es solo una figura de época, sino un auténtico torero para la historia.

Vía: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/enrique-ponce-un-torero-para-la-historia-597499.html

Una respuesta a “Enrique Ponce un torero para la historia.”

Deja un comentario

Descubre más desde DE SOL Y SOMBRA

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Descubre más desde DE SOL Y SOMBRA

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo